lunes, 8 de octubre de 2018

La paradoja astrológica. Por Alfredo Ballestín Serrano.






Alfredo Ballestín Serrano.







La paradoja astrológica

Alfredo Ballestín Serrano

Hacia una visión interdisciplinar para el estudio de la Astrología
Hace ya más de una década, tuve ocasión de aproximarme, con motivo de la elaboración de mi tesis doctoral{1}, a la obra del rabino judío Moisés Sefardí, que pasó a llamarse Pedro Alfonso tras su conversión al cristianismo. Este personaje, junto con Abraham Ben Ezra y Abraham bar Hiyya, conformó la tríada que coadyuvó decisivamente a la difusión de la cultura árabe en el Occidente cristiano. Mi tesis doctoral se basó en una de las principales obras de Pedro Alfonso, El Dialogus contra iudaeos, incardinado en el contexto de la polémica judeocristiana, de la que no existía ninguna edición crítica. Los tres personajes citados, todos ellos vinculados con Aragón, ocupan un lugar destacadísimo en la historiografía de la Astrología y aunque de la obra astrológica de Pedro Alfonso poco ha llegado hasta nosotros, su influencia se percibe en la obra de algunos de sus principales discípulos como son Walcher de Malvern y Adelardo de Bath. Como he señalado en otra ocasión{2} Pedro Alfonso fue un personaje comprometido con la Astrología, ciencia cuyo estudio y uso recomienda desde una perspectiva científica y racional, mediante la utilización de las matemáticas y la astronomía, basándose en la recuperación de autoridades como Aristóteles y Ptolomeo.
En su obra contra los judíos, y sobre todo contra la religión islámica, Pedro Alfonso se apoya en argumentos astrales en defensa de sus tesis. No obstante es, sobre todo, en su Carta a los peripatéticos franceses donde mejor queda fijada su posición hacia la Astrología. Esta carta, es el proemio a una obra astronómica{3} que escribió en forma epistolar en 1120 y en ella recomienda el estudio de la geometría, música, medicina y Astrología, aludiendo a la utilidad de esta última en tanto que hasta la medicina dependía de ella. Se distancia asimismo de la Astrología vulgar{4}, y rechaza las críticas hacia la utilización de la Astrología provenientes del clero cristiano.
Este afán racionalizador y omnicomprensivo de la Astrología por parte de Pedro Alfonso, no deja de ser un cierto anticipo del carácter problemático que arrastra siempre la teoría, interpretación y validación histórica de la Astrología.
Aquel primer acercamiento académico a la historia de la Astrología, ha supuesto la continuidad en la investigación de la que durante siglos fue reina de las ciencias, lo cual ha fructificado en este artículo en el que pretendemos dar un breve repaso a las polémicas que secularmente han acompañado a la Historia de la Astrología.
Efectivamente, desde mediados del siglo XIX hasta hoy, se viene produciendo un renovado interés por la Astrología, tanto en el campo estrictamente histórico como desde el campo de la epistemología crítica, redescubriendo un antiguo saber que, superado por los avances científicos, fue desterrado al mundo de las sombras a finales del XVII.
Este hecho, a todas luces paradójico, ya sea por la pertinacia temporal de la Astrología, –superviviente excepcional de la Antigüedad–, o bien por el sinsentido que sus propuestas, todavía lastradas con el asunto de la predicción y predestinación, suponen en el actual horizonte cultural y sobre todo, para el paradigma científico, tiene unas manifestaciones específicas que ponen de relieve la relevancia conceptual de la Astrología y la huella que el viejo saber ha dejado en la historia de la cultura. Ello conlleva el que en el siglo XXI la Astrología sea objeto de consideración teórica en sus aspectos epistemológicos, históricos y sociológicos.
