sábado, 27 de diciembre de 2014

La Astrología horaria. Por Mark Edmund Jones.





La Astrología Horaria de Mark Edmund Jones
Miguel García Ferrández, 1994

La Astrología Horaria es la rama de la Astrología que se ocupa de responder oracularmente a preguntas concretas del consultante 

Introducción
 
El más conocido practicante de este arte, y autor de un importante manual sobre la materia, fue el astrólogo inglés del siglo XVII William Lilly (1602-1681).
Mark Edmund Jones (1888-1980), astrólogo norteamericano de la parte central de este siglo, es conocido en España por su teoría de los modelos planetarios (cubo, locomotora, reloj de arena o columpio, etc.). Trabajando con la médium Else Wheeler en 1922, desarrolló el sistema de imágenes para los 360º del zodíaco conocido como Símbolos Sabianos.
Lo que además sabemos de él es que también fue un importante pensador en Astrología. Sus libros Astrology, how and why it works (Astrología, cómo y por qué funciona) y en Horary Astrology, tema de este trabajo, expone la que, hasta donde mi saber alcanza, considero mejor y más profunda exposición de la naturaleza y las complejas interrelaciones existentes entre las casas de una carta astral.
Como quiera que sea, exponer aquí la teoría de las casas de Jones queda fuera de toda consideración; lo que sí cabe, y es mi intención, es resumir la mecánica de interpretación horaria según Jones, y llamar la atención sobre el empleo implícito de las direcciones primarias en la técnica de este autor.

Exposición
 
Una consulta horaria es un proceso definido y concreto que, empleando la terminología de Jones,  pasa por las fases siguientes:
1. Planteamiento de la consulta, ya sea en persona, por teléfono o por correo, y erección de la Carta de Crisis.
2. Consideraciones previas a la interpretación.
3. Identificación de la Carta del Juicio.
4. Interpretación y respuesta.
Las dos fases iniciales sólo se llevan a efecto si las consideraciones previas al juicio no desaconsejan continuar.
Quisiera llamar la atención, en este punto, que una consulta horaria no tiene continuidad en el tiempo como la tiene la astrología natalicia. Una vez pronunciado el juicio sobre la consulta horaria, la carta astral pertinente deja de tener validez para cualquier otro propósito (como no sea comprobar más adelante -y a efectos del aprendizaje del astrólogo- lo oportuno del consejo que se diera en otro momento).

Fase 1
 
La primera fase (la consulta horaria) se produce cuando el cliente pregunta al astrólogo por las consecuencias de cualquier acción que esté en su mano (del cliente) llevar a cabo. Por lo tanto, no tiene sentido efectuar consultas horarias sobre temas generales, filosóficos, o aquellos sobre los que el consultante no tiene posibilidad de acción (¿Hay vida en Marte? ¿Ganará tal político las elecciones? -siempre que el consultante no esté metido en política, en cuyo caso sí podría tener influencia en el resultado-, etc.).
La consulta ocurre en un momento concreto del tiempo que, identificado el lugar de orígen (si es por teléfono o por carta se debe considerar el lugar donde está el cliente en ese momento, o desde dónde se envió la carta), permite calcular una carta astral, la Carta de Crisis. El instante corresponderá, en general, al momento en que el astrólogo tiene conocimiento del problema (si se plantea por carta, el momento en que el astrólogo la recibe). Y si el astrólogo se pregunta a sí mismo, el momento es aquel en que se decide a consultar el cielo.

Fase 2
 
Las consideraciones previas al juicio consisten en verificar varias condiciones que debe reunir la carta de la crisis para que sea lícito (de acuerdo con la tradición) proceder a su lectura. Si la carta pasa dicho test, se dice que es radical. La condición de radicalidad supone que:
(a) No debe ascender el principio o final de un signo (3 ó 4 grados en cada lado) a menos que el consultante tenga un punto sensible allí. Dice la tradición que el grado ascendente (por signo, aspectos y regente) debería describir al consultante. Si ascienden los primeros 3 ó 4 grados de un signo (y el consultante no tiene un punto sensible ahí) se dice que es pronto para emitir un juicio; de la misma manera, si está en los últimos grados de un signo, entonces es tarde.
(b) El grado por signo de la Luna no debe ser más avanzado que el de ningún otro planeta. En cuyo caso se rechaza la consulta por estar la Luna vacía de curso (según algunos astrólogos, no ocurrirá nada).
(c) No debe encontrarse Saturno en la casa VII. En este caso se considera que el astrólogo está impedido (o agobiado) de pronunciarse sobre la consulta. Esta condición pudiera relajarse si la pregunta afectara a la casa VII, o si el astrólogo y el consultante son la misma persona, pero será, en general, un mal augurio.
(d) La Luna no debe encontrarse entre los grados 15 de Libra y 15 de Escorpio (o entre el 15 de Libra y el 7 de Escorpio, según otros autores). Se dice entonces que está en la vía combusta y "el astrólogo debe entonces tomarse dos días de descanso" (por lo visto, allí estaba la vía láctea hace 4.000 años, ahora está entre finales de Sagitario y principios de Capricornio).
Nota: Estas son las condiciones que indica M.E.Jones. El lector ilustrado observará que no toma en consideración otros factores que se suelen incluir en el test de radicalidad, como Mercurio vacío de curso, Saturno en casa I, etc.

Fase 3
 
Identificar la Carta del Juicio consiste en encontrar qué casa de la carta de crisis describe mejor la pregunta del cliente. Es aquí donde el trabajo de Mark Edmund Jones alcanza el mayor interés y profundidad (en mi opinión), aunque el tema es demasiado extenso para tratarlo aquí. Para poner un ejemplo: si la consulta se trata de un viaje (largo), la casa pertinente sería la IX.
A continuación se traza la Carta del Juicio, que es una carta de casas derivadas de la Carta de Crisis, y que tiene por casa primera la casa identificada según el párrafo anterior. En la práctica bastará con girar (la hoja de papel donde se ha trazado) la carta de la crisis los grados oportunos como para que dicha casa y la opuesta estén horizontales, haciendo las veces de ascendente y descendente. Se trata, pues, de las casas derivadas. En el ejemplo, la casa IX inicial será la I del juicio; la casa X inicial será la II del juicio, etc.

