sábado, 27 de diciembre de 2014

Parte de la Fortuna en la carta natal. De Celisa Beranger









Por recomendación de mi amiga Toñi Bejarano.

Mediante no pocos ejemplos ilustrativos, el lector encontrará aquí un acercamiento diferente a la lectura de la carta natal, basada en la incorporación de antiguos elementos que se han perdido en el transcurso de la historia. Asimismo, tendrá oportunidad de experimentar con nuevas técnicas de pronóstico, algunas de las cuales nunca antes fueron editadas en lengua española.

Anteriores a las casas, los partes constituyen una de las herramientas más antiguas de la astrología clásica occidental. La Fortuna y el Espíritu, los partes de la Luna y del Sol, se destacaron con relación a los demás partes, hasta el punto de alcanzar la misma relevancia que el Ascendente, el Sol y la Luna. Pero el Parte de la Fortuna incluso tenía una pequeña prioridad respecto del Parte del Espíritu.

Este libro presenta los diversos significados de estos partes destacados y un método para la interpretación en la carta natal no sólo de éstos, sino de cualquier parte.

Además de en la carta natal, el Parte de la Fortuna también es abordado en las técnicas que lo desarrollan en el tiempo: revoluciones solares, progresiones, tránsitos y carta diaria.

El libro incluye diversos ejemplos que le permitirán al lector constatar las amplias posibilidades del Parte de la Fortuna y su importancia en la carta natal y en el desarrollo de la vida. 




 http://www.alfaomega.es/libros/parte-de-la-fortuna-en-la-carta-natal/9789501741308/



viernes, 26 de diciembre de 2014

Una paranoia navideña, los bailes de salón.









Están poniendo un concurso de bailes de salón por la tele y me estoy poniendo de los nervios.....con lo que a mi me gusta bailar y ver a la gente que baila bien.

El baile, esa cosa tan venusiana, cuando se convierte en una competición saca a relucir la componente marciana.

Y ahí es cuando me entra la paranoia.

Veo poses crispadas, movimientos acelerados, y tengo la sensación de que estoy viendo una prueba de atletismo.

Hasta aquí mi reflexión de hoy, con la panza llena y algunas copichuelas de vino.

Pero controlando, creo....vaya.









Las estrellas como deidades . Por Marcelo Pissarro.








 


Artículo editado en la revista Ñ cultura. 25 de julio de 2009. Buenos Aires, Argentina.

¿Son incompatibles la astrología y la religión? ¿La costumbre de ciertos Papas de consultar horóscopos santifica la ciencia de los astros? Los argumentos para descalificarla, esgrimidos por religiosos, académicos y científicos, suelen coincidir. Sin embargo, las predicciones de diversa procedencia gozan de buena salud gracias al sincretismo new age contemporáneo.

A comienzos de 1984 el teólogo Gino Concetti escribió en L\'Osservatore Romano, el periódico del Vaticano, que la astrología y los horóscopos son contrarios a la moral y la fe católicas. Astrólogos y adivinadores le respondieron ofendidos. "Yo soy religiosa y creyente -objetó la astróloga Antonia Bonomi- y con el horóscopo ayudo a la gente a conocerse mejor, no a escrutar el futuro". Lo mismo pudo haberle respondido un psicoanalista o un espiritista.
Quienes se hicieron eco del debate señalaron que ya en los Concilios de Toledo (447) y Braga (561) la astrología había sido condenada por el catolicismo (también se condenó el priscilianismo, doctrina cristiana predicada por Prisciliano en el siglo IV, fundada en los principios de pobreza y austeridad, acaso porque relacionaba los signos zodiacales con las diferentes partes del alma); que en el siglo XV el pensador italiano Giovanni Pico della Mirándola, en Disputaciones adversus astrologiam divina tricem, retomando premisas de San Agustín de Hipona y Marsilio Ficino, cargó contra la astrología al encontrarla reñida con las nociones cristianas de libre albedrío. "La astrología -escribió Pico- corrompe la filosofía, adultera la medicina, debilita la religión, favorece la idolatría, hace a los hombres miserables, ansiosos, fatalistas, esclavos e infelices". Lo mismo pudo haber dicho del psicoanálisis o el espiritismo.
Pero en el debate de 1984, tal como quedó registrado en varios periódicos europeos, también se argumentó que por lo menos tres Papas confiaban en las predicciones astrológicas: Julio II (1443-1513) se coronó el día sugerido por un grupo de astrólogos; Pablo III (1468-1549) pidió a sus astrólogos que le recomendaran a qué hora convenía convocar a los cardenales; León X (1475-1521) nombró a un profesor de astrología en la Universidad de La Sapienza, creada en 1303 por Bonifacio VIII y hoy la más grande de Europa.
En tanto anécdotas reconciliadoras dejaban mucho que desear. Legitimaban la práctica astrológica desde el punto de vista del catolicismo tanto como si se hubiera argumentado que cierta vez Benedicto XVI leyó el horóscopo de un matutino mientras desayunaba, o que una tarde Juan Pablo II abrió una galleta de la fortuna en un restaurante chino. En sus inicios el cristianismo tuvo una buena relación con la astrología, aunque no tardó mucho en asociarla con los judíos, los árabes y los satanistas. En el Medioevo se estableció una "astrología natural" (la que formaba parte de las ciencias naturales, como la astrología médica) y una "astrología judicial" (considerada hereje por la Iglesia Católica). Al final toda astrología acabó "judicializada", pues dejó de formar parte del corpus de las ciencias naturales. "Dios aborrece y advierte seriamente en Su palabra que no se confíe ni en los astrólogos ni en la astrología -escribió una persona sin identificar en un portal evangelista, copypasteado hasta el hartazgo, apoyándose en citas de pastores como Luis Palau o Josh McDowell-. No debemos consultar ni a adivinos ni a encantadores. Si Dios lo determina así, será porque no es algo bueno, no viene de El; y si no viene de El, viene del enemigo". O sea... ¿Árabes? ¿Judíos? ¿Satanistas?
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Astros y culturas. La astrología occidental contemporánea descubrió otras astrologías, como la china, la maya o la hindú.
Los horóscopos y el cristianismo, en cualquiera de sus versiones, no se llevan bien, aunque la mayor parte de los cristianos no estén enterados de la animosidad ni sepan que Dios dejó constancia de su enfado en el Antiguo Testamento (Jeremías e Isaías fueron meticulosos portavoces, y en varios pasajes bíblicos surgen interesantes interpretaciones de por qué Lily Sullos y Ludovica Squirru arderán en el infierno; por ejemplo, Deuteronomio, 4:19: "No sea que alces tus ojos al cielo, y viendo el sol y la luna y las estrellas, y todo el ejército del cielo, seas impulsado y te inclines a ellos y les sirvas; porque Jehová tu Dios los ha concedido a todos los pueblos debajo de todos los cielos". Las críticas cristianas hacia la astrología sostienen que esta última se funda en la irracionalidad y la ignorancia, que no posee una base científica. Curiosamente la mayor parte de la comunidad científica coincide con la perspectiva religiosa, aunque se haya dicho también que la religión -como la astrología- se funda en la irracionalidad y la ignorancia. Pero siempre se pueden encontrar amigos entre los enemigos del enemigo.