Pero el carácter problemático de este renovado interés, habría de ser situado en la construcción decimonónica de la historia de los saberes positivos. Uno de los supuestos de esta historia era la génesis griega de la razón científica. Sin embargo difícilmente podía soslayar la realidad omnipresente de un pensamiento astrológico en el seno de la cultura clásica. Dejando aparte su aspecto en cuanto a forma simbólica religiosa, el recurso más socorrido fue hacer de esta realidad un accidente justificable como fenómeno de decadencia, apenas anecdótico y, sobre todo, resultado de la contaminación oriental. Pero esta solución es falsa y elude la complejidad del asunto. Por supuesto, y dicho de una vez por todas, la Astrología tiene efectivamente sus raíces en Babilonia, que como cultura agrícola y palaciega, y de calendario, ya venía desarrollando el conocimiento astronómico cuando Grecia no había superado su etapa arcaica. Pero el desarrollo griego de la Astrología es algo, valga la redundancia, genuinamente griego; es cierto que se debe diferenciar un eje temporal antes del cual, la plenitud clásica, la cultura griega está poco interesada en la teoría astrológica, y después, ya en el helenismo, el horizonte de la Astrología es indiscutible.
Quizá merezca la pena advertir que en Platón ya se anticipan algunas ideas de lo que va a ser la Astrología judiciaria propiamente dicha{5}. Primero porque su filosofía propicia la necesaria conciencia de alma individual (ajena al Oriente, donde la Astrología afectaba en todo caso y exclusivamente al soberano como mediador entre el cielo y la tierra). Y luego porque el modelo de la procesión de las almas en el Fedro y la divinización de los astros que plantea en sus últimas obras, serán supuestos también necesarios para la elaboración de los postulados astrológicos. No suele reconocerse este vínculo, pero es muy significativo que esa gran época de la Astrología que es el Renacimiento retomará precisamente esta suerte de patronazgo en el viejo Platón{6}. En todo caso, lo que es necesario reconocer es que la ciencia griega, a partir del helenismo –que, por otra parte, es la época más fecunda para tal ciencia– no contempla la Astrología como algo adjetivo; en realidad toda la ciencia orbita en torno a ella, y es obligado apreciar que aquellos que pasan por ser nuestros mejores aliados contra un saber supersticioso, en realidad son enemigos del propio pensamiento científico. Desde el ámbito de la teoría del conocimiento, los más críticos con la Astrología, como puedan ser Carnéades y Sexto Empírico, lo son en última instancia, con los fundamentos epistemológicos de la certeza científica. Es decir, flaca ayuda la que nos pueden prestar estos escépticos. Quizá también podrían haber sido críticos los filósofos epicúreos, en la medida que podemos suponer que heredaron de Demócrito la concepción del universo infinito, pero poco dijeron al respecto. Todas las demás escuelas son, en definitiva, firmes mantenedores de los supuestos del saber astrológico, y ello no implica sólo una dirección del comportamiento, sino un sistema de ordenación de ámbitos geográficos, biológicos y, en última instancia, hasta semiológicos; es decir, todo un fundamento de interpretación del mundo.{7}
Tampoco es muy sencillo señalar el exacto lugar del sistema astrológico en el ámbito de la cristiandad. Porque la ortodoxia cristiana tiene necesariamente que enfrentarse a la inflexibilidad de la cosmovisión astrológica, y así ocurrió en la cristiandad antigua, pero a nada que ésta se afianza como religión dominante, la resurgencia de la Astrología se ve por doquier. De hecho, su suerte no es muy distinta a la que corre en la propia cristiandad la noción de Fortuna. Avanzada la Edad Media, la reintegración de la Astrología en el conjunto de saberes y hasta de estrategias del conocimiento, es omnipresente. Los nombres podrían ser inagotables y más si añadiéramos la relevante mediación árabe, pero podemos quedarnos con un rey curioso, como es Alfonso X el Sabio, y un sabio que pone los fundamentos de la más alta teología medieval, como es Alberto Magno.