Fase 4
 
El Juicio. En este punto, la técnica de Jones difiere radicalmente de las técnicas que se pueden estudiar actualmente. Vease, por ejemplo, Astrología Horaria de Derek Appleby, que concuerda bastante con la edición en castellano de la edición de Zadkiel de 1852, de la Astrología Cristiana de William Lilly (Astrología Horaria, Ed. Obelisco 1989). Al parecer, la traducción de Zadkiel no es nada fiel al original de Lilly de 1647.
En la técnica que se expone aquí, el juicio se producirá, casi siempre, "con la velocidad del rayo", por usar palabras de M.E.Jones.
Consideraremos los regentes (a la antigua usanza, sin emplear los planetas transaturnianos) de las cúspides de las casas I y VII de la carta del Juicio. Con independencia de su estado celeste, aspectos que pudieran recibir, sentido de movimiento directo o retrógrado, y naturaleza esencial de benéficos o maléficos (lo cual, posteriormente, puede aportar más información), observaremos si están en signos del mismo elemento, o de la misma polaridad (excepto en oposición); entonces el juicio será favorable. Si están en signos de cuadratura u oposición, el juicio será desfavorable. Jones denomina a este procedimiento Técnica de si-y-no.
Si dichos regentes están en signos adyacentes o de quincucio, la intervención directa del consultante en la materia consultada (por ejemplo, hacer o no hacer un viaje, etc.) no es favorable ni desfavorable para él. En estos casos, Jones indica que se puede recurrir al regente de la casa IV de la carta del juicio (según la tradición astrológica, el final del asunto) junto con el regente de la casa I (siempre de la carta del juicio).
En este caso, la carta indicaría que "al final" las cosas serán favorables (o desfavorables, según el aspecto) al consultante, aunque dentro del desarrollo de los acontecimientos en un contexto más general, y no como consecuencia inmediata de las acciones del consultante (cual sería el caso de haber aspecto por signo (zodiacal) con el regente de la VII).
Si este test tampoco fuera concluyente, pueden aún utilizarse [como a menudo hace la astrología horaria clásica] el aspecto favorable o desfavorable (si lo hubiese) entre el regente de lo consultado y el regente de la casa primera de la carta de crisis (que representa al consultante). Aquí la indicación será que el consultante puede intervenir de alguna manera en el curso de los acontecimientos, con el resultado final que dictamine el aspecto. [Otra cuestión sería observar si el aspecto es formante (que se refiere a lo que ocurrirá) o separativo (lo que ha ocurrido)].
Y si tampoco hubiese "aspecto" por signo (zodiacal, no por orbe, que no tiene importancia en esta técnica), se puede recurrir finalmente a otras técnicas natales. Es decir, interpretar la carta de crisis como si fuera una carta natal, poniendo especial atención en las casas que atañen a la materia de la consulta.

Comentarios
 
Aunque creo recordar que no se mencionan explícitamente en el libro de M.E.Jones, en el fondo de esta técnica reside la validez (o no) de las Direcciones primarias. El autor insiste repetidamente en que es el giro de la Tierra respecto del eje de los polos el que, llevando la posición ecuatorial de uno de los planetas involucrados en el diagnóstico sobre el aspecto partil (se supone que en ascensión recta) favorable o desfavorable al otro planeta implicado, garantiza el éxito de lo consultado. Los planetas sólo cumplen el papel de mojones señalizadores (por sus regencias) de los hitos en el devenir de la materia que preocupa al cliente.
Mark Edmund Jones sugiere en su libro que en esta técnica reside el éxito de las predicciones de Lilly, y que se puede extraer de la obra de Lilly leyendo entre líneas. En mi opinión, tiene la enorme ventaja (sobre la otra técnica) de una mayor rapidez y claridad en los juicios a emitir sobre las consultas horarias. Constituye, además, un banco de pruebas sencillo y efectivo para probar (o descartar la realidad de las direcciones primarias.

Tipos de Consultas
 
Mark Edmund Jones insiste a lo largo de la obra en que ninguna consulta horaria debe hacerse sobre temas en los que el consultante no tenga posibilidad de intervención directa. Alguno de los casos que voy a discutir a continuación pertenece, sin embargo, al terreno de la especulación con poco fundamento que ya mencionábamos en la primera parte. No obstante, puesto que el autor los trata en el libro, los incluiré aquí.
Las consultas que se pueden abordar con las técnicas horarias de M.E.Jones pertenecen a uno de los tipos siguientes :
1. Opción Directa
2. Opción Contingente
3. Opción sobre esto-o-lo otro
4. Opciones Secuenciales
5. Opción Recíproca
6. Orientación sin Opción
De estas seis sólo las cuatro primeras son consultas válidas en el sentido que acabamos de mencionar. Las dos finales pertenecen en parte al terreno especulativo, aunque en algunos casos se puede obtener información útil.
En el desarrollo que sigue se apreciará, espero, la riqueza de matices que, dentro de su simplicidad, permiten las técnicas que vamos a ver. En cada caso se define el tipo de situaciones a que se aplica; la técnica particular que se utiliza para resolver la consulta; y algunos ejemplos. Para los ejemplos emplearé la carta de la figura, que ya utilizaba en el artículo anterior.

Opción directa
 
(a) Aplicación: Es el tipo de consulta básica que empleaba como ejemplo en la primera parte de este trabajo. Es aquella en la que el consultante  pregunta por la conveniencia de tomar una determinada línea de acción.
(b) Técnica: La técnica de resolución es la que se detalló en la primera parte de este trabajo. Utilizando el regente (caldeo) de la casa de la cuestión (diremos el regente de la cuestión) y el de la casa opuesta (o regente de la oportunidad), y el tipo de especto zodiacal mayor que forman en la carta de la crisis.
Repito aquí la técnica, por completitud. Si ambos regentes están en signos del mismo elemento (no importa en qué grados), o de la misma polaridad (menos en signos opuestos), incluyendo la conjunción, la respuesta es SI incondicional. Si están en signos opuestos, o en signos de cuadratura, la respuesta es NO. Si los signos en que se encuentran dichos regentes son adyacentes o inconjuntos (signos de quincuncio), la respuesta requiere recurrir a otros planetas  como veíamos en la primera parte. Aunque podemos decir ya  que la oportunidad inmediata (la casa opuesta) no es concluyente.
Sólo en este tipo de consulta procede recurrir al regente de la casa IV del juicio (o casa cuarta derivada de la casa de la cuestión), o aún al regente del ascendente de la carta de la crisis, si falla el diagnóstico por la casa de la cuestión y su casa opuesta.