Astrólogos y curanderos

En 2005 la revista dominical del diario español El País protagonizó un curioso incidente: se confundieron los términos "astronomía" y "astrología" en un artículo sobre lo primero. Incluso el título de tapa anunciaba: "Cazadores de planetas. Astrólogos que rastrean el universo en busca de mundos desconocidos". Asociaciones profesionales y amateurs de astronomía pusieron el grito en el cielo. Fue como si hubieran insultado el buen nombre de sus madres. "En nuestro gremio -escribió en una indignada carta de lectores un astrofísico de la Universidad de Córdoba- se considera de lo más ofensivo llamar astrólogo a un astrofísico o a un astrónomo. Sería equivalente a llamar curandero a un médico".
Tenía su gracia. Veinte años antes, en septiembre de 1975, casi dos centenares de científicos y académicos (entre los que se contaban dieciocho Premios Nobel) firmaron un manifiesto al que llamaron Objeciones contra la astrología, publicado en The Humanist: "Es sencillamente un error imaginarse que las fuerzas ejercidas por las estrellas y los planetas en el momento del nacimiento puedan determinar de manera alguna nuestro futuro. Tampoco es cierto que la posición de los lejanos astros determine que ciertos días o períodos sean más favorables para ciertas acciones, o que el signo bajo el cual se nace decida la compatibilidad o incompatibilidad con otras personas". Señalaron su preocupación por la creciente aceptación de la astrología en diversas partes del mundo; sostuvieron que en estos días de luz y educación no hay necesidad de dejarse seducir por la magia y las supersticiones. "¿Por qué la gente cree en la astrología? En estos tiempos inciertos muchos anhelan la comodidad de tener una guía al tomar decisiones. Les gusta creer en un destino predeterminado por fuerzas astrales más allá de su control. Sin embargo, todos debemos enfrentar al mundo, y debemos entender que nuestro futuro yace en nosotros mismos, y no en las estrellas".
Ciencia y religión occidental coinciden en que la astrología es una superchería, un pasatiempo inútil en el mejor de los casos y una estafa peligrosa en el peor de ellos. Y aún así, buena parte de quienes depositan su fe en la ciencia o la religión no se privan de curiosear de reojo su signo cuando se topan con el horóscopo en el periódico. "No creo en la astrología -observó el escritor Arthur C. Clarke-. Soy de Sagitario y soy escéptico". Aunque partan de premisas contradictorias entre sí, rezar a alguna deidad, cuidarse de los microbios y descubrir si esta semana habrá suerte en el amor conviven en un mismo universo, un universo coherente y sincrético.
Por ejemplo, una encuesta de 2004 concluyó que el 92% de los estadounidenses cree en Dios, que el 85% cree en el Cielo y que el 82% cree en los milagros; también, que el 34% cree en fantasmas, otro 34% en OVNIS, un 29% en la astrología, un 25%, en la reencarnación y un 24%, en las brujas.
"Lo irritante del espíritu new age -escribió el semiólogo Umberto Eco- es el sincretismo. Y el sincretismo (en su estado puro) no consiste en creer en una cosa, sino en creer en todas las cosas, aunque sean contradictorias entre sí". Y agregó: "No siempre dos cosas pueden ser verdaderas a la vez. Gracias a los alquimistas, Newton nos demostró precisamente que los alquimistas no tenían razón, lo que no impide que sigan fascinándonos. Pero también me fascinan Fantomas, Mickey Mouse y Mandrake, y sin embargo sé perfectamente que no existen".
La astrología, y la forma cotidiana que adopta en el Occidente industrial (el horóscopo distribuido por medios masivos de comunicación), no tiene por qué ser tomada en serio para ser aceptada.
En general no se considera al horóscopo una verdad revelada, observó el antropólogo Marc Auge en 2007. Incluso se lo mira con ironía y escepticismo, pero provee cierta seguridad respecto a las cuestiones importantes (amor, salud, dinero) del futuro inmediato. "Quien consulta el horóscopo sabe que le acontecerán sucesos más o menos favorables, pero el hecho de estar prevenido le consiente de negar la sorpresa. El imprevisto futuro es algo así como neutralizado y, por ende, más fácilmente manejable. El individuo puede creer que controla lo que está por suceder". También se puede leer el horóscopo simplemente como rutina: como se leen las historietas o los clasificados del diario. Se puede prestar atención en radio o televisión por las mismas razones: "¡Uy! ¿A ver qué dice de Piscis?". Las historias de vampiros y zombies son fascinantes, aunque los vampiros y los zombies no existan. Y hoy todos, o casi todos, saben que los vampiros y los zombies no existen.
En términos generales todas las sociedades humanas han tenido conocimientos y creencias astronómicas, si por eso se entiende que establecieron formas sistemáticas de mirar el cielo para encontrar pistas, o causas, de los aconteceres terráqueos y su devenir. También depositaron este conocimiento en un grupo determinado de personas. Establecieron rituales de adivinación. Trazaron maneras específicas de acceder a este conocimiento, de distribuirlo, de emplearlo, de combinarlo con otros tipos de conocimiento, de volverlo parte de la vida cotidiana o su más extraña excepción.
En Babilonia y Asiría la astrología constituía el culto oficial de Estado y de aquí datan los primeros registros documentados (las tablillas conocidas como Enuma anu enlil). Tres mil años más tarde, el presidente Ronald Reagan consultaba a la astróloga Joan Quigley sobre cuál era el mejor momento para dar un discurso o para encontrarse con mandatarios extranjeros. En mayo de 1988 la revista Time tituló: "¡Dios santo! ¿Una astróloga establece la agenda del presidente?". Quigley se encogió de hombros. La astrología es una ciencia, afirmó. Carl Jung hubiese estado de acuerdo, y también Taqi al-Din y Galileo Galilei.
Existe una historia legitimada, enciclopédica. En su usanza occidental, los primeros registros astrológicos proceden de las culturas caldea y babilónica. En la Antigüedad, se practicó en Egipto, Grecia, India y Persia. Los griegos aportaron el sistema astrológico que perfeccionarían los romanos, y los primeros cristianos siguieron la tradición. La práctica se reintrodujo con fuerza en la Alta Edad Media y alcanzó su esplendor durante el Renacimiento.
Nicolás Copérnico, Johannes Kepler, Gerolamo Cardano y Tycho Brahe fueron algunos de quienes pretendieron darle una base científica. El Siglo de las Luces se los tragó a todos y por fin la astronomía moderna se desprendió de la superchería astrológica (unos cientos de años después de que el astrónomo persa Abu Rayhan Biruni, en el siglo XI, estableciera una distinción semántica entre astronomía y astrología). Desapareció y reapareció en los siglos XIX y XX. Entró en los diarios, la radio, la televisión. En 1975 los Premios Nobel ya objetaban. En el siglo XXI el sincretismo había triunfado: se puede creer en todo, aunque se contradiga entre sí.
Acaso el mayor descubrimiento de la astrología occidental contemporánea sea la existencia de otras astrologías, propias de sociedades del pasado o del presente (china, maya, hindú, tibetana, celta, birmana, etc.). El modo en que estas astrologías conviven, se retacean, combinan y sincretizan, el modo en que se convierten en baratijas de mercado y se compran y venden por millones, es fascinante. Qué importa que sean insostenibles desde cualquier perspectiva empírica, epistemológica o teórica. Cuando se la coloca bajo el microscopio, como hecho social e histórico, la astrología es simplemente fascinante. 






jueves, 25 de diciembre de 2014

La incomodidad de los planetas " desterrados ". Por Silvia Ceres.