Todo esto resulta bastante conocido, a fin de cuentas el modelo astronómico de Ptolomeo es todavía el imperante; se supone por tanto que el nuevo modelo astronómico que trae el Renacimiento marcará un punto de ruptura. Y sin embargo, como bien advirtió Eugenio Garín{8}, el asunto tampoco aquí es tan sencillo, con lo que volvemos al principio; la aún usual convicción de que la crisis del sistema astrológico es asunto de positividad científica tiene que ser muy matizada. Es sabido que Kepler no tiene la menor intención de suspender las certezas de la Astrología, más bien la urgencia de ajustarlas a un nuevo modelo astronómico de cuya formación él es un protagonista indiscutible. Sin embargo, es cierto que a partir de esa época la Astrología empieza a tener sus críticos, como no es menos cierto que el Renacimiento y el Barroco serán épocas de plenitud para ésta y para tantas otros saberes alternativos, aparentemente ya en crisis. Un caso bien llamativo puede ser la total disparidad entre dos pensadores que no dejaban de ser condiscípulos y hasta amigos, por una parte Ficino, que es uno de los grandes –si no el mayor– articulador del moderno sistema astrológico y por otra, Pico della Mirándola, que es en buena medida el héroe fundador de la liquidación de la Astrología. Mirándola nos sitúa, en lo que ha sido hasta el siglo XVIII, el auténtico ámbito de suspensión del saber astrológico, no el de la ciencia sino el de la construcción del sujeto moderno, es decir, desde instancias morales, y en esta construcción, contra la Astrología, el protagonismo va desde Savonarola, el propio Pico della Mirándola, Lutero o Montaigne..., hasta llegar a Voltaire.{9}
Lo curioso es que es en esta tradición, en la que el siglo XIX contempla la liquidación de la Astrología y en esto podría decirse algo que coincide con Feyerabend{10} pero que lo dijo Jonathan Swift –y por una vez no con excesiva ironía–: «Cuantos han condenado este arte, aunque peritos en otras materias, bien por no haber aplicado sus estudios a cultivarlo, o bien por haberlos aplicado sin fortuna, no podrán dar testimonio de mucho peso en contra, ya que son vulnerables a la objeción frecuente de que condenan lo que no entienden»{11}.
La Astrología: de un saber polémico a una hermeneútica interdisciplinar
Pero lo cierto es que, como consecuencia de su carácter especulativo e híbrido, la polémica ha sido compañera secular de la Astrología. Y ello es así, prácticamente, desde su elaboración como sistema en época helenística, cuando la Astrología, como hemos dicho, era considerada la reina de las ciencias, y hasta nuestros días, en que está ubicada en los márgenes de la racionalidad, en ese vago y difuso ámbito reservado y restringido a creencias y supersticiones, en el que paradójicamente no se sitúa a la Religión.
El carácter especulativo de la Astrología se cifra sobre todo en una de sus facetas más características y conocidas, la posibilidad que se le adjudica de conocer o prevenir el futuro, ámbito tradicionalmente reservado a los dioses, mediante el conocimiento y utilización adecuada de unas determinadas reglas. Esta pretensión, contestada en principio desde el ámbito religioso, por chocar con la doctrina del libre albedrío, y a partir del siglo XVI desde ámbitos filosóficos, no necesariamente científicos –ya lo hemos visto– en contra de lo que se ha venido suponiendo, fue sin embargo asumida como parte del Saber hasta bien entrado el siglo XVII, cuando a causa del desarrollo de los conocimientos geográficos y astronómicos, que implicaron una nueva visión del cosmos, y más aún por la constitución del sujeto moderno, la Astrología fue perdiendo su credibilidad, quedando reducida su práctica y sobre todo sus aspectos formales, a los ámbitos circunscritos a las sociedades secretas y a sus saberes esotéricos.
Sin embargo, y a resultas de esta crisis, desde mediados del siglo XIX la Astrología{12} ha venido siendo reexaminada en los ámbitos científicos, bien para situar lo que había sido innegable presencia e influencia en la historia de la cultura, lo que, en tal sentido, forma parte de los estudios de simbología, iconología, formas de religiosidad, &c., además de propiciar el estudio de otras tradiciones astrológicas y su función en las culturas antiguas (paleo-astronomía, calendarios prehistóricos, Astrología china, meso-americanas, celtas...), bien para saldar cuentas, es decir, para desde un saber positivo confirmar su liquidación. Poco hay que discutir del primer aspecto; el segundo es el que cifra realmente la polémica que vamos a contemplar y que nos lleva a un planteamiento de trabajo: el porqué de un ensañamiento «científico» con la Astrología, que casi forma parte de una cultura popular en la que se inscribe también la propia Astrología.
Merece la pena advertir que la suspensión puede venir también y alimentar la polémica, no sólo en los dominios de la Historia de la Ciencia, sino desde el propio campo de la Astrología, que continúa existiendo, y que también desde finales del siglo XIX ha experimentado un resurgimiento, que llega a constituir un fenómeno de la moderna cultura de masas, lo que conduce también a una aguda controversia en razón de las diferentes actitudes de sus partidarios, en referencia a su significado y encaje en la sociedad y en la cultura contemporánea.