La importancia del planeta aplicativo
 
Hasta aquí no nos ha importado ni el grado zodiacal ni el orbe del aspecto (en el sentido amplio del párrafo anterior) entre los planetas que protagonizan la consulta. En el resto de los tipos de consulta es esencial considerar cuál de los dos planetas regentes aplica el aspecto sobre el otro.
El sentido de la aplicación no toma en consideración la velocidad real de los planetas, ni su sentido de movimiento directo o retrógrado. Diremos que uno de los regentes implicados aplica sobre el otro simplemente cuando está en un grado de su signo más bajo que el grado en que está el otro. El otro planeta será el planeta receptor del aspecto.
Como ejemplo del caso extremo puede servir el siguiente: un planeta en el primer grado de Sagitario y otro en el último de Leo se consideran en trígono. Esta distancia angular, que en Astrología natal es una cuadratura (bien que disociada), se considera aquí un trígono que aplica el planeta de Sagitario (que está antes en este signo de fuego) sobre el de Leo.
Para entender las peculiaridades de la técnica de M.E.Jones hay que pensar que el planeta aplicativo (en este sentido) es el que se tendrá que mover (simbólicamente, según la marcha natural directa de los planetas por el Zodiaco) para perfeccionar (hacer partil) el aspecto con el otro planeta.
Tomaremos nota de los grados que separan el planeta aplicante del planeta receptor hasta el aspecto partil, porque lo vamos a necesitar más adelante para calcular el tiempo de realización.

Opción contingente
 
(a) Aplicación: En este tipo de consulta el cliente se pregunta por la conveniencia de actuar en el supuesto de que se produzca un determinado acontecimiento. En este sentido la opción es contingente a (o, depende de) dicho evento.
Por ejemplo: Si me ofreciesen el puesto de trabajo ¿Me conviene aceptarlo?
(b) Técnica: En primer lugar se evalúa la carta como si se tratase de una Opción Directa. Una respuesta de SI indica siempre que se deberá aceptar. Una respuesta de NO indica que se debe rechazar.
Aquí interviene además la consideración sobre cual de los dos planetas aplica sobre el otro. Si es el regente de la casa de la cuestión, diremos que la iniciativa está (hasta cierto punto) en el consultante. Éste podrá intervenir en el desarrollo de los acontecimientos para provocar la situación que le preocupa. Si es el otro regente, no deberá intervenir, y por el contrario esperar a que se produzca el evento del que depende su decisión.
Hay que hacer aquí una interesante distinción entre una respuesta SI y una respuesta NO. La respuesta SI indica un evento favorable, pero si es el planeta de la casa opuesta el que aplica sobre el de la cuestión es importante que el consultante no intervenga para provocar el evento. Si es el planeta regente de la cuestión el que aplica sobre el otro, el consultante debe buscar la oportunidad (en el ejemplo, pidiendo el puesto de trabajo). Si la respuesta es NO, el consultante debería rechazar la oportunidad cuando y si se le presenta.
(c) Ejemplo: Si me ofrecen el puesto de trabajo (casa X) ¿me conviene aceptar?
[AS Cáncer, II Leo, III Virgo, MC Aries, XI Tauro, XII Géminis; Sol 7 LIB, Lun 16 ACU, Mer (r) 25 VIR, Ven 4 VIR, Mar 15 SAG, Jup 26 CAP, Sat 26 GEM]
La casa de la cuestión en Aries tiene por regente a Marte, y la casa de la oportunidad a Venus.
Están en signos de cuadratura, por lo que la respuesta es NO. En este caso el consultante debe rechazar cualquier intento por parte del empleador para que acepte el trabajo, ya que no le conviene.

Opción esto-o-lo otro  

(a) Aplicación: Aquí el consultante pide consejo para decidirse entre dos líneas de acción incompatibles, no necesariamente opuestas. Por ejemplo: ¿Debo iniciar mis actuaciones en la temporada de Opera, o someterme a la operación de cirugía estética?. En este caso la incompatibilidad surge de una coincidencia en el tiempo de las dos opciones. Otro ejemplo: ¿Invierto mis ahorros en bolsa o me construyo la piscina en el jardín?.  La incompatibilidad sería por disponibilidad de dinero.
El consultante plantea una de las dos opciones como la opción principal (en esto hay que tener la suficiente perspicacia como para identificarla correctamente)  y la otra como la opción subordinada. Bien sea porque una se menciona primero, bien porque supone para el consultante mayor desviación con respecto de sus pautas habituales de conducta. Esta será la que identifique la casa de la cuestión. La otra opción se asignará a la casa opuesta. 
(b) Técnica: Si el regente de la cuestión aplica favorablemente sobre el regente de la oportunidad (que en este caso, como he dicho, representa la opción subordinada) se le aconse­ja la opción principal. Si, por el contrario, el regente de la oportunidad aplica favorablemente sobre el regente de la cuestión, se le aconseja la opción subordinada. Si la aplicación es desfavorable, o los regentes no están en aspecto favorable ni desfavorable, la respuesta que se dé al  consultante debe sugerir que el dilema no está bien planteado, o que el consultante no tendrá  opción real  a realizar ninguna de las alternativas.
(c) Ejemplo: ¿Debo someterme a la operación de cirugía estética, o iniciar mis actuaciones en la temporada de Opera?. Asignamos la operación  de cirugía como cuestión principal a la casa XII después de hablarlo con el consultante, puesto que para él o ella supone una retirada (casa XII) de su proceder habitual y una hospitalización (casa XII). La opción subordinada se asigna a la casa opuesta (casa VI) con independencia de su analogía natural con ésta o con cualquier otra casa.
La respuesta es SI por aplicación del regente (Mercurio) de la casa XII sobre el regente (Júpiter) de la casa VI,  por lo tanto la opción aconsejable es la operación de cirugía estética.
Si la opción principal hubiese sido actuar en la temporada de Opera, interpretándolo como actividad de casa V (el teatro, actuar, etc.), la relación entre su regente (Marte) y el regen­te de la casa opuesta (Venus) habría conducido a un diagnóstico muy diferente, que sugiero como ejercicio.