Frecuentemente se afirma que un planeta en detrimento -presente en el signo opuesto a su domicilio o exaltación- se encuentra debilitado, acrecentando sus facetas maléficas y disminuyendo sus efectos benéficos.

Sin duda una afirmación un tanto difícil de captar, en tanto implica una categórica e incuestionable división entre benéfico y maléfico –como el muchachito y el villano de los western de nuestra infancia- que no resulta tan sencilla, pues ya hemos aprendido a dudar de los buenos buenísimos y de los malos malísimos.

Previo a definir la particularidad del funcionamiento de un planeta en esta posición, vale recordar que el exilio o el destierro era una severa condena para el ciudadano de la Grecia clásica, en tanto lo sometía a una experiencia de extrañamiento como consecuencia del quiebre de los lazos del ciudadano con la polis.

Devenir extranjero, significa entre otras cosas, entrar a un territorio cuyo código resulta ajeno, desconocido. Perder la lengua materna, no se reduce a un problema intelectual sino principalmente a un asunto emocional de percibirse desenraizado, extraño para sí mismo.

Siguiendo la idea del significado griego del castigo al desterrado, podríamos enunciar que un planeta ubicado en el signo opuesto a su regencia carece de empatía con las características del territorio ocupado, y en su necesidad de expresarse, lo hace de manera inadecuada, como una nota desentonada.

El astrólogo vienes Oskar Adler, sostuvo que las posiciones exiladas no son realmente “debilidades” -en el sentido de poca vitalidad en la manifestación- sino más bien una función de los planetas extrañamente intensificada, fuera de foco, en tanto el planeta carece de sintonía con la naturaleza del signo donde se ubica.

En lenguaje coloquial, podría pensarse en un sordo, que como no oye a los demás, habla a los gritos. Por lo tanto, el planeta exiliado muestra una exacerbada vehemencia en su manifestación.

Así es frecuente observar al Sol en Acuario con una actitud arrogante, fruto de la certeza de pertenecer a una aristocracia intelectual rara vez apreciada por el vulgo.

O a una Luna en Capricornio semejante a la madre de Woody Allen, que en su sobre protección interfiere la vida de su hijo cuarentón.

Convengamos que los Mercurios de Sagitario o de Piscis no carecen de elocuencia, más vale cuesta ponerles límites y organización a discursos que fluyen ininterrumpidamente como agua de manantial.

¿Quién no ha observado a esas Venus de Escorpio siempre preparadas para asaltar con su seducción a su posible presa? ¿O a ese Marte de Libra querellante y mandón? ¿O a ese Júpiter de Géminis dispuesto a enseñar todo el tiempo al interlocutor e iluminarlo con su sabiduría?

Ni a ese Saturno en Cáncer, que lejos de perder responsabilidad, aún se reprocha no haber estado allí para impedir que Eva diera de probar la manzana a Adán.

Dejando de lado las descripciones caricaturescas, sería pertinente redefinir la debilidad no como “carencia de…” sino como “exceso de…”.

Según mi criterio, la ignorancia del funcionamiento de planetas en exilio, dio pie en los últimos tiempos, a la interpretación de “personalidad polarizada”.

Así escuchamos afirmar alegremente que un Libra desconsiderado se polarizó en Aries, olvidando que en tanto signo de detrimento de Marte –exilio- y Sol –caída- es un ser necesitado del reconocimiento a su individualidad, pero imposibilitado de afirmar con fluidez su autonomía.

De la misma manera, Tauro resentido, no se polarizó en Escorpio, simplemente es el detrimento de Marte y Plutón y lo que en un escorpiano de ley es la espera paciente de ver pasar el cadáver del enemigo, será para ese taurino una fuente constante de rencor y enfado guardados en su interior como un tesoro preciado.

Sagitario estilo “Wikipedia” no se polarizó en Géminis, simplemente padece de bulimia informativa, debido al exilio de Mercurio. 


Diferentes naturalezas del exilio


Morin de Villefranche indicó que no todos los destierros son iguales y por lo tanto se hace necesario diferenciarlos. La Luna en Capricornio, enclave de Saturno –domicilio- y Marte –exaltación- se encuentra más hostigada que Saturno en Cáncer, territorio de Luna -domicilio- y Júpiter –exaltación-.

De la misma manera, los exilios de Venus son más tensos que los de Marte, en tanto la primera ubicada en Aries o Escorpio, padece la beligerancia de Marte, mientras éste en Tauro o Libra, recibe el buen trato de Venus.

Por supuesto ninguno de nosotros nos sentiríamos cómodos al estar perdidos en una ciudad desconocida, cuya lengua ignoramos. Pero si los transeúntes nos miran con simpatía y sonríen estaremos menos asustados que si nos encontramos en igual situación pero atravesados por miradas hostiles y amenazantes.

Siguiendo la reflexión de Morin, es interesante observar que si al evaluar una carta natal, no perdemos de vista el movimiento planetario implícito en ella, también podemos realizar distinciones.

En aras de la sencillez, acordemos utilizar las direcciones ptolomeicas que permiten el avance constante de todos los planetas de acuerdo a la ecuación de 1º = 1 año, independientemente de la velocidad de su desplazamiento astronómico.

Dejando de lado las luminarias, poseedoras de un solo domicilio y por lo tanto de un solo exilio, encontramos el siguiente cuadro diferenciado de destierros:

Mercurio en Sagitario, pasará a Capricornio -trigonocracia, dignidad menor asociada con un elemento acorde a su naturaleza planetaria, en tanto rige a Virgo, signo de Tierra-. Mientras que Mercurio en Piscis progresará a Aries, signo perteneciente al elemento Fuego, poco afín a su funcionamiento.

Venus de Aries, antes o después ingresará a Tauro -domicilio-. Venus en Escorpio, seguirá su camino hacia Sagitario, sector ajeno a su expresión.

Marte en Libra, se desplazará hacia Escorpio -domicilio-. Marte Tauro, ingresará a Géminis, signo escasamente análogo a su naturaleza.

Júpiter en Géminis, irá rumbo a Cáncer -exaltación-. Júpiter en Virgo, pasará al territorio de Libra, siendo el Aire un elemento extraño para el planeta.

Saturno de Cáncer, progresará a Leo -sale de un signo de exilio para entrar en otro de igual condición-. Saturno de Leo se trasladará hacia Virgo -trigonocracia-.

Algunos opinarán que es hora de abandonar estas antigüedades. Personalmente creo que no es cuestión de excluir sino de incorporar, por aquello de que lo cortés no quita lo valiente. 






martes, 23 de diciembre de 2014

La vigencia del reino de lo simbólico. Por Enrique Eskenazi.










