martes, 2 de diciembre de 2014

La vigencia de la Astrología. Por Enrique Esquenazi.












La Vigencia de la astrología – Enrique Eskenazi (Publicado en “La Vanguardia”)



La astrología, de la cual nacerá mucho más tarde la astronomía, es casi tan antigua como el alfabeto y ha sido patrimonio de sociedades tan arcaicas como los asirios y los babilonios. Se ha practicado en culturas tan dintistas como la hindú, la china, la egipcia o las culturas pre-colombinas. Esencialmente podría definirse, con todas las limitaciones en que incurren las definiciones, como el estudio de las relaciones entre las configuraciones celestiales y los acontecimientos terrenales, sean éstos personales, sociales o naturales. Es asombroso constatar que la humanidad podía determinar las posiciones astrales mucho antes de contar con instrumentos tales como el telescopio, es decir: se han requirido generaciones y generaciones de “observadores del cielo” para poder diferenciar entre constelaciones (llamadas “estrellas fijas”) y planetas (los cuerpos que integran el sistema solar), y para poder estimar los ciclos planetarios, es decir: el tiempo aproximado que tarda un planeta determinado en dar la vuelta al Sol y recorrer así los doce signos.

Es probable que la astrología se haya constituído a partir de la necesidad humana de orientación. Antes de la brújula, los navegantes se orientaban -y también lo hacen hoy- por las posiciones celestiales. Esta necesidad de orientación ( palabra que proviene de “oriente”, es decir: por donde nace el Sol) no era sólo geográfica, sino y ante todo existencial: en medio del laberinto de incertidumbres que configuran la existencia terrenal, el cielo muestra un modelo de orden y de regularidad en la constancia de los ciclos día-noche, de las estaciones, de las fases de la luna y así sucesivamente. La palabra “astro” significa “errante” Es casi natural que el ser humano haya percibido una similitud entre la situación de los “errantes en el cielo” y los “errantes en la tierra” . Ha habido filósofos que han caracterizado la situación existencial del hombre como “errancia”, por ejemplo Kostas Axelos: estamos aquí en la tierra provisionalmente, y nuestro paso por la existencia es asimilable a un viaje. El tema del “viaje” y del “viajero” es tan antiguo que se pierde en la memoria de los tiempos, y se expresa en todas las culturas: desde la metáfora bíblica del “pueblo elegido” en exilio y en busca de la “tierra prometida” hasta la Odisea homérica, desde el clásico de Hollywood “El mago de Oz” hasta la saga de “Star Treck”. Los planetas -y en especial el Sol y la Luna- son viajeros que atraviesan diversas “estaciones” significadas por los signos del zodíaco. El “viaje anual” del Sol a través de los doce signos del zodíaco es asimilable a tantos temás míticos como Hércules y sus doce trabajos, o a imágenes simbólicas como la de Cristo entre sus doce apóstoles. Este viaje del Sol por el zodíaco, se refleja en las cuatro estaciones terrestres, y ha sido dramatizado como un tema de nacimiento , muerte y renacimiento. Estos ritmos cuaternarios se manifiesten de diversidad de maneras: las 4 fases lunares, las 4 edades de la vida (infancia, juventud, madurez y vejez), los 4 puntos cardinales, los 4 momentos fundamentales del día (alba, medio día, ocaso, media noche), los cuatro temperamentos hipocráticos, etc. En astrología este cuaternario se expresa mediante las imágenes de los cuatro elementos: fuego, tierra, aire y agua.

La Astronomía se constituye en una ciencia tanto por su método como por su objeto. Su objeto, grosso modo, es el estudio de la naturaleza física de los planetas y del universo. La astrología, en cambio, pertenece al reino de lo simbólico: el astrólogo estudia a los planetas como símbolos de experiencias esencialmente humanas (o de maneras fundamentales de categorizar las experiencias). Así, para el astrónomo Venus es un planeta relativamente cercano al Sol, con una determinada constitución material, mientras que para el astrólogo Venus simboliza la fuerza de atracción que se expresa en el amor, en la aspiración a la armonía, en la apreciación de la belleza, en la búsqueda del acuerdo, y en lo que los griegos llamaron el ideal de “kalokagathía”: la unidad, la belleza, la bondad. Así, el planeta Venus más que un objeto en sí, es para el astrólogo un símbolo que puede manifestarse en una inagotable diversidad: en el plano físico (como as venas en el cuerpo), en el plano personal (el sentido de belleza, el establecimiento de sistemas de valores, la capacidad de amar), en el plano social (el matrimonio, las asociaciones), en el plano político (las relaciones diplomáticas, los acuerdos), etc. Es este arraigo en la actitud simbólica lo que, a mi juicio, implica que la astrología no es, ni será, una disciplina científica, lo cual no tiene acento peyorativo: al fin y al cabo ni la filosofía, ni el arte, ni la religión, ni la búsqueda de la felicidad son actividades “científicas”, ni tienen por qué serlo. Es más, la astrología parte de una colocación ante la existencia esencialmente no-científica: el presupuesto de que en el cosmos hay una serie de “afinidades” o “similitudes”, de tal manera que “todo” resuena en “todo”.