Opciones secuenciales
 
(a) Aplicación: Éste es un tipo de consulta en que se debe elegir entre varias alternativas similares. Se daría, por ejemplo, cuando un empresario debe ascender a uno de sus trabajadores a un puesto de responsabilidad y tiene a su disposición varios candidatos con ventajas e inconvenientes particulares en cada uno de ellos.
La opción sobre esto-o-lo otro puede reducirse a este caso (y por lo tanto tratarse con esta técnica particular) si las opciones incompatibles son suficientemente análogas. Deberá ponerse en juego la sutileza del astrólogo ­(o, como me gusta decirlo a mi, aguzar el oído) para detectar el tipo de dilema que tiene  el cliente; para saber si éste contempla las dos  posibilidades como alternativas similares o como opciones incompatibles; y decidirse por una u otra técnica de resolución. O se pueden probar ambas técnicas e investigar, con prudencia, la materia.
Otro ejemplo puede ser: Me han ofrecido dos trabajos ¿Cuál me conviene más? Si bien Mark Edmund Jones no trata este ejemplo concreto, yo me inclinaría por aplicarle la técnica de opciones secuenciales, si en la mente del consultante ambos trabajos tienen la misma o similar categoría (hablando simbólicamente: son primos hermanos), reservando la técnica de opción sobre esto-o-lo otro cuando estos trabajos (desde el punto de vista subjetivo del consultante)  fuesen de naturaleza  bastante distinta.
(b) Técnica: En primer lugar se identificará la casa pertinente. En el ejemplo de promoción de un empleado es claro que la consulta se refiere a la casa VI (sirvientes y empleados). Se determinará (siempre con arte y habilidad) el orden en que el consultante considera a sus candidatos. Siempre se puede recurrir a emplear el orden en que nos los dice el consultante. La casa de la cuestión será la que identifica  al primer candidato; el segundo candidato corresponderá a la casa III derivada de la casa de la cuestión; el tercero a la casa V derivada; etc., es decir, saltando de dos en dos casas. Ahora es cuestión de elegir la casa que esté mejor según la técnica fundamental (empleando el regente de la casa opuesta).
Si sólo una de las casas da respuesta afirmativa (por aspecto de su regente con el de la casa opuesta) ésta será la opción aconsejable.
Si hay más de una casa que dé resultado SI, se procederá al desempate considerando pa­ra cuál de ellas el aspecto (o el regente) es más fuerte :
Si hay dos o más aspectos con orbe inferior a 3 grados y medio (datode Mark Ed­mund Jones) se elige de entre éstos el de menor orbe. Si todos los aspectos tienen orbe superior se elige el trígono antes queel sextil, y éste antes que la conjunción.
Si no es posible decidir con los criterios anteriores, el regente retrógrado se considera más débil que el directo, y el regente intercep­tado en una casa, más débil que el retrógrado o el directo.
Si tampoco podemos decidir así, se empleará la secuencia (de más fuerte a más débil) Saturno, Júpiter, Marte, Venus, Mercurio, Sol, y Luna.
Si dos casas opuestas identifican  a dos candidatos  (por  la regla  de las  casas  derivadas)  y la respuesta  es  afirmativa (ambos  regentes  en signos bien  relacionados según  la regla  inalterable que  veíamos  en la primera parte),  el  regente que aplica  sobre  el otro  indicará  al candidato  más conveniente.  Nótese  que esta  situación  sólo  es posible  si  hay  cuatro o más candidatos.
(c) Ejemplo: He empleado como ejemplo de fondo en la discusión, el caso del patrón y sus empleados (lo que nos daba como casa de partida la casa VI de la carta de la crisis). La técnica es de aplicación general. Siempre será necesario identificar la casa de partida correctamente. Vamos ahora a responder en este caso hipotético con la carta de la figura, suponiendo que hay cuatro candidatos.
Una vez establecido el orden de prioridad de los candidatos, sean A, B, C, y D, el primero corresponde a la casa VI, el segundo a la VIII (casa  III derivada de la VI), el tercero a la X, y el cuarto a la XII. Haré un cuadro con  este ejemplo para que se vea mejor el proceso:

Candidato
Casa
Oportunidad
 Relación
sentido d
A
VI-Júp
XII-Mer
Trígono (SI) Rc 0°49'  
B
VIII-Sat
II-Sol
Trígono (SI) Rc 19°25'  
C
X-Mar
IV‑Ven
Cuadratura (NO)

D
XII-Mer
VI‑Júp
 Trígono (SI) Ap 0°49'

                                              Rc = receptor  ;  Ap = aplicativo    
Descartamos al candidato C, preferimos el A o el D al B por orbe, y elegimos el D porque el aspecto es aplicativo.

Opción recíproca
 
(a) Aplicación: En este caso el consultante desea saber el resultado probable de algún acontecimiento en el que participará frente a un oponente (u oponentes) que es parte interesada y antagónica en el resultado. Siempre se trata de un evento que aún no se ha producido, y que en la mente del consultante aparece como una opción. Por ejemplo: ¿Cual será el resultado de mi competición por el título de boxeo con el campeón?. O: Si inicio el pleito sobre tal propiedad ¿Lo ganaré?.
Obsérvese que, aunque la pregunta podría confundirse con una consulta de opción directa, sobre la conveniencia de emprender o no una determinada acción, el consultante sólo tiene opción real a no participar, renunciando a los derechos que pudiera tener antes de la contienda, bien sea a competir por el título en el primer ejemplo, o bien a los derechos sobre la propiedad en litigio del segundo ejemplo. En esto se diferencia de manera fundamental de la Opción Directa, porque el consultante ya está comprometido en una línea de acción y el evento futuro que origina la consulta forma parte del desarrollo de una opción pasada.
Resumiendo: Acontecimiento futuro; compromiso previo; intervención de parte antagónica; pérdida de algún tipo de derecho en caso de no actuar. Si no se cumplen estas condiciones la consulta puede considerarse como una consulta de Opción Directa.
Tengo que comentar necesariamente porqué se le dan tantas vueltas a este tipo de consulta. La razón es que se trata de una falsa opción para el consultante, como veremos en la técnica de resolución, y conviene que el astrólogo la tenga bien vigilada para no confundirla (lo digo por enésima vez) con la consulta de Opción Directa, que es mucho más legítima, práctica, y fácil de resolver.
(b) Técnica: El consultante está representado por la casa I de la crisis, y su oponente por la casa VII. Los intereses del consultante corresponden a una casa determinada, como decíamos en la primera parte, la casa opuesta a ésta representará los intereses análogos del oponente. Sus regentes son los planetas que permitirán juzgar la consulta.
Si los planetas aplican favorablemente por aspecto zodiacal amplio (lo que sería un SI en el caso de Opción Directa) el planeta aplicativo indicará si es el consultante o su oponente quien tiene la mejor oportunidad. Si la respuesta es NO, es un NO para ambos contendientes, lo que por lo menos no supone una derrota clara para el consultante.
En este caso se puede prever una situación continuada de antagonismo hasta que el desa­rrollo de los aconteci­mientos presente al consultante  alguna opción real clara de intervención creativa en la materia: lo que Mark Edmund Jones llama cambiar el complejo entero de relaciones de la situación. Por ejemplo: plantear una solución amistosa o negociada (en vez de un pleito) en el caso de la propiedad en litigio.
Resumiendo: Un SI para el consultante significa luz verde. Un NO, o un SI para el oponente significa que la confrontación no es el camino que le conviene.
(c) Ejemplo: Si inicio el pleito sobre tal propiedad inmueble ¿Lo ganaré?. Las propiedades inmuebles corresponden a la casa IV. Los intereses del consultante estarán representados por su regente Venus. Marte representa los intereses de la otra parte. El aspecto de cuadratura (Virgo-Sagitario) indica un NO para ambos, y la sugerencia de recurrir a otros medios que no sean los tribunales.