Enrique Esquenazi. Barcelona (España)
Publicado por el periódico La Vanguardia. 10/02/2002. El autor es especialista en simbolismo, astrólogo y ex profesor de Filosofía en la Universidad Nacional de Córdoba (Argentina).
La astrología, de la cual nacerá mucho más tarde la astronomía, es casi tan antigua como el alfabeto y ha sido patrimonio de sociedades tan arcaicas como los asirios y los babilonios. Se ha practicado en culturas tan distintas como la hindú, la china, la egipcia o las culturas precolombinas.
Esencialmente podría definirse, con todas las limitaciones en que incurren las definiciones, como el estudio de las relaciones entre las configuraciones celestiales y los acontecimientos terrenales, sean éstos personales, sociales o naturales. Es asombroso constatar que la humanidad podía determinar las posiciones astrales mucho antes de contar con instrumentos como el telescopio. Es decir, se han requerido generaciones y generaciones de observadores del cielo para poder diferenciar entre las constelaciones de las llamadas estrellas fijas y los planetas (los cuerpos que integran el sistema solar), así como para poder estimar los ciclos planetarios (el tiempo que tarda un planeta en dar la vuelta al Sol).
Es probable que la astrología se haya constituido a partir de la necesidad humana de orientación. Antes de la brújula, los navegantes se orientaban –y también lo hacen hoy– por las posiciones celestiales. Esta necesidad de orientación (palabra que proviene de oriente, es decir, por donde nace el Sol) no era sólo geográfica, sino y ante todo existencial. En medio del laberinto de incertidumbres que configuran la existencia terrenal, el cielo muestra un modelo de orden y de regularidad por ejemplo en los ciclos día-noche, las estaciones, las fases de la luna, y así sucesivamente. La palabra astro significa errante. Es casi natural que el ser humano haya percibido una similitud entre la situación de los “errantes” en el cielo y los errantes en la tierra. Ha habido filósofos que han caracterizado la situación existencial del hombre como errancia, por ejemplo, Kostas Axelos: estamos aquí en la tierra provisionalmente, y nuestro paso por la existencia es asimilable a un viaje.
El tema del viaje y del viajero es tan antiguo que se pierde en la memoria de los tiempos, y se expresa en todas las culturas: desde la metáfora bíblica del pueblo elegido en exilio y en busca de la tierra prometida hasta la “Odisea” homérica, desde el clásico “El mago de Oz” hasta la saga de “Star Treck”.
Los planetas –y en especial el Sol y la Luna– son viajeros que atraviesan diversas estaciones, significadas por los signos del zodiaco. El viaje anual del Sol a través de los doce signos del zodiaco es asimilable a tantos temas míticos como Hércules y sus doce trabajos, o a imágenes simbólicas como la de Cristo entre sus doce apóstoles. Este viaje del Sol por el zodiaco se refleja en las cuatro estaciones terrestres, y ha sido dramatizado como un tema de nacimiento, muerte y renacimiento. Estos ritmos cuaternarios se manifiestan de diversas maneras: las cuatro fases lunares, las cuatro edades de la vida (infancia, juventud, madurez y vejez), los cuatro puntos cardinales, los cuatro momentos fundamentales del día (alba, medio día, ocaso, medianoche), los cuatro temperamentos hipocráticos, etcétera.
En astrología este cuaternario se expresa mediante las imágenes de los cuatro elementos: fuego, tierra, aire y agua. La astronomía se constituye en una ciencia tanto por su método como por su objeto. Su objeto, grosso modo, es el estudio de la naturaleza física de los planetas y del universo. La astrología, en cambio, pertenece a la vigencia del reino de lo simbólico: el astrólogo estudia los planetas como símbolos de experiencias esencialmente humanas (o de maneras fundamentales de categorizar las experiencias). Así, para el astrónomo, Venus es un planeta relativamente cercano al Sol, con una determinada constitución material, mientras que para el astrólogo, Venus simboliza la fuerza de atracción que se expresa en el amor, en la aspiración a la armonía, en la apreciación de la belleza, en la búsqueda del acuerdo, y en lo que los griegos llamaron el ideal de kalo-kagathía: la unidad, la belleza, la bondad. Así, el planeta Venus, más que un objeto en sí, es para el astrólogo un símbolo que puede llegar a manifestarse en una inagotable diversidad: en el plano físico (como las venas del cuerpo), en el plano personal (el sentido de belleza, el establecimiento de sistemas de valores, la capacidad de amar), en el plano social (el matrimonio, las asociaciones), en el plano político (las relaciones diplomáticas, los acuerdos), etcétera.
Es este arraigo en la actitud simbólica lo que, a mi juicio, implica que la astrología no es, ni será, una disciplina científica, lo cual no tiene acento peyorativo: al fin y al cabo ni la filosofía, ni el arte, ni la religión, ni la búsqueda de la felicidad son actividades científicas, ni tienen por qué serlo. Es más, la astrología parte de una actitud ante la existencia esencialmente no científica, basada en el presupuesto de que en el cosmos hay una serie de afinidades o similitudes, de tal manera que todo resuena en todo. Sin duda, hay astrólogos que intentan establecer una justificación científica de la astrología, pero no veo cómo puede probarse que hay una correspondencia objetiva entre la Luna, los sueños, la imaginación, los sentimientos, la intuición, el agua, la familia, el aparato digestivo, la infancia, la madre, la maternidad, la matriz, la brujería, la feminidad... y tantas otras correspondencias que, sin embargo, parecen validadas por la mitología, la poesía o la actividad onírica.
En mi opinión, la astrología pertenece al ámbito de lo imaginario –o para decirlo aún con más precisión, de lo “imaginal”–. La astrología es ante todo un lenguaje surgido de la imaginación, que no es en absoluto arbitrario. La imaginación tiene sus propias leyes, y son estas leyes las que se expresan en la investigación astrológica. Así, hay una técnica astrológica sumamente difundida, que se conoce como progresiones secundarias. Esta técnica consiste en averiguarlas posiciones planetarias a partir de los veinte días del nacimiento de una persona, estableciéndose una afinidad con los procesos y acontecimientos que le afectarán en los veinte años de su vida. Es decir, las posiciones celestiales que se hayan formado a los 20 días de mi nacimiento estarán en correspondencia con mis experiencias (tanto íntimas como externas) a los 20 años de edad. Esta analogía, un día de vida-un año de vida, es totalmente simbólica y no puede justificarse por ninguna influencia causal. Dicho de otro modo: es imposible que las posiciones planetarias que había en el cielo el vigésimo día de mi nacimiento“causen” o provoquen las situaciones que aparecen en mi vida a mis veinte años.
O, dicho aún de otro modo, el enfoque causal es inoperante en la astrología. ¿Implica esto que la astrología carezca de validez? En absoluto, si por validez se entiende la capacidad de orientación y reconocimiento. Así, el tema natal (es decir, el mapa de las posiciones de los planetas del sistema solar en el momento y lugar del nacimiento) se constituye en un símbolo que preside, orienta y configura el propio desarrollo y, si se quiere, el propio “destino”. Pero la cuestión del destino elude también la problemática científica y nos remite a una preocupación existencial. ¿Hay algo así como el destino y, de haberlo, es equivalente a la fatalidad? Cuanto más se sumerge uno en el estudio de la astrología, más y más respuestas iluminadoras aparecen a estas cuestiones. En mi experiencia, la astrología no hace sino confirmar lo que ya Heráclito expresó cuando afirmó: “El carácter es, para el hombre, su destino”. Esto es una traducción aproximada, ya que la expresión empleada por Heráclito por carácter es “ethos”, y destino es una traducción aproximada de la expresión“daimon”. Así, “Ethos antrophos daimon” puede entenderse como“la manera de instalarse en la existencia rige el despliegue de la propia vida”. En mi experiencia, la astrología no hace sino confirmar una y otra vez este adagio.