Pocas dudas puede haber de que los fundamentos de la Astrología se corresponden con un modelo de pensamiento de tipo mítico, el cual hace posible que, sin contradicción alguna –y el caso de la Astrología es paradigmático–, la utilización paralela de principios tan opuestos como lo puedan ser los matemáticos y los mitopoiéticos, un precipitado que, desde la perspectiva del pensamiento racionalista resulta de todo punto inviable. Ahora bien, incluso en el actual ámbito de la Astrología tradicional, en el que el modelo astronómico de Ptolomeo continúa vigente, y ligado a ello la admisión de la forma de pensar mítica analógica (fundada en la teoría de las influencias), no hay unanimidad de criterio acerca del concepto de Astrología. Sus supuestos varían, esencialmente, en función de variables geográficas y temáticas, y sólo la referencia fundamental a la fecha de nacimiento como dato básico, es común a todas corrientes astrológicas. En este ámbito la Astrología aparece caracterizada como «ciencia de las correspondencias celestes y terrestres», «ciencia de la influencia en los hombres de los cuerpos celestes», «Hecho cultural ligado a la toma de conciencia del transcurso del tiempo y los ritmos de la Naturaleza en el hombre», «área de conocimiento», &c.{13} Por el contrario, en el ámbito externo a la Astrología, se dan una serie de cuestiones de índole epistemológica que contribuyen a la confusión y a la polémica en torno a su significado y sobre todo, a su tratamiento y a su inserción en el área de las creencias y las supersticiones. Así, resulta controvertida la inclusión plena de la Astrología en el marco del pensamiento fideísta, puesto que, siendo un hecho su secular vinculación con los entornos de la mitología y de la religión –que la han impregnado de un aura mítico-religiosa cuyos vestigios se evidencian en los postulados astrales–{14}, no podemos insertarla plenamente en un horizonte estrictamente mitológico, ni tampoco considerarla religión, puesto que, en puridad, ni es una genuina mitopoiesis, ni se trata de una religión{15}, caso en el que se trataría de una astrolatría. Ni tan siquiera su remoto origen y conexiones con el complejo universo de la mántica oriental implicaría su confusión con una mancia, de las tantas existentes; ni aún con la astromancia, nombre que recibe el sistema de adivinación por medio de los astros, y uno de los motivos más frecuentes de confusión con la Astrología.
La cuestión se complica más cuando se considera que la propia formación etimológica de 'Astrología' resulta conflictiva{16} al hacer referencia a unos contenidos asumidos por la astronomía, una ciencia oficial y ortodoxa{17}, mientras que los de aquella han quedado al margen de la ciencia y calificados de creencias, pseudo-científicos, o supersticiosos. Un hábito lingüístico pues, que contribuye a enturbiar el ya de por sí difuso panorama epistemológico que ofrece la situación de la Astrología en el ámbito científico académico, siendo además una de las motivaciones últimas de la controversia. Para sus defensores, la secular vinculación de la Astrología con diferentes áreas de la ciencia como la astronomía, «con la que surge y se desarrolla en relación dialéctica, tomando sus datos básicos»{18} o las matemáticas y la geometría, que son utilizadas en los cálculos, serían motivos suficientes para conferirle un estatus que posibilitara su investigación como si se tratase de un conocimiento... eficaz, proyecto rechazado por sus detractores en tanto que el modelo científico, sustentado en la lógica de la razón experimental, difiere del modelo astrológico que lo está en el analógico. Una realidad que va más allá de cualquier planteamiento formal y que incide en lo estructural, ya que el abismo que media entre la ciencia y la Astrología queda establecido desde el mismo momento en que la estructura del conocimiento actual supone el rechazo de toda relación mística entre los acontecimientos cósmicos y los terrestres.{19}