Orientación sin opción
 
(a) Aplicación: Éste es el caso extremo en el que el consultante pregunta por el desarrollo o resultado de alguna acción o empresa que se inició en algún tiempo anterior.
(b) Técnica: Poco se puede decir aquí, puesto que la premisa principal de libre opción del consultante no se aplica, ni siquiera ante una crisis prevista en el futuro. El autor recomienda, en este caso, recurrir a técnicas natales, preferiblemente con la carta o cartas astrales de los acontecimientos que han iniciado el proceso (o empresa) que motiva la consulta. Estas técnicas se salen un poco del alcance de este artículo.

La Medida del Tiempo
 
Es conveniente antes de dar por terminada la consulta horaria efectuar una estimación del tiempo de realización. Con la técnica que expongo a continuación se obtiene una medida de tiempo que deberá ser acorde con la naturaleza del problema del cliente.
Ejemplo: En una consulta sobre un viaje ordinario de vacaciones estivales no tiene sentido una respuesta que diga "dentro de quince años". Si nos encontramos con un caso así, en el que la categoría de lo consultado no está en proporción a la de la medida de tiempo que nos indica la carta, habría que revisar toda la situación para identificar la preocupación real del consultante. Tal vez se trate de un viaje muy especial con el que el consultante lleva años soñando, y cuya realización presenta dificultades particulares.

Casa   \   Signo Cardinal  Mutable  Fijo  
Angular  (I,IV,VII,X) días semanas  meses  
Sucedente (II,V,VIII,XI) semanas meses años  
Cadente  (III,VI,IX,XII) meses años  indefinido

Hemos visto que la respuesta de la consulta horaria se efectúa en función de la presencia de los regentes de la casa de la cuestión y de la oportunidad (la casa opuesta) en signos compatibles, lo que llamaba aspectos zodiacales amplios. Cualquiera que sea el pronóstico, habrá un número de grados de orbe del aspecto (en sentido amplio) entre ambos planetas. Este número nos indicará cuantas unidades de tiempo  faltan  para  la realización  de  lo consultado.
Las unidades de tiempo se obtienen de la posición por signo y por casa del regente que aplique al  otro regente, según la tabla del recuadro.
 Ejemplo: Una consulta del tipo de Opción Directa sobre un viaje, con respuesta afirmativa indicada por Mercurio en 25° 15' de Virgo en la casa III aplicando un trígono a Júpiter en 26° 4' de Capricornio en la casa VII (vease EUDEMON nº1,  y la carta de ejemplo) se situará en el tiempo contando los grados que separan al planeta aplicativo (Mercurio) del planeta receptor (Júpiter), en este caso 49 minutos (o lo que es lo mismo, 0.816 grados).
Se leen las unidades de tiempo de la tabla considerando a Mercurio (el planeta aplicativo, insisto), que por estar en signo mutable y casa cadente nos indica años. La medida será 0.816 años, es decir, un poco menos de 10 meses, a contar desde el momento de la consulta. Vuelvo a repetir que el hecho de estar Mercurio retrógrado en nada cambia su cualidad de planeta aplicativo, puesto que está en un grado y minuto del signo de Virgo anterior al grado y minuto de Júpiter en Capricornio.
Bibliografía
Horary Astrology. M.E.Jones. Ed. AURORA PRESS (1993)
Astrology, how and why it works. M.E.Jones. Ed.ROUTLEDGE & KEGAN PAUL (1982)
Astrología Horaria. William Lilly (Versión de Zadkiel). Ed. OBELISCO (1989)
Horary Astrology. Derek Appleby. Ed. THE AQUARIAN PRESS (1985). En castellano.
 


http://www.astralis.es/articulos/jones.htm




 

Parte de la Fortuna en la carta natal. De Celisa Beranger









Por recomendación de mi amiga Toñi Bejarano.

Mediante no pocos ejemplos ilustrativos, el lector encontrará aquí un acercamiento diferente a la lectura de la carta natal, basada en la incorporación de antiguos elementos que se han perdido en el transcurso de la historia. Asimismo, tendrá oportunidad de experimentar con nuevas técnicas de pronóstico, algunas de las cuales nunca antes fueron editadas en lengua española.

Anteriores a las casas, los partes constituyen una de las herramientas más antiguas de la astrología clásica occidental. La Fortuna y el Espíritu, los partes de la Luna y del Sol, se destacaron con relación a los demás partes, hasta el punto de alcanzar la misma relevancia que el Ascendente, el Sol y la Luna. Pero el Parte de la Fortuna incluso tenía una pequeña prioridad respecto del Parte del Espíritu.

Este libro presenta los diversos significados de estos partes destacados y un método para la interpretación en la carta natal no sólo de éstos, sino de cualquier parte.

Además de en la carta natal, el Parte de la Fortuna también es abordado en las técnicas que lo desarrollan en el tiempo: revoluciones solares, progresiones, tránsitos y carta diaria.

El libro incluye diversos ejemplos que le permitirán al lector constatar las amplias posibilidades del Parte de la Fortuna y su importancia en la carta natal y en el desarrollo de la vida. 




 http://www.alfaomega.es/libros/parte-de-la-fortuna-en-la-carta-natal/9789501741308/



viernes, 26 de diciembre de 2014

Una paranoia navideña, los bailes de salón.









Están poniendo un concurso de bailes de salón por la tele y me estoy poniendo de los nervios.....con lo que a mi me gusta bailar y ver a la gente que baila bien.

El baile, esa cosa tan venusiana, cuando se convierte en una competición saca a relucir la componente marciana.

Y ahí es cuando me entra la paranoia.