 

lunes, 22 de diciembre de 2014

Sobre la carta de Juan Carlos I










http://vozpopuli.com/analisis/54703-juan-carlos-y-corinna-ruptura-y-acuerdo-economico


Hoy vamos a ver la carta de Juan Carlos I a tenor de las últimas noticias relacionadas en el enlace que adjunto.





En este gráfico tenemos su carta en sinastría con las direcciones primarias para el día de hoy, 22.12.2014.


Nos encontramos con que el Ascendente de Primarias se encuentra recien entrado en el término de Venus, a 6º 27 ´y haciendo una cuadratura a la Parte del infortunio en Tauro, que es el dispositor de Venus.

Esa dirección señala los problemas económicos y de pareja que le ha acarreado su relación con Corinna.


Si nos vamos a su Revolución solar anual, nos encontramos con este gráfico.






En Revolución solar en sinastría con el tema natal nos encontramos a Júpiter en oposición al Sol.

Jupiter rige su casa VIII y su casa XI natales y en la Revolución solar  hace una oposición desde la cúspide de la X, o Medio cielo,  a cuatro planetas situados en Capricornio y casa IV.







Como es una oposición angular entre el M. Cielo y el Fondo del cielo, no pasa desapercibida y queda reflejada por los medios de comunicación.

Júpiter  opuesto al Sol,  a Venus, Mercurio y Plutón,  magnifica el desfase económico, amoroso y de pérdida de status que está viviendo en estos momentos.






domingo, 21 de diciembre de 2014

Las Partes arábigas. Por Rafael Gil Brand.







La dirección de las Partes  arábigas - un instrumento de pronóstico focalizado

Por  Rafael Gil Brand


Presentación y cálculo de las Partes

Las mal llamadas Partes arábigas o Lotes son grados sensibles del zodiaco que expresan una relación entre dos planetas, mediada – salvo excepciones - por el Ascendente. Una Parte es por tanto un significador de un asunto muy específico en la vida del nativo, que se deduce de la relación entre los dos planetas integrantes.
El más conocido de estos puntos sensibles es la Parte de la Fortuna. Es formada por la Luna y el Sol, cuya distancia angular es sumada al Ascendente.
Todas las Partes son formadas por dos  significadores fijos – planetas, o en algunos casos otras Partes – y un tercer factor „móvil“ – por lo general el Ascendente.
La distancia eclíptica entre los significadores S1 und S2 es añadida al Ascendente. Como resultado obtenemos la posición de la Parte P.
                                   

La fórmula matemática reza:
 
                        S2 – S1 + As = P
En la mayoría de las Partes la secuencia de los significadores es invertida si se trata de un nacimiento nocturno.
La fórmula diurna
                       S2 – S1 + As
es convertida entonces en la fórmula nocturna
                       S1 – S2 + As
Por ejemplo, la Parte de la Fortuna en una carta diurna es calculada mediante la fórmula
                       LunaSol + As
mientras en una carta nocturna se aplica la fórmula
                       SolLuna + As
                         
                          
Pongamos como ejemplo la carta natal de Lady Diana. El  Ascendente se halla a  238°20‘, contando desde cero grados de Aries. El Sol está a  77°28‘, y la Luna a 302°56‘. Como el Sol se halla sobre el horizonte, aplicamos la fórmula para cartas diurnas:
302°56‘ - 77°28‘ + 238°20‘ = 463°48‘
Como el resultado excede un círculo completo, le restamos 360 grados:
463°48‘ – 360° = 103°48‘
Esto equivale a una posición de la Parte de la Fortuna a 13°48‘  Cancer.
 

La interpretación de las Partes

Cada Parte representa un asunto específico, o una persona determinada en la vida del nativo. Según la Parte esté bien o mal dispuesta en la carta, podremos juzgar si este asunto se desarrollará de un modo positivo, o se verá debilitado o impedido.
Cada tema del horóscopo es indicado primordialmente por tres factores:
1. El significador natural es el creador de la energía sin la cual el asunto no puede prosperar. P.e. el significador natural para la madre es la Luna. Si la Luna se halla débil o afligida, la energía maternal se verá dificultada en la vida del nativo, y una posible relación conflictiva con la madre.
2. La casa y su regente nos indican qué tipo de experiencia hará el nativo en un determinado ámbito de vida. La casa 4 representa el hogar, donde la madre juega un papel central. Si la casa 4 p.e. se halla muy afligida, indicará un destino duro en cuestiones de hogar y/o con respecto a la madre.
3. La Parte representa específicamente uno de los temas indicados por la casa en cuestión, y complementa así la interpretación del significador natural y de la casa. En nuestro ejemplo la Parte de la Madre nos dirá algo específicamente sobre el destino de la madre del nativo.

Los asuntos indicados por la Parte en cuestión prosperarán mejor, cuanto más se cumplan las siguientes condiciones:
1. El regente de la Parte aspecta a la Parte, o al menos se halla en un signo que forma figura de aspecto con la misma.
2. El regente de la Parte se halla en configuración con el Ascendente, es decir está en una casa cardinal (Casas 1, 4, 7 o 10), o en una casa trigonal (Casas 5 o 9) o en casa 11.
3. El regente de la Parte se encuentra en su dignidad.
4. El regente de la Parte y la Parte misma son aspectados por planetas benéficos o se hallan libres de aflicción.
5. Un planeta en aspecto estrecho con la Parte indicará experiencias notables en relación con el asunto en cuestión.
6. La distribución de los planetas en las casas de la Parte son un indicador más de la fuerza y el significado de la Parte en la carta natal.

El significado de la Parte de la Fortuna

La Parte de la Fortuna se relaciona con la Luna, y se denomina también Parte de la Luna. En astrología hermética, la Parte de la Fortuna es considerada como un factor de destino, que nos indica la medida de felicidad y bienestar que le es dado al nativo en esta vida. La Parte de la Fortuna es considerada también como uno de los Hyleg, es decir de aquellos factores que indican la vitalidad, salud y longevidad del nativo.
Se puede decir que la Parte de la Fortuna representa básicamente el bienestar físico, el grado de satisfacción en la vida y el éxito mundano. La Parte de la Fortuna debería de ser consultada también en cuestiones referentes a las finanzas, la riqueza y el éxito material.
En la astrología helenística la Parte de la Fortuna era interpretada como un Ascendente alternativo, es decir se derivaban de la misma las 12 casas como si se tratara del Ascendente. El sistema de casas utilizado primordialmente en la astrología clásica es el sistema de signos completos: El signo en el que se encuentra el Ascendente o la Parte de la Fortuna es en su totalidad la casa uno, el signo siguiente la casa dos etc.