Sin duda, hay astrólogos que intentan establecer una justificación científica de la astrología, pero no veo cómo puede “probarse” que hay una correspondencia “objetiva” entre la Luna, los sueños, la imaginación, los sentimientos, la intuición, el agua, la familia, el aparato digestivo, la infancia, la madre, la maternidad, la matriz, la brujería, la “feminidad”…y tantas otras “correspondencias” que, sin embargo, parecen validadas por la mitología, la poesía o la actividad onírica. En mi opinión, la astrología pertenece al ámbito de lo imaginario -o para decirlo aún con más precisión: de lo imaginal. La astrología es ante todo un lenguaje surgido de la imaginación, que no es en absoluto arbitrario. La imaginación tiene sus propias leyes, y son estas las leyes que se expresan en la investigación astrológica.

Así, hay una técnica astrológica sumamente difundida, que se conoce como “progresiones secundarias”. Esta técnica consiste en averiguar las posiciones planetarias a partir de “x” días del nacimiento de una persona, y establecer una afinidad con los procesos y acontecimientos que le afectarán a los “x” años de su vida. Es decir: las posiciones celestiales que se hayan formado a los 20 días de mi nacimiento estarán en correspondencia con mis experiencias (tanto íntimas como “externas”) a los 20 años de edad. Este analogía: un día de vida-un año de vida, es totalmente simbólica y no puede justificarse por ninguna influencia “causal”. Dicho de otro modo: es imposible que las posiciones planetarias que había en el cielo el vigésimo día de mi nacimiento “causen” o “provoquen” las situaciones que aparecen en mi vida a mis veinte años.

Dicho de otro modo, el modo de enfoque “causal” es inoperante en la astrología. ¿Implica ésto que la astrología carezca de validez? En absoluto, si por validez se entiende capacidad de “orientación” y “reconocimiento”. Así, el tema natal (es decir, el mapa de las posiciones de los planetas del sistema solar para el momento y lugar del nacimiento) se constituye en un “símbolo” que preside, orienta y configura el propio desarrollo y, si se quiere decir, el propio “destino”. Pero la cuestión del “destino” elude también la problemática científica y nos remite a una preocupación existencial. ¿Hay algo así como el “destino” y, de haberlo, es equivalente a la “fatalidad”? Mientras más se sumerge uno en el estudio de la astrología, más y más respuestas iluminadoras aparecen a estas cuestiones. En mi experiencia, la astrología no hace sino confirmar lo que ya Heráclito expresó al decir: “El caracter es, para el hombre, su destino”. Esto es una traducción aproximada, ya que la expresión empleada por Heráclito por “carácter” es “ethos”, y “destino” es una traducción aproximada de la expresión “daimon”. “Ethos antrophos daimon” puede entenderse como: la manera de instalarse en la existencia rige el despliegue de la propia vida. En mi experiencia, la astrología no hace sino confirmar una y otra vez este adagio.







El estado de gracia. Por Denis Labouré.









El estado de gracia

Cada astrólogo había experimentado el estado que voy a describir. También es completamente astrólogo al acceder a este estado.

Esta condición se produce cuando, ante un tema, usted caerá para la interpretación. Hasta entonces, usted jugó el tema apoyándose en sus reglas, con más o menos éxito. Entonces, de repente, todo lo que dices es exacta. Ya sabes el dicho de que es correcta, incluso antes de que la persona que llama lo confirma. Usted hace el gesto correcto, usted hace la interpretación perfecta. Al confiar en el tema, se introducen los datos que no se ha accedido en su estado habitual. Si usted sabe, su pareja percibe un ligero cambio en el tono de su voz. Este tono vestidos con un toque de entusiasmo (1). No sois vosotros los que interpretan el tema, el intérprete tema a través de ti.