Veo poses crispadas, movimientos acelerados, y tengo la sensación de que estoy viendo una prueba de atletismo.

Hasta aquí mi reflexión de hoy, con la panza llena y algunas copichuelas de vino.

Pero controlando, creo....vaya.









Las estrellas como deidades . Por Marcelo Pissarro.








 


Artículo editado en la revista Ñ cultura. 25 de julio de 2009. Buenos Aires, Argentina.

¿Son incompatibles la astrología y la religión? ¿La costumbre de ciertos Papas de consultar horóscopos santifica la ciencia de los astros? Los argumentos para descalificarla, esgrimidos por religiosos, académicos y científicos, suelen coincidir. Sin embargo, las predicciones de diversa procedencia gozan de buena salud gracias al sincretismo new age contemporáneo.

A comienzos de 1984 el teólogo Gino Concetti escribió en L\'Osservatore Romano, el periódico del Vaticano, que la astrología y los horóscopos son contrarios a la moral y la fe católicas. Astrólogos y adivinadores le respondieron ofendidos. "Yo soy religiosa y creyente -objetó la astróloga Antonia Bonomi- y con el horóscopo ayudo a la gente a conocerse mejor, no a escrutar el futuro". Lo mismo pudo haberle respondido un psicoanalista o un espiritista.
Quienes se hicieron eco del debate señalaron que ya en los Concilios de Toledo (447) y Braga (561) la astrología había sido condenada por el catolicismo (también se condenó el priscilianismo, doctrina cristiana predicada por Prisciliano en el siglo IV, fundada en los principios de pobreza y austeridad, acaso porque relacionaba los signos zodiacales con las diferentes partes del alma); que en el siglo XV el pensador italiano Giovanni Pico della Mirándola, en Disputaciones adversus astrologiam divina tricem, retomando premisas de San Agustín de Hipona y Marsilio Ficino, cargó contra la astrología al encontrarla reñida con las nociones cristianas de libre albedrío. "La astrología -escribió Pico- corrompe la filosofía, adultera la medicina, debilita la religión, favorece la idolatría, hace a los hombres miserables, ansiosos, fatalistas, esclavos e infelices". Lo mismo pudo haber dicho del psicoanálisis o el espiritismo.
Pero en el debate de 1984, tal como quedó registrado en varios periódicos europeos, también se argumentó que por lo menos tres Papas confiaban en las predicciones astrológicas: Julio II (1443-1513) se coronó el día sugerido por un grupo de astrólogos; Pablo III (1468-1549) pidió a sus astrólogos que le recomendaran a qué hora convenía convocar a los cardenales; León X (1475-1521) nombró a un profesor de astrología en la Universidad de La Sapienza, creada en 1303 por Bonifacio VIII y hoy la más grande de Europa.
En tanto anécdotas reconciliadoras dejaban mucho que desear. Legitimaban la práctica astrológica desde el punto de vista del catolicismo tanto como si se hubiera argumentado que cierta vez Benedicto XVI leyó el horóscopo de un matutino mientras desayunaba, o que una tarde Juan Pablo II abrió una galleta de la fortuna en un restaurante chino. En sus inicios el cristianismo tuvo una buena relación con la astrología, aunque no tardó mucho en asociarla con los judíos, los árabes y los satanistas. En el Medioevo se estableció una "astrología natural" (la que formaba parte de las ciencias naturales, como la astrología médica) y una "astrología judicial" (considerada hereje por la Iglesia Católica). Al final toda astrología acabó "judicializada", pues dejó de formar parte del corpus de las ciencias naturales. "Dios aborrece y advierte seriamente en Su palabra que no se confíe ni en los astrólogos ni en la astrología -escribió una persona sin identificar en un portal evangelista, copypasteado hasta el hartazgo, apoyándose en citas de pastores como Luis Palau o Josh McDowell-. No debemos consultar ni a adivinos ni a encantadores. Si Dios lo determina así, será porque no es algo bueno, no viene de El; y si no viene de El, viene del enemigo". O sea... ¿Árabes? ¿Judíos? ¿Satanistas?
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Astros y culturas. La astrología occidental contemporánea descubrió otras astrologías, como la china, la maya o la hindú.
Los horóscopos y el cristianismo, en cualquiera de sus versiones, no se llevan bien, aunque la mayor parte de los cristianos no estén enterados de la animosidad ni sepan que Dios dejó constancia de su enfado en el Antiguo Testamento (Jeremías e Isaías fueron meticulosos portavoces, y en varios pasajes bíblicos surgen interesantes interpretaciones de por qué Lily Sullos y Ludovica Squirru arderán en el infierno; por ejemplo, Deuteronomio, 4:19: "No sea que alces tus ojos al cielo, y viendo el sol y la luna y las estrellas, y todo el ejército del cielo, seas impulsado y te inclines a ellos y les sirvas; porque Jehová tu Dios los ha concedido a todos los pueblos debajo de todos los cielos". Las críticas cristianas hacia la astrología sostienen que esta última se funda en la irracionalidad y la ignorancia, que no posee una base científica. Curiosamente la mayor parte de la comunidad científica coincide con la perspectiva religiosa, aunque se haya dicho también que la religión -como la astrología- se funda en la irracionalidad y la ignorancia. Pero siempre se pueden encontrar amigos entre los enemigos del enemigo.