                         

En el caso de Lady Diana por ejemplo la Parte de la Fortuna se encuentra en Cáncer. Este signo es pues la casa 1 de la Parte de la Fortuna. Vemos al regente, la Luna, en Acuario - casa 8 - junto al nodo Sur, y en oposición a Marte y Urano, indicando un destino marcado por inestabilidad, procesos de transformación y rupturas, así como la muerte violenta que sufrió. Por otro lado es interesante notar que Venus – planeta regente y ocupante de la casa 7 desde el Ascendente – se halla en la casa 11 de las ganancias, y que está situada además en el Medio Cielo calculado desde la Parte de la Fortuna. Más adelante volveré sobre este asunto.

                         
El próximo ejemplo muestra la carta de Joanne K. Rowling, la autora de las novelas de Harry Potter. En esta carta vemos una doriforia de planetas en la casa 12, entre ellos los regentes de casa 1 y de casa 2, y en oposición por signo a Saturno domiciliado. Esta situación explica la fase precaria que tuvo que pasar, al borde de la pobreza, antes de conseguir publicar su primer libro. ¿Pero cómo viene indicada la fortuna que hizo a continuación?
Para empezar los planetas ocupantes de casa 12 son Mercurio, Venus y la Luna, que conjuntamente dan fantasía y capacidad artística especialmente en el terreno literario, siendo Mercurio además regente de casa 1. La casa doce también alude a mundos ajenos, exóticos. Estos tres planetas forman una serie de Dhana Yogas, es decir de «combinaciones para riqueza», que se potencian mutuamente: se combinan los regentes de casa 1 (vida), 2 (finanzas), 9 (fé y fortuna) y 11 (ganancias). Saturno enfrente dará impedimentos y su oposición estrecha con la Luna explica la enfermedad de la madre y su temprano deceso, pero como regente de casa 5 en domicilio puede dar a la larga éxito y forma un Dhana Yoga especial qu promete dinero de hijos, en este caso de niños (casa 5). La posición de Júpiter en casa 10, aunque relativamente débil por signo, promete cierto éxito profesional.
Como era de esperar, la Parte de la Fortuna está a su vez muy bien dispuesta:
                         

Se halla en Escorpio en la casa 3 (escritos, expresividad), junto a la Cola del Dragón, que de nuevo indica un “conexión” con otros planos de la realidad. El regente Marte se halla desde Fortuna en la casa 11, según Vettius Valens la casa más importante y auspiciosa de la Parte de la Fortuna. Marte con respecto al Ascendente está en casa 1 y angular, por tanto muy domintante, y no recibe aspectos maléficos. La Parte de la Fortuna misma se ve aspectada sobre todo por Venus y Mercurio, que a su vez se hallan conjuntos al Medio Cielo (de Fortuna). Estos planetas junto con la Luna se hallan en casa 10, por lo cual aquella constelación que en principio representa una vivencia de reclusión, de ocultamiento o de lejanía (casa 12), obtiene un gran potencial de éxito público y profesional, y contribuye a la felicidad y fortuna de la nativa.

La Parte del Espíritu

La Parte del Espíritu es complementaria a la Parte de la Fortuna. En vez de tomar la distancia del Sol a la Luna, la calculamos de la Luna al Sol. La fórmula para nacimientos diurnos por tanto reza:
                                             Sol Luna + As
En caso de nacimientos nocturnos se invierte el orden:
                                                      Luna Sol + As
La Parte del Espíritu pues se calcula de día como la Parte de la Fortuna de noche, y viceversa.
Esta Parte se denomina también Parte del Sol o de las Cosas Futuras. Otro nombre muy sugerente es el de Daimon. La Parte del Daimon representa el espíritu del nativo, sus intenciones y sus pensamientos, su visión de lo que quiere realizar en la vida. Es un indicador importante de la fé y la espiritualidad del nativo.
Veamos la carta del papa actual Benedicto XVI. Con Júpiter en el Ascendente en Acuario y el regente Saturno en casa 10 y en conjunción con una de las estrellas reales, Antares, tenemos un primer indicador de su inclinación filosófica y de su elevación social. El regente de la casa 9 de la religión es el planeta más fuerte: Venus en Tauro, angular, y aspectando tanto al regente del Ascendente como a la casa 10 de la carrera profesional. Además un Sol (significador del alma) exaltado aspecta directamente la casa 9. El aspecto pleno (según la doctrina hindú) de Saturno tanto a Venus como a la casa 7 explican el celibato.
                          

Analicemos la Parte del Espíritu en su carta. Als ser un nacimiento nocturno calculamos el arco del Sol a la Luna (168°50’) y lo añadimos al grado del Ascendente. El Parte del Espíritu cae en este caso en 12°10’ de Leo.
Curiosamente se trata exáctamente del Ascendente de su precursor y mentor Juan Pablo. Si analizamos este punto en la carta de Benedicto XVI, nos encontramos de nuevo con constelaciones muy poderosas:
                         

El regente de la Parte del Daimon se encuentra exaltado y en casa 9, es decir muy fuerte por signo y muy bien configurado en trígono a la Parte. Se halla en el sextil de Marte, que al ser su dispositor le recibe. La Parte misma se halla en cuadratura de Saturno, lo cual indica un espíritu austero y disciplinado, y posiblemente haya contribuido a que alcanzara la cumbre a una edad avanzada. Por lo demás es el regente del Ascendente, de modo que no debemos de considerar esta aspecto tan maléfico. Venus también aspecta desde la casa 10. Como hemos visto se trata del regente de casa 9 desde el Ascendente, lo cual es muy coherente.
Este es un ejemplo de un espíritu fuerte, con gran voluntad y ambición personal, y con una gran fé en lo que hace.

Las Partes de los planetas y de la Exaltación

Además de la Parte de la Fortuna y del Espíritu existen otras cinco Partes que son atribuidas a los cinco planetas clásicos, de Mercurio a Saturno. Al contrario de las otras Partes, éstas no se construyen en base a dos planetas, sino que se calculan con el planeta en cuestión y con Fortuna o Daimon, según el caso.
En el caso de las Partes de los planetas benéficos, Júpiter y Venus, el primer significador es la Parte del Espíritu, y el segundo significador el planeta en cuestión. En las Partes de los maléficos Saturno y Marte, así como de Mercurio, el primer significador es el planeta pertinente, y el segundo significador es Fortuna.
Estas Partes y su dirección indican experiencias relacionadas con los planetas, que pueden considerarse clave para la evolución personal del nativo.
Vettius Valens (siglo II d.C.) describe un punto sensible que denomina Exaltación de la natividad. Es construido al modo de una Parte, solo que uno de los significadores es la  exaltación del Sol o de la Luna. El otro significador es respectivamente el Sol (en carta diurna) o la Luna (en carta nocturna).

Otras Partes importantes
Hay una serie de Partes que representan a los diferentes miembros de la familia: madre, padre, hermanos, hijos etc.
La fortuna de estas personas, así como el nacimiento de hermanos o de los propios hijos puede deducirse de las direcciones de estas Partes. La Parte del matrimonio y su dirección nos dan información adicional sobre la vida de pareja y el matrimonio, indicando sobre todo el posible momento de la boda.
La tabla adjunta la final contiene una selección de otras Partes referentes a diversos asuntos, que pueden ser de interés en la práctica, y que  según mi experiencia dan buenos resultados. Estas Partes se refieren a asuntos como enfermedad, infortunio, compra de casas, profesión o la vida religiosa.
En algunos casos la lista incluye Partes avaladas por la tradición, pero que aún necesitan de comprobación. En el caso de la Parte de os hermanos me he permitido añadir una Parte onstruida por mí, que resulta funcionar considerablemente mejor que la Parte de os hermanos tradicional.

