Epicteto es uno de los más destacados representantes del estoicismo antiguo.
Entre los siglos I y II de nuestra era, Séneca, Epicteto y Marco Aurelio aparecen como
los más importantes cultivadores de esta filosofía en Roma. Epicteto nació hacia el año
50 en Hierápolis, en Frigia, región de Asia Menor. Vivió sus primeros años en Roma
como esclavo de Epafrodito, que era jefe del cuerpo de guardia de Nerón. Leía
entonces al estoico Musonio Rufo. Quedó cojo después de ser torturado por su amo.
Al morir éste, recuperó su libertad, enseñando en la misma ciudad hasta que el
emperador Domiciano (81-96) decretó, hacia el año 90, la expulsión de los filósofos,
gente molesta que criticaba su tiranía y excentricidad. Entonces Epicteto se refugió en
la ciudad de Nicópolis, en el Epiro, al noroeste de la actual Grecia. Aquí fundó una
escuela a la que él llamaba “sanatorio para almas enfermas”. Acudieron ciertamente
numerosos discípulos. Epicteto vivió largos años, tal vez hasta los años treinta del siglo
II, pero no escribió nada. Era un maestro de enseñanza oral. No obstante, su discípulo
Flavio Arriano, un militar que escribiría también sobre la vida de Alejandro Magno,
recopiló sus enseñanzas componiendo tres obras. Se conservan cuatro libros de sus
“Disertaciones” o Diatríbai..
https://www.academia.edu/49072166/MANUAL_DE_EPICTETO?auto=download&email_work_card=download-paper
Aunque no estemos acostumbrados a pensarlo de ese
modo, la Carta Natal es un ente colectivo: los planetas no son
“nuestros”, pese a que los astrólogos hablamos cotidianamente de
“mi Venus” o “su Ascendente”. Este ente colectivo es significado por
una tradición milenaria también colectiva y sus componentes en el
momento de nuestro nacimiento estaban “allí afuera” para todos, y
quizás ése sea entonces el plano en donde expresa sus potencia-
lidades y significados más genuinos. De hecho es mucho más inte-
resante desde el punto de vista simbólico el modo en que la Carta
Natal de Sigmund Freud expresa la teoría freudiana, que los diver-
sos avatares de su vida personal o lo que sabemos de su mundo
interior.
Mejor o peor, todos sabemos leer caras. Todos inferimos un montón de datos de la
apariencia facial y corporal de la persona que tenemos enfrente. Aunque no seamos
conscientes de ello, aunque lo hagamos de manera intuitiva e irreflexiva. En general,
todos actuamos como si el aspecto exterior (y especialmente el rostro, nuestra parte más
expuesta y expresiva) delatara, revelara el ser interior de una persona. Esperamos que
haya una congruencia entre lo que es y lo que parece, y cuando esa congruencia no se
produce sentimos cierto desconcierto.
Cicerón ya lo dejó sentenciado: “la cara es el espejo del alma”, y todos parecemos
darle hasta cierto punto la razón. En la cara observamos cómo está en ese momento: si
tiene “buena cara” o tiene pinta de estar enfermo, si está atento o distraído, triste o
alegre, relajado o asustado…; pero, ante una persona desconocida, no sólo observamos
cómo está, sino cómo es: intuimos lo que hay de duradero en su carácter, en su forma de
ser, lo que nos cabe esperar de ella y lo que no.
Nathaniel Adams Coles ( Montgomery , Alabama ; 17 de marzo de 1919- Santa Mónica , California ; 15 de febrero de 1965), más conocido...