Astrólogos y curanderos

En 2005 la revista dominical del diario español El País protagonizó un curioso incidente: se confundieron los términos "astronomía" y "astrología" en un artículo sobre lo primero. Incluso el título de tapa anunciaba: "Cazadores de planetas. Astrólogos que rastrean el universo en busca de mundos desconocidos". Asociaciones profesionales y amateurs de astronomía pusieron el grito en el cielo. Fue como si hubieran insultado el buen nombre de sus madres. "En nuestro gremio -escribió en una indignada carta de lectores un astrofísico de la Universidad de Córdoba- se considera de lo más ofensivo llamar astrólogo a un astrofísico o a un astrónomo. Sería equivalente a llamar curandero a un médico".
Tenía su gracia. Veinte años antes, en septiembre de 1975, casi dos centenares de científicos y académicos (entre los que se contaban dieciocho Premios Nobel) firmaron un manifiesto al que llamaron Objeciones contra la astrología, publicado en The Humanist: "Es sencillamente un error imaginarse que las fuerzas ejercidas por las estrellas y los planetas en el momento del nacimiento puedan determinar de manera alguna nuestro futuro. Tampoco es cierto que la posición de los lejanos astros determine que ciertos días o períodos sean más favorables para ciertas acciones, o que el signo bajo el cual se nace decida la compatibilidad o incompatibilidad con otras personas". Señalaron su preocupación por la creciente aceptación de la astrología en diversas partes del mundo; sostuvieron que en estos días de luz y educación no hay necesidad de dejarse seducir por la magia y las supersticiones. "¿Por qué la gente cree en la astrología? En estos tiempos inciertos muchos anhelan la comodidad de tener una guía al tomar decisiones. Les gusta creer en un destino predeterminado por fuerzas astrales más allá de su control. Sin embargo, todos debemos enfrentar al mundo, y debemos entender que nuestro futuro yace en nosotros mismos, y no en las estrellas".
Ciencia y religión occidental coinciden en que la astrología es una superchería, un pasatiempo inútil en el mejor de los casos y una estafa peligrosa en el peor de ellos. Y aún así, buena parte de quienes depositan su fe en la ciencia o la religión no se privan de curiosear de reojo su signo cuando se topan con el horóscopo en el periódico. "No creo en la astrología -observó el escritor Arthur C. Clarke-. Soy de Sagitario y soy escéptico". Aunque partan de premisas contradictorias entre sí, rezar a alguna deidad, cuidarse de los microbios y descubrir si esta semana habrá suerte en el amor conviven en un mismo universo, un universo coherente y sincrético.
Por ejemplo, una encuesta de 2004 concluyó que el 92% de los estadounidenses cree en Dios, que el 85% cree en el Cielo y que el 82% cree en los milagros; también, que el 34% cree en fantasmas, otro 34% en OVNIS, un 29% en la astrología, un 25%, en la reencarnación y un 24%, en las brujas.
"Lo irritante del espíritu new age -escribió el semiólogo Umberto Eco- es el sincretismo. Y el sincretismo (en su estado puro) no consiste en creer en una cosa, sino en creer en todas las cosas, aunque sean contradictorias entre sí". Y agregó: "No siempre dos cosas pueden ser verdaderas a la vez. Gracias a los alquimistas, Newton nos demostró precisamente que los alquimistas no tenían razón, lo que no impide que sigan fascinándonos. Pero también me fascinan Fantomas, Mickey Mouse y Mandrake, y sin embargo sé perfectamente que no existen".
La astrología, y la forma cotidiana que adopta en el Occidente industrial (el horóscopo distribuido por medios masivos de comunicación), no tiene por qué ser tomada en serio para ser aceptada.
En general no se considera al horóscopo una verdad revelada, observó el antropólogo Marc Auge en 2007. Incluso se lo mira con ironía y escepticismo, pero provee cierta seguridad respecto a las cuestiones importantes (amor, salud, dinero) del futuro inmediato. "Quien consulta el horóscopo sabe que le acontecerán sucesos más o menos favorables, pero el hecho de estar prevenido le consiente de negar la sorpresa. El imprevisto futuro es algo así como neutralizado y, por ende, más fácilmente manejable. El individuo puede creer que controla lo que está por suceder". También se puede leer el horóscopo simplemente como rutina: como se leen las historietas o los clasificados del diario. Se puede prestar atención en radio o televisión por las mismas razones: "¡Uy! ¿A ver qué dice de Piscis?". Las historias de vampiros y zombies son fascinantes, aunque los vampiros y los zombies no existan. Y hoy todos, o casi todos, saben que los vampiros y los zombies no existen.
En términos generales todas las sociedades humanas han tenido conocimientos y creencias astronómicas, si por eso se entiende que establecieron formas sistemáticas de mirar el cielo para encontrar pistas, o causas, de los aconteceres terráqueos y su devenir. También depositaron este conocimiento en un grupo determinado de personas. Establecieron rituales de adivinación. Trazaron maneras específicas de acceder a este conocimiento, de distribuirlo, de emplearlo, de combinarlo con otros tipos de conocimiento, de volverlo parte de la vida cotidiana o su más extraña excepción.
En Babilonia y Asiría la astrología constituía el culto oficial de Estado y de aquí datan los primeros registros documentados (las tablillas conocidas como Enuma anu enlil). Tres mil años más tarde, el presidente Ronald Reagan consultaba a la astróloga Joan Quigley sobre cuál era el mejor momento para dar un discurso o para encontrarse con mandatarios extranjeros. En mayo de 1988 la revista Time tituló: "¡Dios santo! ¿Una astróloga establece la agenda del presidente?". Quigley se encogió de hombros. La astrología es una ciencia, afirmó. Carl Jung hubiese estado de acuerdo, y también Taqi al-Din y Galileo Galilei.
Existe una historia legitimada, enciclopédica. En su usanza occidental, los primeros registros astrológicos proceden de las culturas caldea y babilónica. En la Antigüedad, se practicó en Egipto, Grecia, India y Persia. Los griegos aportaron el sistema astrológico que perfeccionarían los romanos, y los primeros cristianos siguieron la tradición. La práctica se reintrodujo con fuerza en la Alta Edad Media y alcanzó su esplendor durante el Renacimiento.
Nicolás Copérnico, Johannes Kepler, Gerolamo Cardano y Tycho Brahe fueron algunos de quienes pretendieron darle una base científica. El Siglo de las Luces se los tragó a todos y por fin la astronomía moderna se desprendió de la superchería astrológica (unos cientos de años después de que el astrónomo persa Abu Rayhan Biruni, en el siglo XI, estableciera una distinción semántica entre astronomía y astrología). Desapareció y reapareció en los siglos XIX y XX. Entró en los diarios, la radio, la televisión. En 1975 los Premios Nobel ya objetaban. En el siglo XXI el sincretismo había triunfado: se puede creer en todo, aunque se contradiga entre sí.
Acaso el mayor descubrimiento de la astrología occidental contemporánea sea la existencia de otras astrologías, propias de sociedades del pasado o del presente (china, maya, hindú, tibetana, celta, birmana, etc.). El modo en que estas astrologías conviven, se retacean, combinan y sincretizan, el modo en que se convierten en baratijas de mercado y se compran y venden por millones, es fascinante. Qué importa que sean insostenibles desde cualquier perspectiva empírica, epistemológica o teórica. Cuando se la coloca bajo el microscopio, como hecho social e histórico, la astrología es simplemente fascinante. 






jueves, 25 de diciembre de 2014

La incomodidad de los planetas " desterrados ". Por Silvia Ceres.