La dirección de las Partes
Tal vez la técnica de pronóstico más importante de la astrología clásica sea la de las direcciones, especialmente las direcciones primarias del Hyleg. Sobre todo las direcciones del Ascendente son indispensables para conocer las principales oportunidades y crisis en la vida de una persona.
También se calculaban las direcciones de la Parte de la Fortuna, en su función de Hyleg. De ello podemos deducir la posibilidad, en principio, de calcular direcciones para cualquier Parte, y de que estas direcciones ofrezcan eventos importantes relacionados con el asunto significado por la Parte.
En el Libro Complido Ali ben Ragel  nos confirma esta aplicación de la técnica en la siguiente anecdota:
Un anciano le trae a Ali ben Ragel una carta natal para que la interprete, diciendo que es la carta de su hijo. Abolabez, un colega del autor, mira la carta y opina que no puede ser la carta del hijo, ya que el padre del nativo debió morir en el mismo año en que éste nació. A la pregunta de cómo llega a esa conclusión, Abolabez responde que la Parte del padre, hallándose en la casa 11, que es la de la muerte de los padres, se halla en oposición a Marte y a un grado de distancia de Saturno. A lo cual el cliente confiesa que se trata de la carta de su nieto, y que el padre murió tal como dijo el astrólogo.
El grado de diferencia entre la Parte y Saturno corresponde a un año de vida del nativo. Al comienzo del capítulo Ali ben Ragel escribe explícitamente:

„Harás atacir a la Parte del padre y a la de la madre, o harás atacir al Sol de día y a Saturno de noche para saber del padre, y a la Luna de noche y a Venus de día para saber de la madre, y llevarás estos atacires siguiendo los grados de las ascensiones hasta las cuadraturas y las oposiciones, dando a cada grado un año.“

El principio de las direcciones primarias


Como se puede apreciar en la figura adjunta, por efecto de la rotación terrestre se desplazan el  meridiano y el horizonte a lo largo del ecuador celeste. A causa de esto el Medio Cielo y el Ascendente se mueven sobre la eclíptica.
Cada grado de movimiento sobre el ecuador celeste corresponde a un año en la vida del nativo. Es lo que los antiguos denominan «los grados de las ascensiones».
El arco sobre la eclíptica que recorre el Ascendente en un tiempo dado depende de la latitud geográfica del lugar. Esta también se denomina altura polar del Ascendente. La altura polar del Medio Cielo es igual a cero: equivalente al horizonte de un lugar sobre el ecuador (latitud cero), perpendicular al mismo.
Para dirigir un factor de la carta que se halle entre el As. (o Des.) y el MC (o BC) debemos de hacerlo bajo su propia altura polar. Es decir, debemos calcular la latitud geográfica correspondiente a la posición de ese factor.
He programado una tabla de cálculo con Microsoft Excel, la cual calcula para cada Parte unas coordenadas geográficas correspondientes, que permiten expresar el factor como si fuera un Ascendente, de modo que dirigiendo este Ascendente hallamos las direcciones correctas de la Parte en cuestión. Este pequeño programa puede ser adquirido durante el Congreso Ibérico.
En esta tabla de cálculo solo hay que rellenar las casillas con la fecha y la hora sideral de nacimiento, las coordenadas del lugar de nacimiento, y la longitud eclíptica del Ascendente y de los planetas. La tabla calcula automáticamente la posición eclíptica de las diferentes Partes, así como un par de coordenadas geográficas pertenecientes a cada Parte. A continuación iniciamos nuestro programa de astrología, y sustituimos, en la máscara para los datos de nacimiento, las coordenadas del lugar de nacimiento por las coordenadas de la Parte que nos interesa, dejando exáctamente igual los demás datos de nacimiento.
Si rellenamos las casillas con los datos de Jeanne K. Rowling, en la tabla nos dará para la Parte de la Fortuna los siguientes datos :
                              

La posición eclíptica de la Parte de la Fortuna es 214°07’, lo cual equivale a 4°07’ de Escorpio (210° de los siete signos que hay de Aries a Libra, más 4°07’ de Escorpio). Las siguientes dos columnas nos dan una latitud (o altura polar) de 25°06’ Norte, y la longitud de 40°26’ Este (O para Este, W para Oeste en el gráfico).

                             

Sustituyendo las coordenadas del lugar de nacimiento por estos nuevos valores, obtenemos el horóscopo con el Ascendente exáctamente en el lugar de la Parte de la Fortuna. Esta carta ya se mostró más arriba. Como la latitud equivale a la altura polar de la Parte, las direcciones de este Ascendente corresponden a las direcciones de la Parte de la Fortuna.
Pero antes echemos un vistazo a las progresiones secundarias y a la dirección primaria del  Ascendente, calculadas para Agosto de 1996, mes en el que Rowling encontró un editor para su libro. Al año siguiente saldría a la venta la primera novela de Harry Potter.
                        

Vemos que Venus, regente de casa dos, ha progresado hasta el Ascendente radical. Al mismo tiempo, el Ascendente dirigido, que está pasando al término de Júpiter, está a punto de llegar al Sextil de Venus (el programa con el que se han calculado las cartas, dirige el Ascendente con la clave de Naibod; con la clave de 1°=1 año el Ascendente se acerca más a este sextil de lo que muestra el gráfico). Marte, regente de Fortuna y de casa 3 (publicaciones) hace a su vez un sextil exacto a Venus. El Medio Cielo dirigido está en conjunción con Mercurio progresado, lo cual es interesante porque Mercurio se ha vulto directo pocos años antes, precisamente cuando Rowling empezó a escribir la primera novela, y aún progresa más lento que el MC.

                         

Si dirigimos la Parte de la Fortuna con ayuda del horóscopo auxiliar que hemos calculado, hallamos que acaba de cambiar al signo de Sagitario. Esto significa que en todos los años de precariedad que tuvo que pasar nuestra autora – a lavez que desarrolla su idea - la Parte de la Fortuna estaba pasando por el término de Saturno, regente de casa 5 (creatividad) pero planeta opuesto a los significadores principales de dinero y ganancias en la carta. Ahora se encuentra en término de Júpiter, y acaba de formar una oposición al mismo, corroborando que en esta fase de su vida sus problemas financieros iban a solucionarse.