Esta no es la clarividencia. Usted no tiene una imagen, no hay imagen. Usted sigue siendo plenamente consciente. En esos momentos, se encuentra en un estado que las tradiciones describen como "cámara alta", el centro del círculo, la cumbre de la montaña sagrada. Un astrólogo parece que está en el "meridiano eterna" (2). Estas categorías son el tiempo y el espacio no tienen la misma consistencia (3).
Algunas de las características específicas de este estado

Veamos algunas características del estado que fue tuyo cuando tal interpretación.

Esta interpretación ha excedido el conocimiento habitual. Por quererlo, normalmente la aplicación de sus conocimientos técnicos, usted no tendría éxito en este punto. En un año, la persona va a decir: "He comprado un apartamento en el primer piso, como usted me lo dijo." Pero usted no sabe cualquier regla astrológico que le permite distinguir en un apartamento, la primera etapa de la segunda! Es una ruptura en el estado de conciencia, que se ha traducido en el acceso a las competencias (conocimientos, habilidades) que usted no tiene el estado habitual.

Para lograr este entendimiento, no has visto nada. Los pensamientos preparatorios, si los pensamientos positivos, la meditación o la oración no son nada. Por un tema de este tipo, que ha preparado su trabajo, pero una vez en el escenario, no se ha despegado de gran mediocridad. Aunque en esta ocasión, que se embarcan en la interpretación de un tema que viene de amarte. Y lo que dice es extraordinaria.

Desde el momento en que se enteró de este estado, su interpretación fue fluyendo fluido y perfecto, usted dijo: "Estoy bien hoy. Debo continuar con este impulso ". Allí, al instante, se rompe el hechizo. Ha completado la interpretación aliento, cayendo en una gran banalidad. Los resultados "overconscience" en la abolición de la conciencia reflexiva. A la menor disminución de analizar el fenómeno en el más mínimo intento de ser consciente de ser consciente, el fenómeno se detiene.

Este estado se conoce en cualquier embarcación, como controlar la acción desde el principio hasta el final. El herrero al campeón deportes, cada persona que alcanzó la cima de su arte ha experimentado este estado (4). La repetición continua del mismo gesto se enfrentan a una máquina mata irremediablemente, al igual que el procesamiento estadístico.

¿Cómo no llegar a este estado?

El estado no se produce cuando trato de conseguirlo. Cuando empecé, hice una oración temprano en el día o antes de interpretar el tema. Indian repetir un mantra. Nunca se le dio nada. Tampoco el hecho de tratar de ser bueno! En otras palabras, no hay oración o ninguna diferencia. El resultado podría ser bueno o malo. Peor aún, la oración, visualizar o meditar refleja el temor de que no funciona. Se da consistencia a dudas de que obstruya el acceso a este estado.

El estado no se obtiene cuando el astrólogo está sujeto a la presión de un contacto que no está involucrado en el fenómeno. Su acceso se cierra cuando la persona que llama (individuo o grupo) quiere poner a prueba el astrólogo. Esto se aplica incluso si el altavoz adopta una posición de observador crítico sin involucrarse en el acto de interpretación (5). Los mejores astrólogos son dientes rotos cuando fueron sometidos a pruebas llamadas "científica". Nada peor para el astrólogo que la siguiente situación: un cliente para que su interpretación era perfecto dar su dirección a un escéptico que viene a probar que usted. En general, es un desastre. (6)
¿Cómo promover el desarrollo del estado?

Para alcanzar el estado, a dos pasos tienen que ocurrir.

La primera es la puesta en práctica de un ritual que sirve escabel. Este ritual debe realizarse de forma controlada y espontánea. Debe ser inmutable, simple y precisa. Me del astrólogo da paso a este rito. En una consulta celeste (horaria), este rito se basa en las normas que aseguren la "perfección" (7). Estas reglas son estrictas, el ego del astrólogo (su voluntad, su imaginación, su orgullo) para su cumplimiento. Conciencia reflexiva (el que puede tener una distancia crítica frente al fenómeno) se suprime temporalmente.

Una vez que la conciencia reflexiva horquillado, un zócalo de liberación total debe hacerse cargo. A partir de ese momento, la astrología se comporta como una máquina prodigiosa a tener sentido.

El contraste entre estas dos fases se acentúa, mejor será el resultado. En diferentes tipos de astrología, este contraste es espectacular en la zona de la astrología. O cuando el astrólogo interpretar una carta natal con la mentalidad de que le dio su formación en la zona de la astrología. Los resultados son menos exitosos cuando:

- El método de interpretación es ritualizada de un extremo al otro. Si un método basado en normas estrictas funcionaba, el equipo se descargará excelentes interpretaciones. Este no es el caso (8).

- El método da rienda suelta desde el principio. A medida que el astrólogo no ha operado la tecla, su interpretación está dentro del imaginario y de fantasía o banal prueba (9).