Frecuentemente se afirma que un planeta en detrimento -presente en el signo opuesto a su domicilio o exaltación- se encuentra debilitado, acrecentando sus facetas maléficas y disminuyendo sus efectos benéficos.

Sin duda una afirmación un tanto difícil de captar, en tanto implica una categórica e incuestionable división entre benéfico y maléfico –como el muchachito y el villano de los western de nuestra infancia- que no resulta tan sencilla, pues ya hemos aprendido a dudar de los buenos buenísimos y de los malos malísimos.

Previo a definir la particularidad del funcionamiento de un planeta en esta posición, vale recordar que el exilio o el destierro era una severa condena para el ciudadano de la Grecia clásica, en tanto lo sometía a una experiencia de extrañamiento como consecuencia del quiebre de los lazos del ciudadano con la polis.

Devenir extranjero, significa entre otras cosas, entrar a un territorio cuyo código resulta ajeno, desconocido. Perder la lengua materna, no se reduce a un problema intelectual sino principalmente a un asunto emocional de percibirse desenraizado, extraño para sí mismo.

Siguiendo la idea del significado griego del castigo al desterrado, podríamos enunciar que un planeta ubicado en el signo opuesto a su regencia carece de empatía con las características del territorio ocupado, y en su necesidad de expresarse, lo hace de manera inadecuada, como una nota desentonada.

El astrólogo vienes Oskar Adler, sostuvo que las posiciones exiladas no son realmente “debilidades” -en el sentido de poca vitalidad en la manifestación- sino más bien una función de los planetas extrañamente intensificada, fuera de foco, en tanto el planeta carece de sintonía con la naturaleza del signo donde se ubica.

En lenguaje coloquial, podría pensarse en un sordo, que como no oye a los demás, habla a los gritos. Por lo tanto, el planeta exiliado muestra una exacerbada vehemencia en su manifestación.

Así es frecuente observar al Sol en Acuario con una actitud arrogante, fruto de la certeza de pertenecer a una aristocracia intelectual rara vez apreciada por el vulgo.

O a una Luna en Capricornio semejante a la madre de Woody Allen, que en su sobre protección interfiere la vida de su hijo cuarentón.

Convengamos que los Mercurios de Sagitario o de Piscis no carecen de elocuencia, más vale cuesta ponerles límites y organización a discursos que fluyen ininterrumpidamente como agua de manantial.

¿Quién no ha observado a esas Venus de Escorpio siempre preparadas para asaltar con su seducción a su posible presa? ¿O a ese Marte de Libra querellante y mandón? ¿O a ese Júpiter de Géminis dispuesto a enseñar todo el tiempo al interlocutor e iluminarlo con su sabiduría?

Ni a ese Saturno en Cáncer, que lejos de perder responsabilidad, aún se reprocha no haber estado allí para impedir que Eva diera de probar la manzana a Adán.

Dejando de lado las descripciones caricaturescas, sería pertinente redefinir la debilidad no como “carencia de…” sino como “exceso de…”.

Según mi criterio, la ignorancia del funcionamiento de planetas en exilio, dio pie en los últimos tiempos, a la interpretación de “personalidad polarizada”.

Así escuchamos afirmar alegremente que un Libra desconsiderado se polarizó en Aries, olvidando que en tanto signo de detrimento de Marte –exilio- y Sol –caída- es un ser necesitado del reconocimiento a su individualidad, pero imposibilitado de afirmar con fluidez su autonomía.

De la misma manera, Tauro resentido, no se polarizó en Escorpio, simplemente es el detrimento de Marte y Plutón y lo que en un escorpiano de ley es la espera paciente de ver pasar el cadáver del enemigo, será para ese taurino una fuente constante de rencor y enfado guardados en su interior como un tesoro preciado.

Sagitario estilo “Wikipedia” no se polarizó en Géminis, simplemente padece de bulimia informativa, debido al exilio de Mercurio. 


Diferentes naturalezas del exilio


Morin de Villefranche indicó que no todos los destierros son iguales y por lo tanto se hace necesario diferenciarlos. La Luna en Capricornio, enclave de Saturno –domicilio- y Marte –exaltación- se encuentra más hostigada que Saturno en Cáncer, territorio de Luna -domicilio- y Júpiter –exaltación-.

De la misma manera, los exilios de Venus son más tensos que los de Marte, en tanto la primera ubicada en Aries o Escorpio, padece la beligerancia de Marte, mientras éste en Tauro o Libra, recibe el buen trato de Venus.

Por supuesto ninguno de nosotros nos sentiríamos cómodos al estar perdidos en una ciudad desconocida, cuya lengua ignoramos. Pero si los transeúntes nos miran con simpatía y sonríen estaremos menos asustados que si nos encontramos en igual situación pero atravesados por miradas hostiles y amenazantes.

Siguiendo la reflexión de Morin, es interesante observar que si al evaluar una carta natal, no perdemos de vista el movimiento planetario implícito en ella, también podemos realizar distinciones.

En aras de la sencillez, acordemos utilizar las direcciones ptolomeicas que permiten el avance constante de todos los planetas de acuerdo a la ecuación de 1º = 1 año, independientemente de la velocidad de su desplazamiento astronómico.

Dejando de lado las luminarias, poseedoras de un solo domicilio y por lo tanto de un solo exilio, encontramos el siguiente cuadro diferenciado de destierros:

Mercurio en Sagitario, pasará a Capricornio -trigonocracia, dignidad menor asociada con un elemento acorde a su naturaleza planetaria, en tanto rige a Virgo, signo de Tierra-. Mientras que Mercurio en Piscis progresará a Aries, signo perteneciente al elemento Fuego, poco afín a su funcionamiento.

Venus de Aries, antes o después ingresará a Tauro -domicilio-. Venus en Escorpio, seguirá su camino hacia Sagitario, sector ajeno a su expresión.

Marte en Libra, se desplazará hacia Escorpio -domicilio-. Marte Tauro, ingresará a Géminis, signo escasamente análogo a su naturaleza.

Júpiter en Géminis, irá rumbo a Cáncer -exaltación-. Júpiter en Virgo, pasará al territorio de Libra, siendo el Aire un elemento extraño para el planeta.

Saturno de Cáncer, progresará a Leo -sale de un signo de exilio para entrar en otro de igual condición-. Saturno de Leo se trasladará hacia Virgo -trigonocracia-.

Algunos opinarán que es hora de abandonar estas antigüedades. Personalmente creo que no es cuestión de excluir sino de incorporar, por aquello de que lo cortés no quita lo valiente.