La interpretación de las direcciones

Las direcciones de las Partes son indicadoras de acontecimientos relacionados con los asuntos de la Parte.  Así por ejemplo la Parte de la madre dirigida nos indicará eventos importantes en la vida de la madre (relevantes para el nativo), o la Parte de los hijos, cuándo será padre o madre el nativo etc. Como las Partes representan asuntos muy específicos, sus direcciones se prestan especialmente para el  pronóstico focalizado de determinados acontecimientos.
Para juzgar bien las direcciones de las Partes, debemos de observar no solo la posición radical de la Parte, sino además la posición de la casa y de los significadores naturales correspondientes.
Son de esperar aquellos acontecimientos que promete esa Parte, cuando por dirección forme los siguientes aspectos:
1. Al dispositor de la Parte en el radical.
2. Al regente de la casa atribuida (p.e. casa 6 y la Parte de la Enfermedad), sobre
    todo en el radical, pero también derivada de la Parte.
3. Al significador natural del asunto (p.e. Venus y la Parte del Matrimonio).
4. Al Ascendente o al regente del Ascendente.
5. A un planeta en aspecto estrecho con la Parte en el radical.
6. Si se trata de Partes referentes a familiares, especialmente las Partes de los
padres, los aspectos con maléficos pueden indicar crisis vitales.
Los aspectos por dirección suelen marcar eventos concretos, en un orbe de un grado. Pero en el caso de las Partes no parecen ocurrir eventos especiales si los planetas aspectados no guardan relación, tal y como definen estas reglas. Esto se debe a que las Partes solo se vinculan a asuntos muy específicos.
Por ejemplo, la Parte del matrimonio hará algún aspecto significativo en la época de la boda o del inicio de una relación cuasi-matrimonial. A lo sumo es de esperar que nos indique también crisis graves que puedan terminar con el matrimonio. Pero el nacimiento de hijos, aunque sea importante para el matrimonio, no vendrá indicado por la dirección de esta Parte, sino de la Parte de los hijos. Por otro lado, las direcciones de una Parte con planetas y factores de la carta neutrales con respecto a esta Parte – es decir que no están cubiertas por estas reglas – pueden pasar desapercibidas.
A la hora de interpretar tales aspectos han de tenerse en cuenta las siguientes reglas:
1. El término en el que se encuentra la Parte dirigida indica una cualidad temporal propicia o desfavorable, sobre cuyo trasfondo hemos de juzgar el aspecto en cuestión.
2. La cualidad del aspecto es secundaria, lo principal es la naturaleza del planeta contactado.
3. El Medio Cielo asociado a la Parte – es decir al Ascendente calculado bajo su
polo – puede desencadenar también eventos (mismas reglas que antes).
4. La progresión secundaria del regente de la Parte, a planetas relevantes (ver
reglas anteriores), puede desencadenar eventos importantes.

                       

En la carta de esta mujer vemos a la Luna en casa 3 en trígono a Venus, ambos planetas húmedos, indicando el probable nacimiento de hermanos menores. El regente Saturno en exilio y al borde del signo indica también las posibles dificultades con algún hermano o hermana.
El punto de los hermanos tradicional no parece dar buenos resultados, por lo cual utilizo un punto derivado de los dos signficadores clásicos para hermanos: Júpiter y Marte. Al tratarse de un nacimiento nocturno tomo el arco desde Marte (planeta nocturno) a Júpiter (planeta diurno). Esto sigue la lógica de construcción de las Partes en la astrología hermética. La Parte de los hermanos así calculada se sitúa a 11°49’ de Escorpio. Al ser un signo de agua y estar du regente en conjunción a Júpiter, corrobora el nacimiento de hermanos.

                                  

Veamos ahora las direcciones de cuando nacen estos hermanos:
La primera hermana nace el 21 de Mayo de 1981, cuando la Parte de los hermanos está en orbe de una oposición con Venus (ver gráfico), planeta que de por sí está en aspecto muy exacto con la Parte de los hermanos. Venus es un planeta femenino, indicando el nacimiento de una hermana.






                                  

Al llegar la Parte de los hermanos a la Luna, planeta situado en casa 3, nace otra hermana, el 31 de Agosto de 1985. De nuevo se tata de un planeta femenino, y relacionado con el asunto por su posición en casa 3.
Cuando la Parte de los hermanos llega por dirección a la cuadraatura de Saturno, es de esperar algún evento importante. No descartaría el nacimiento de un hermano, al ser regente de la casa 3. Pero tratándose de un maléfico mal dispuesto y de una aspecto de cuadratura, podrían manifestarse ciertas dificultades indicadas por este planeta. Lo que ocurrió fue un grave deterioro de la relación con la hermana menor, la cual a su vez pasó una época difícil a causa de desarrollar una adicción a la heroina. Es de notar también que la Parte dirigida se halla en orbe de conjunción con Neptuno. Una vez superado este aspecto, y estando la Parte ya en término de Júpiter, la hermana superó su crisis, aunque la relación entre ambas permanece difícil.
                                  

Al llegar la dirección al trigono de Marte, su regente, nace  finalmente un hermano. Marte es planeta masculino y en signo masculino. Al mismo tiempo vemos a Marte progresado en conjunción con Júpiter. Aunque es un indicador más, esta progresión indica sobre todo el exitoso fin de carrera de le nativa (Marte es regente del Ascendente, situado muy fuerte en casa 10).
Para terminar, mostraré un caso de dirección con la Parte del Infortunio.
En la carta radical de esta mujer encontramos al Ascendente y a su regente en estrecha conjunción con Saturno, situado en un grado crítico, y aspectado por Marte. Desde la Parte de la Fortuna, Marte se encuentra como regente de casa 1 en casa 8. Tuvo un grave accidente al atropellarla un coche, sufriendo varias fracturas en ambas piernas (signo de Sagitario) que conllevaron un sinfín de operaciones. La final pudo recuperarse, gracias a una buena atención médica y al optimismo y la vitalidad de la nativa.
                                   

La Parte del Infortunio se halla a 16°52’ de Cáncer (casa 8), en oposición exacta a Mercurio, el dispositor de Marte. Su regente (Luna) se halla en casa 3 y en conjunción a la Cola del Dragón, indicando el peligro de accidentes de tráfico. El dispositor de esta constelación a su vez es Saturno sobre el Ascendente.






                                        

El accidente tuvo lugar en Agosto del 1998. Al dirigir la Parte del Infortunio la encontramos en el grado 27° de Virgo, en término de Marte, y aspectando de cuadratura tanto al Ascendente como a su regente. Estos se encuentran en la casa 6 desde Infortunio, relacionada con los accidentes. El caso pone muy bien de manifiesto la regla arriba expresada: la Parte del Infortunio promete calamidades, oaccidentes, y el aspecto a los significadores principales de la nativa, el Ascendente y su regente, hace manifiesta esta tendencia.
El Ascendente dirigido se halla a 11° de Piscis, lo cual sugiere una ligera corrección de la hora, haciendo más exacto el aspecto que se produce a Marte radical y a Marte progresado, que se encuentra exáctamente en su posición natal. Sin embargo esta corrección no repercutiría en los aspectos que produce por dirección la Parte del Infortunio. El aspecto al regente del Ascendente sería incluso más exacto, tomando la clave direccional de 1° por año.
Esta técnica puede ser de gran utilidad a la hora de pronosticar determinados eventos, como el nacimientos de hijos - o la pregunta de si serán hijos varones o serán hijas - el momento de contraer matrimonio, la compra de un immueble o algún cambio importante en la vida profesional etc. Evidentemente debemos de contrastar estas direcciones con las demás direcciones y progresiones del Ascendente y de los planetas, así como las fases y subfases planetarias vigentes en el momento. La dirección de las Partes sirve para puntualizar y corroborar el tipo de evento, en el marco de las técnicas de pronóstico más generales.