Cuando se alcanza el estado, no interrumpa el flujo. Durante este flujo, cada símbolo se pone un rendimiento, siempre es exacta a pesar de los muchos atributos del mundo sensible (10) que puede ser su propio (11). Si la persona que llama le interrumpe constantemente, por lo que cambia el objeto de su voluntad, que le obliga a depender de la conciencia reflexiva que mata el fenómeno.
Lo que ha ocurrido realmente?

El mago muestra un estado de unión entre la conciencia habitual y algo de una calidad superior. Para esta identificación se produce, el intervalo, la brecha que impide la unión deben ceder el paso.

Este intervalo es la conciencia reflexiva, un descenso que me siento frente a sí mismo. En este estado, el auto no es ni destruido ni inconsciente. Él simplemente no tiene la conciencia reflexiva de sí mismo. Funciona de manera espontánea. Accede a una overconscience en la que el sujeto que conoce (yo) es uno con el objeto conocido (el contenido de la interpretación). La autoconciencia se encontró así como la visión directa (12).

No hay trance, sin pérdida del conocimiento u otro fenómeno mediúmnico. Esta identidad con la realidad (13) absorbe la intensa actividad del alma. No abolir el auto. Es más bien para mí su máxima intensidad, su existencia absoluta. Esta experiencia me llevó a la certeza superconsciente tranquila de la intuición inmediata que tiene de sí mismo. Esta es una consciente - y la confianza - que el astrólogo colocar su interpretación. Es lo que habla al acceder a un conocimiento que aparece espontáneamente reveló.

> [Denis LABOURÉ] - Crónicas Marcianas // enero de 2011.



(1) Del griego en theos: transporte Dios.

(2) Plotino describe este estado: "Si recordamos aquellos tiempos cuando, aquí, estamos en estado de contemplación en total claridad: en estos tiempos, no hacemos ninguna rentabilidad sobre nosotros mismos mismo, debido a nuestra actividad intelectual que poseemos solamente y toda nuestra actividad se dirige hacia el objeto, nos convertimos este objeto ... ya nosotros mismos no somos ese poder. "(IV Ennéade, 4, 2, 3).

(3) El tiempo se experimenta como una secuencia de unidades - experiencia - independientes del tiempo objetivo.

(4) Si este estado continúa y se intenta reproducir de forma voluntaria, con otra carta, esto es lo que siente: "A menudo me despierto mi cuerpo para mí mismo; me sale fuera a otras cosas dentro de mí; Veo una belleza de una maravillosa majestad; así que creo que soy, sobre todo, de un mundo superior; la vida que vi entonces, así es la vida mejor; Me identifico con lo Divino, en él habito; Supremo alcanza este negocio, que es donde me puse; trasciendo cualquier realidad espiritual; pero después de que el descanso en lo Divino, la caída de la intuición en el pensamiento y el razonamiento, entonces me pregunto cómo pude nunca, y una vez más, de mejora, de cómo mi alma nunca podría llegar a la dentro de un cuerpo, si ya mientras está en el cuerpo, es tal que apareció a mí. "(Plotino, Enéada IV, 8, I, I).

(5) Calendario Astrología destaca este fenómeno: el consultor está en casa I, el astrólogo es casa VII. Los dos protagonistas están en el mismo barco. Son dos facetas de una misma realidad. Son dos interpretaciones es que lo divino en sí. Sin embargo, sin ver la contradicción, el astrólogo puede incluso leer una carta natal imaginando que no es en este tema.

(6) Dígale astro; mala estrella, la mala estrella. Las estrellas que caen!

(7) En el pasado, esta función también fue proporcionada por el cálculo y el tema de la parcela. Desde la impresora ofrece los temas, este paso ha desaparecido.

(8) Un excelente ejemplo es el método astrológico de la Escuela de Hamburgo. Si hemos de creer a sus escritos, todo llega a fórmulas, ecuaciones y figuras simétricas. Un rigor perfecto que no deja espacio para la creatividad emerge. Este rigor es atractivo para las mentes lógicas y repulsivo para los espíritus poéticos. Estos dos tipos de cuenta son las víctimas de una ilusión. Este rigor es un ritual para abrir la puerta. El practicante entra en el tema con sus ecuaciones, y luego dejar ir. Sólo aquellos que han visto funcionar la vieja generación de practicantes de este método - cuando los resultados eran espectaculares, que ahora ya no es así - puede entenderlo.

(9) Es frecuente que compensar astrólogos asesoramiento, que dicen lo que piensan en el tema, sino que en realidad interpretan el tema.