La polémica, por tanto va más allá de la mera discusión sobre la validez de los, por otra parte, anacrónicos planteamientos astrológicos tradicionales. Tanto desde el punto de vista del moderado Garín, como del más combativo Feyerabend, podría advertirse que en la historiografía de la ciencia prima una tendencia de lo que no deja de ser un vano intento por cambiar la historia: la pretensión de silenciar las seculares, y no en pocos casos fértiles, relaciones entre las dos ramas de la ciencia de las estrellas, la astronomía y la Astrología. Se obvia la Astrología a favor de la astronomía y se denomina como astrónomos a quienes, fundamentalmente, ejercían el oficio de astrólogo, lo cual sucede hasta con el mismo Kepler, un bien conocido astrónomo platónico. También es habitual que se suscite el comentario fácil en ámbitos académicos a expensas de quienes soslayando la «prudencia científica» hacen de la Astrología su objeto de investigación. Incluso cuando el tema sea abordado desde la mera perspectiva histórica, advierte Lisi{20}, «el culto al modelo científico dificulta enormemente su tratamiento», y quien a pesar de todo se atreve a ello, escribe Arana, «en el mejor de los casos será tachado de oscurantista, y, en el peor, será excluido de los círculos intelectuales»{21}, en los que, insiste Guinard, será considerado «ideológicamente como sospechoso»{22}. Que tal contingencia pueda ser factible es una de las causas que explican, entre otras cosas, el que los investigadores hayan soslayado el abordar importantes parcelas, pertenecientes a distintas áreas de conocimiento, en las que la Astrología está presente. Una situación, señala Lemay, que ha provocado la existencia de importantes lagunas en la historia de la cultura, como sucede por ejemplo, en el caso del papel desempeñado por la Astrología en la ciencia y la mentalidad medievales{23}.
A este respecto es habitual que los investigadores actuales, como los del siglo XIX, realicen una profesión de fe anti-astrológica y manifiesten su rechazo hacia la Astrología, sea cual sea el aspecto que de ella traten. A esta tradición coadyuva, sobre todo en las últimas décadas, el misoneísmo y la confusión casi generalizada que origina un contexto socio-cultural en el que se ha configurado todo un horizonte de irracionalismo, en los márgenes de la muerte de Dios y la fe religiosa, propios de la cultura de masas, en la que proliferan toda una serie de mancias, creencias y videncias. Todo un totum revolutum en el que es habitual, por desconocimiento o interés, ubicar a la Astrología.
A la larga, la tensión que produce el debate de dos áreas tan opuestas como la de la ciencia y la de la creencia, amalgamadas ambas en el saber astrológico, encuentra fiel reflejo en escenarios diversos: los más significativos son aquellos en los que coincide su ámbito de actuación y de alguna forma colisiona ante sus pretensiones de monopolio: el celeste, en el caso de las ciencias del cosmos, y el de la conciencia, en los de la religión y la psicología social{24}.
Por prioridad y perseverancia anti-astrológica hay que señalar en primer lugar el ámbito religioso y teológico, en el que destacan las tres religiones monoteístas semíticas en general, y la católica romana en particular. El científico, con una notable producción bibliográfica contemporánea, que contribuye a completar el vasto panorama de la historiografía de la Astrología. A los dos hay que añadir el de la divulgación científica, un género de corte un tanto dogmático y cientifista, que ha encontrado en la crítica a la Astrología uno de sus más recurrentes motivos de exhibición.
En todos ellos, el tratamiento que se le suele dar es, en general, de rechazo y condena, revistiendo en ocasiones un tono de visceralidad excepcional que no se da hacia otros saberes marginales como pueden ser la cartomancia y la alquimia, o hacia las creencias religiosas, algunos de cuyos planteamientos básicos proceden, como los astrológicos, de horizontes netamente mitológicos; algo que en principio los hace tan susceptibles de ser cuestionados como los de la propia Astrología.
Posiciones más neutrales se vienen observando en trabajos recientes, en lo que de hecho representa la apertura a una nueva forma de abordar cuestiones relacionadas con la incidencia de la Astrología en la historia de la cultura y de la ciencia humanas.
La historiografía contemporánea de esta polémica es amplia y de perspectivas diversas, como corresponde a un saber caracterizado por una incidencia multidisciplinar que la convierte en objeto de atención para diversas áreas de conocimiento. La importancia de la Astrología como objeto de atención multidisciplinar ya fue puesta de relieve a finales del siglo XIX por el historiador de las religiones antiguas Franz Cumont, quien alertó del tesoro documental contenido en el Catalogus Codicum Astrologorum Graecorum,{25} obra de referencia para la historia de la Astrología, a cuya elaboración dedicó varios años de su vida.
Pero los investigadores, además de contar con el inmenso legado griego, han tenido a lo largo de este siglo oportunidad de conocer otras fuentes para el estudio de la Astrología, como son los textos cuneiformes mesopotámicos{26} y los de tradición helenístico-egipcia escritos con caracteres jeroglíficos. Todo ello permitirá que desde finales del siglo XIX, y a lo largo del siglo XX, con especial incidencia en sus primeras décadas, la cuestión astrológica sea abordada desde diferentes perspectivas, siendo pioneras las escuelas francesa, desde la humanística, y la alemana, desde la científica.
Por lo que a la escuela francesa se refiere, el máximo referente decimonónico lo encontramos ya en 1824, en el discurso pronunciado por Antoine Letronne con motivo de su entrada en la Academie des Inscriptions de Francia; es de señalar que este autor, que había realizado una investigación sobre el zodíaco circular egipcio de Denderah, se vio obligado a pedir excusas ante los miembros de la Academia por hablar de Astrología, a la que calificó de sueños absurdos vergonzosos para el ser humano{27}. Desde una perspectiva histórico-reduccionista, lo hizo Auguste Bouché-Leclercq,{28} en su obra dedicada a la Astrología griega todavía imprescindible para la historiografía de la Astrología; en ella, este historiador, considera a la Astrología como un híbrido de razonamiento científico y fe enmascarada.{29} Por su parte, el más grande historiador de las religiones clásicas, Franz Cumont, habla de pseudo-ciencia, que es en realidad un credo{30}. Más tarde André Festugière,{31} traduce el Corpus Hermeticum, obra en la que dedica un extenso capítulo a la Astrología y su relación con el hermetismo; en lo que a la Astrología respecta dice que se trata de la mezcla de una doctrina filosófica seductora, una mitología absurda y métodos científicos empleados sin sentido.{32}
En la misma época y desde la perspectiva de la historia de la ciencia, George Sarton considera a la Astrología como mezcla perversa de lo racional y lo irracional{33} y Otto Neugebauer, posiblemente uno de los mejores investigadores de los conocimientos científicos de la Antigüedad, dice que es una de las doctrinas más absurdas salidas de una superstición pseudo-racional, lo que, por otra parte, no le impidió referirse a la Astrología antigua como scientia sideralis, y que la desvinculara de la magia y el misticismo, reconociendo que la Astrología había sido la fuerza motivante de las observaciones científicas astronómicas mesopotámicas.{34}
En la década de los años sesenta un ambiente de contestación al sistema y de ruptura con lo tradicional impregna amplias capas de la sociedad norteamericana. La pasión por las filosofías orientales y las doctrinas teosóficas decimonónicas producen una reacción de tipo nihilista, gestando una Astrología de carácter esotérico, asumida y difundida ampliamente por el movimiento New Age. Todo ello será objeto de atención y provocará diversas reacciones: Karl Popper,{35} se refiere a la Astrología como patrón del no-cientifismo desde la óptica de la filosofía social.{36} No obstante, habrá que esperar hasta 1975, fecha en la que se produce la manifestación colegiada anti-astrológica más célebre, protagonizada por 186 investigadores, al publicar un manifiesto contra la Astrología en la revista The Humanist. Los firmantes, entre los que había representantes de diversas áreas, y varios premios Nobel, mostraban su preocupación por la aceptación creciente de la Astrología, advirtiendo que sus postulados chocaban con los científicos que ellos representaban. El mismo año se produce otra, de tipo individual, por parte del filósofo Theodor W. Adorno, crítico con la sociedad de consumo norteamericana y preocupado por la filosofía de la comunicación, se basa en los horóscopos publicados por el periódico Los Ángeles Times, para elaborar un trabajo sociológico en el que examina la Astrología como superstición de segunda clase, una de cuyas finalidades sería la de servir al orden establecido, perpetuando los valores sociales tradicionales{37}.