(10) Es decir, perceptible a los sentidos.

(11) Una casa puede cubrir varios atributos; casa IV es su padre es su casa, que es el fin de su vida, etc. Así, el dueño de la casa afligidos IV puede indicar un peligro para el padre, un movimiento, una vida infeliz tarde, etc. Cuando el astrólogo llegó al estado, escogió de forma espontánea y consistente, sin pensar, buen partido. Esta no es la clarividencia, porque lo que él elige en realidad es un atributo de la cuarta casa. Simplemente, siempre se elige la derecha.

(12) "El alma tiene al mismo tiempo la conciencia de sí mismo, porque ya no es uno y lo mismo con lo inteligible" (Plotino, Enéada IV, 4).

(13) En la filosofía platónica, es el intelecto y la unión con el mundo inteligible.

Del francés con el Traductor de Google. 






lunes, 1 de diciembre de 2014

Tablas de signos desde la lectura de Alí Aben Ragel.










A partir de la lectura del primer libro  "Conplido en los iudizios de las estrellas", de Alí Aben Ragel, he confeccionado unas tablas de los signos según su criterio, que por otro lado tiene influencias de Ptolomeo según nos cuenta.

Espero que os sean de utilidad.















viernes, 28 de noviembre de 2014

Quién fue Diego de Torres Villarroel ?




 

 
 Diego de Torres Villarroel

 



Diego de Torres Villarroel.

Diego de Torres Villarroel, (Salamanca, 1694 - ibíd., 19 de junio 1770) fue un escritor, poeta, dramaturgo, médico, matemático, sacerdote y catedrático de la Universidad de Salamanca




Biografía

 

Era hijo de un librero de Salamanca. Fue bautizado el 18 de junio de 1694. Se describió a sí mismo como rubio y de ojos azules y bien parecido, "con más catadura de alemán que de castellano o extremeño" y como persona desenvuelta, sociable y accesible. Aprendió las primeras letras y pasó a estudiar latín en el pupilaje de don Juan González de Dios, quien sería luego catedrático de Humanidades en la Universidad de Salamanca. Lo hizo con tal aprovechamiento que ganó tres años después una beca por oposición en el Colegio Trilingüe. Empero, su temperamento díscolo y travieso le empujó a faltar a clase, meterse en peleas, robar a otros compañeros y hurtar viandas de la despensa del colegio por lo que se ganó el sobrenombre de piel de diablo. Leyó mucho en la tienda de libros de su padre, pero sin orden ni programa alguno, aunque sentía particular afición por las matemáticas. La lectura del Astrolabium, un tratado sobre la esfera celeste del padre Cristoforo Clavius (1537-1612), le inclinó por la astrología. Otro libro llamado Tratado de la esfera, fue el que le introdujo en las matemáticas, ciencia olvidada en aquella época.
Según cuenta en su Vida, biografía muy novelada, al salir del colegio huyó de las consecuencias de sus desmanes a Portugal, concretamente a Oporto y a Coímbra, donde llevó una vida aventurera en la que fue sucesivamente ermitaño, bailarín, alquimista, matemático, soldado, torero, estudiante de medicina, curandero, astrólogo y adivino.
Esa biografía novelada haría que sus contemporáneos le atribuyesen una poderosa leyenda. Se supone que a su vuelta a Salamanca sentó la cabeza y emprendió un programa de voraz lectura de libros de filosofía natural, magia y matemáticas, y para ganarse la vida montó un pingüe negocio editorial como escritor de almanaques y pronósticos anuales bajo el seudónimo de "El gran Piscator de Salamanca", género de periodismo popular del que fue uno de los fundadores y con el que se hizo famoso, ya que mucha gente recurría a él para saber del futuro.
Parte de la leyenda de Torres tiene que ver con sus profecías, a las que —siempre a posteriori— se le atribuyeron notables aciertos. En el Almanaque de 1724 pronosticó con acierto la muerte del joven rey Luis I, que falleció el 31 de agosto de ese mismo año. Había profetizado que moriría en "el rigor del verano de 1724". Además también se le acusó de vaticinar el Motín de Esquilache y un pliego tardío suponía que había pronosticado la Revolución francesa, esta última de la siguiente manera:

Cuando los mil contarás
con los trescientos doblados
y cincuenta duplicados,
con los nueve dieces más,
entonces, tú lo verás,
mísera Francia, te espera
tu calamidad postrera
con tu rey y tu delfín,
y tendrá entonces su fin
tu mayor gloria primera.
Esta serendipia se explica de esta forma: 1000 + (300 \cdot 2) + (50 \cdot 2) + (9 \cdot 10) = 1790, año en plena Revolución francesa.
En 1723 marchó a Madrid en donde al principio sufre hambre y miseria pero por su buen don de gentes hace amistades de buena condición los cuales le ayudan. Estudia medicina y se gradúa en la ciudad de Ávila. Fue nombrado vicerrector de la Universidad, pero decidió buscar fortuna en Madrid, aunque pasa miseria al principio, sobreviviendo bordando para un vendedor de la Puerta del Sol. En esta época se plantea incluso dedicarse al contrabando, pero lo salva la Condesa de Arcos. Fue escritor de la Gaceta de Madrid en donde cuenta los cotilleos de la ciudad. A causa de un fenómeno de poltergeist en la casa de la condesa de Arcos y su fama como mago, fue llamado por esta para desencantarla durante once noches; no lo consiguió, pero eso le permitió un puesto como criado de su casa, a cama y mantel, y allí permaneció, pues, otros dos años En su palacio lee y escribe en abundancia, sin embargo en sus apariciones públicas se burlaba de la vanidad y falsedad de las clases altas y es expulsado de Madrid por el Real Consejo debido su carácter excéntrico, huyendo entonces a Salamanca.
De nuevo en tierras salmantinas, Villarroel descubre que la cátedra de matemáticas en la Universidad está libre y decide presentarse a los exámenes por oposición. Tan solo tenía un rival para ello, al que derrotó consiguiendo mejor resultado final y logrando la ansiada cátedra que hacía más de treinta años que no ocupaba nadie, debido a la incultura y dejadez que había sufrido dicha ciencia. La gente de Salamanca realizó varias fiestas en honor al nuevo catedrático. Villarroel comenta en su Vida que sus conocimientos matemáticos eran mínimos aún habiendo superado el examen, criticando el poco progreso de los estamentos universitarios. Durante cinco años estuvo enseñando matemáticas y en 1732 se gradúa en Artes, siendo maestro de dicha materia. Durante esta época pasaba los veranos en Madrid.
Él mismo da cuenta de su ascendencia soriana del siguiente modo:

Salieron de la ciudad de Soria, no sé si arrojados de la pobreza o de alguna travesura de mancebos, Francisco y Roque de Torres, ambos hermanos, de corta edad, y de sana y apreciable estatura. Francisco, que era más hábil, y de humor más violento, llegó a Salamanca; y después de haber rodado todas las porterías de los conventos asentó en casa de un boticario: recibiole para sacar agua del pozo, lavar peroles, machacar raíces, y arrullar a ratos un niño que tenía. Fuese instruyendo insensiblemente en la patarata de los rótulos: entrometiose en la golosina de los jarabes y las conservas: y con este baño, y algunas unturas que se daba en los ratos ociosos con los Cánones del Mesue salió en pocos días tan buen gramático y famoso farmacéutico como los más de este ejercicio. Fue examinado y aprobado por el reverendo Tribunal de la Medicina, y le dieron aquellos señores su Cedulón para que sin incurrir en pena alguna hiciese y despachase los ungüentos, los zerotes, los julepes, y las demás porquerías que encierran estos oficiales en sus cajas, botes, y redomas. Murió su amo pocos meses después de su examen; y antes de cumplir el año de muerto se casó, como era regular, con la viuda; la que quedó moza, bien tratada, y con tienda abierta: y entre otros hijos tuvieron a Jacinto de Torres, que por la pinta fue mi legítimo abuelo.
Estuvo en Medinaceli, en donde conoció a D. Juan de Salazar en ese mismo año del 32; es desterrado por un oscuro delito cometido junto con Salazar huyendo los dos hacia Burdeos. Vuelven arrepentidos a España y Salazar es condenado a seis meses de prisión, mientras Villarroel sufre destierro de Salamanca, yendo de nuevo hacia Portugal. Recorrerá el país luso pueblo por pueblo pero de forma triste y melancólica; cayó enfermo durante 2 años, hasta que sus hermanas suplicaron su regreso por orden del rey, cumpliéndose en 1734.
Desde entonces hasta 1743 se dedicaría a su trabajo en la Universidad, a la escritura de libros y sonetos, y a las idas y venidas a las estancias de la corte de Madrid. Su fama aumenta cada vez más y vive en casa de la duquesa de Alba (Palacio de Monterrey). En 1742 publicó los cuatro primeros «Trozos» de su Vida, de la que se hicieron cinco reimpresiones en aquel mismo año: tres legales y tres piratas o furtivas. Creó un periódico llamado el Piscator historial de Salamanca.
En 1745 sufre una depresión moral y filosófica que le hace arrepentirse de las fechorías hechas de joven y de sus escritos satíricos, provocándole un estado que rayaba la locura dejando el trabajo. En marzo de 1746 reaparece de nuevo por las aulas y en noviembre vuelve a Madrid, en donde le creían muerto. Su padre le instó anteriormente a que se ordenase de subdiácono para acceder a una capellanía en la parroquia de San Martín de Salamanca, pese a lo cual sólo llegó a ordenarse sacerdote cuando ya contaba 52 años.
En 1750, tras 24 años de cátedra, pidió su jubilación antes del tiempo legal, lo que Fernando VI le concedió por real decreto. Realizó el Camino de Santiago, siempre acompañado de gente que le admiraba y conocía, ya que era muy famoso. A partir de 1751 su vida fue tranquila "viviendo con honra en el pueblo donde nací", según palabras del propio Villarroel escritas en su autobiografía, trabajando en Salamanca en el enriquecimiento de la biblioteca universitaria.
Solicitó un diaconato en febrero de 1754, y un mes más tarde se ordenó de presbítero en Salamanca. Ayudó de modo desinteresado, e incluso con asistencia personal, al Hospital del Amparo de Salamanca.
En 1752 se publicó la primera edición completa de las Obras de Torres, impresa durante su vida, algo insólito para las costumbres de entonces y que informa de su gran popularidad. Se hizo por suscripción pública, procedimiento que fue en España la primera vez que se adoptaba. La suscripción fue encabezada por la familia real, el Marqués de la Ensenada, gran número de nobles, universidades y colegios mayores, religiosos y particulares, pero no por la Universidad de Salamanca. Tras su jubilación siguió trabajando en diversas comisiones de la Universidad; aún asistía a los claustros en 1769. Murió el 19 de junio de 1770, a los 77 años de edad, en el Palacio de Monterrey de Salamanca, donde ocupaba habitaciones que, hacía años, la Duquesa de Alba había puesto a su disposición.
Fue un hombre muy culto debido a su gran curiosidad, que junto con su fisonomía extraña y rara fascinaba a unos y repelía otros. Se situó entre la ciencia barroca y la ilustrada de los Novatores, pero no era nada supersticioso. Fue conocido por casi todo el país en aquella época y a pesar de ser un hombre relativamente callado cada vez que hablaba y opinaba provocaba el escándalo o la gracia de los demás. Se burló de todo lo que pudo siempre con aire desenfadado, provocando odios y envidias que lo llevó a diferentes destierros. Su personalidad queda reflejada en sus escritos, sobre todo en su Vida, titulada en la época Vida, ascendencia, nacimiento, crianza y aventuras del Doctor Don Diego de Torres Villarroel, catedrático de prima de matemáticas en la Universidad de Salamanca, escrita por él mismo.


Obra

 

En 20 años de escritor recibió más de 2,000 ducados cada año. Sus libros se vendían muy bien y escribió en abundancia, como por ejemplo Los desdichados del mundo y la gloria (1737), además de sus libros científicos como Anatomía de lo visible e invisible de ambas esferas (1738). Para Russell P. Sebold, la vida de Torres es de carácter bifronte (de dos caras): es un tejido de contrastes u oposiciones entre su conformismo burgués y su desprecio bohemio. Tiene conciencia de su existir sólo como contradicción consigo mismo y era fundamentalmente un escéptico incapaz de idealizar nada. Fue hombre mundano y como científico no hizo aportación alguna ni supo apreciar la importancia de Newton.
En 1752 se publica por suscripción pública una edición de sus obras en catorce volúmenes. Se hizo una reedición de sus obras completas en quince volúmenes en octavo en Madrid entre 1794 y 1799.
Su escritura y repertorio temático se inspiran principalmente en la obra de Francisco de Quevedo, de quien calca el estilo conceptista, pero, como bien notó Jorge Luis Borges, carece de la sombría visión pesimista de éste y por el contrario su estilo es vitalista y festivo. Como poeta, destacan sus sonetos (Los ladrones más famosos no están en los caminos; El presente siglo), las composiciones que llamó pasmarotas, sus jácaras y seguidillas, etc. Además también realizó varios versos de amor como A una dama o de la muerte, ¿Cuándo vendrá la muerte?.
La obra en prosa más importante que escribió, entre muchas otras, es Vida, ascendencia, nacimiento, crianza y aventuras del doctor don Diego de Torres y Villarroel, (1743, con sucesivas ampliaciones posteriores), dividido en seis "trozos" que corresponden cada uno a una década y donde, con todo el material de su propia biografía, da forma a una novela picaresca, sin imitar como en otras de sus obras el estilo de Quevedo, sino mostrando un estilo más castizo, llano, espontáneo y natural. También son interesantes sus Visiones y visitas de Torres con D. Francisco de Quevedo por Madrid, 1727-1751), de estilo muy conceptista. En El ermitaño y Torres (1752) diserta sobre la piedra filosofal. Se interesa en muchas de sus obras por lo humano y también por lo divino, ya que escribió sobre fantasmas y fenómenos aéreos extraños, incluso de experiencias personales, como en Juicio y pronóstico del globo y tres columnas de fuego que se dejaron ver en el horizonte español (1726). Llegó a repetírsele el fenómeno o prodigio, como gustaba de llamar a estos globos de fuego, en 1730 y 1736. Además también su diversidad en prosa llegaba hasta escribir vidas de religiosos (Vida de Sor Gregoria de Santa Teresa) y de poetas (Vida de Gabriel Álvarez de Toledo).
Compuso asimismo algunas piezas cortas como bailes y sainetes, y gran número de folletos más o menos satíricos, como Barca de Aqueronte, el Hospital de incurables, etc. Además, publicaba todos los años un Almanaque que le proporcionaba importantes ingresos y donde insertaba pronósticos, algunos de los cuales se cumplieron.

Fuente : Wikipedia. 




" Hay una íntima conexión entre las cosas de los hombres y los planetas ". Por Richard Tarnas.








 

"Hay una íntima conexión entre las cosas de los hombres y los planetas"


Los planetas estaban alineados de la misma manera el día en que Jimi Hendrix arrasó ante las multitudes con su forma heterodoxa de tocar la guitarra y el día en que Viena se rindió a los pies de Beethoven por la hondura de sus conciertos de piano. Lo explica Richard Tarnas, profesor de filosofía y psicología en California, formado en Harvard y doctorado en el Instituto Saybrook. Seguramente, un tipo poco habitual en el mundo académico.
En Cosmos y psique lo que Tarnas defiende es que todo está relacionado y que hay una íntima conexión entre lo microscópico y lo macroscópico, entre las cosas de las criaturas humanas y la marcha de los planetas, e insiste en señalar la extrema complejidad del mundo y la pluralidad de perspectivas desde donde puede ser analizado. El libro acaba de aparecer en Atalanta, la editorial que Jacobo Siruela puso en marcha tras dejar el sello que lleva su nombre. Como ya hizo entonces, ha abierto su desafío a propuestas poco convencionales, y en las que la razón conecta con otro tipo de saberes.
"La física cuántica ha mostrado que el edificio de la razón tenía grietas"
Tarnas considera que corren tiempos en los que reina una profunda insatisfacción y en los que los hombres no encuentran una manera coherente de explicarse las grandes cuestiones. "El reinado de la razón ha sido avasallador, y fueron tantos los logros tecnológicos que propició que parecía que se imponía un progreso irreversible", explica. "Luego vinieron los excesos y hoy parece claro que se ha ido demasiado lejos. Ahí están las crisis ecológicas y la amenaza cada vez más real de que la tierra tiene los días contados".
Años setenta, California: la contracultura cuestiona los valores sagrados y los jóvenes se abren a nuevas experiencias. Tarnas vivió aquellos días y confiesa que sólo ha podido embarcarse en este proyecto por enseñar en esa zona, donde hay menos prejuicios académicos. "La propia filosofía, la literatura y la física cuántica ya revelaron que el edificio de la razón tenía grietas. Después de Freud, Jung descubrió la riqueza de los arquetipos para explicar algunos conflictos psicológicos. Ahí había un camino por recorrer". Y en ese camino descubrió la astrología.
"El primer sorprendido fui yo", dice, "cuando empecé a comprobar que había muchos paralelismos entre las cartas astrales de las grandes figuras y que había relación entre la posición de los planetas y el momento en que, por ejemplo, Galileo, Darwin o Einstein realizaron sus descubrimientos más revolucionarios".
En Cosmos y psique, Tarnas propone un recorrido atípico por la historia, por las obras de los grandes maestros, por las crisis y las guerras y por los momentos de esplendor. La llave maestra que lo guía es la astrología y constata que "hay una íntima conexión entre las cosas de los hombres y los planetas". No habla nunca de una relación causal, no pretende establecer que un mundo determina lo que pasa en el otro. "Sólo propongo una manera distinta de ver las cosas que nos permita reconciliarnos con la naturaleza".

Richard Tarnas, durante su visita reciente a Madrid. / ÁLVARO GARCÍA




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