En las últimas décadas del siglo XX, se producen de forma puntual, tanto en Europa como en los Estados Unidos, manifestaciones individuales contra la Astrología, generalmente a cargo de miembros de las uniones racionalistas vinculados con la física y las ciencias del cosmos, algunas de las cuales tienen una clara actitud de misión{38}. En el fondo tienen un contenido similar y más específico que las anteriores, insistiendo en argumentos de carácter básico como el carácter geocéntrico de la Astrología, la no asunción por los astrólogos del fenómeno de la precesión de los equinoccios, las contradicciones internas de la Astrología y su incoherente selección de referentes estelares en la praxis astrológica. En Francia l'Academie des Sciences sigue fiel a la tradición de Letronne con científicos como Jean Claude Pecker,{39} que critica los argumentos utilizados por la Astrología tradicional, añadiendo otros nuevos relacionados con recientes investigaciones del cosmos y polemiza con el astrólogo Gauguelin acerca de la metodología utilizada en sus cálculos estadísticos. En su trabajo pone de manifiesto, entre otras cosas, las absolutas divergencias existentes entre la astronomía y la Astrología y las dificultades que entraña el lenguaje científico para su comprensión frente a un lenguaje de fácil compresión como es el astrológico. Muestra también su estupor por la utilización de técnicas astrológicas por parte de empresarios para la selección de personal, equiparando tal actitud a reglas de control racial. En la misma línea se manifiesta Lequevre, negando cualquier validez a una Astrología, considerada superstición, que no tiene nada que ver ni con la ciencia babilónica, utilizada incluso por Copérnico y cuyos fundamentos eran la simbiosis entre la naturaleza y el hombre, ni con los principios filosóficos, asumidos por el estoicismo, que buscaban en el universo un principio de unificación. Lequevre, que realiza el trabajo más completo y exhaustivo{40} de los existentes en contra de la Astrología, dice que tanto la Astrología savant como la de carácter popular, son imposturas, ambas basadas en principios falsos{41}.
La posición de las tres grandes religiones monoteístas semíticas{42}, de rechazo absoluto hacia la Astrología, viene dada por la colisión de los postulados astrológicos con principios comunes a todas ellas como son los de trascendencia, libre arbitrio y omnipotencia divina. En el caso de la Iglesia Romana y sin solución de continuidad, se retoman en época contemporánea los anatemas vero y neo-testamentarios{43}; se asocia a la Astrología con la adivinación y la magia y la rechaza, junto con el recurso al diablo, el espiritismo y las mancias, porque «están en contradicción con el honor y el respeto, mezclados de temor amorosos, que debemos solamente a Dios»{44}.
Por mencionar un caso más particular, en España{45} las posiciones críticas contra la Astrología se centran también en ámbitos con algún tipo de relación con las áreas de la física, las ciencias del cosmos y la psicología. No obstante, la posición más intransigente es la que mantienen las sociedades racionalistas, cuyos miembros suelen expresarse a través de medios comunicación estatales, otros de divulgación científica{46} o en sus propios boletines. Desde el campo científico, y por su especificidad, destacamos el trabajo de Isaac Amigo,{47} que trata acerca de los fundamentos irracionales de la creencia en la Astrología y a los condicionantes psíquicos que incitan al ser humano a creer en ella{48}; y el más atenuado de Juan Antonio Belmonte{49}, que basándose en la tradicional clasificación planetaria septenaria, propone una taxonomía para los conocimientos astronómicos en siete niveles. En el séptimo lugar, junto a la astronomía, astrofísica y metafísica, coloca a la Astrología, a la que se refiere como «creencia sin ninguna base científica pero de la que puede ser interesante su vertiente cultural e histórica»{50}. En lo que a las sociedades citadas respecta, destaca la amplitud de su marco de actuación, en el que integran todo tipo de pseudo-ciencias, fenomenologías y experiencias paranormales, sectas, alternativas médicas como la homeopatía y un largo etcétera, en el que, la Astrología suele ocupar un lugar destacado;{51} observándose en los ataques a la misma un cariz de índole más teológica que científica, de auténtica «cruzada contra la irracionalidad,» como se califica incluso desde posiciones críticas hacia la Astrología.{52}
Pero posiciones divergentes respecto de las anteriores las encontramos en diferentes entornos e incluso en diferentes programas epistemológicos. En el filosófico es fundamental la de Ernst Cassirer, quien, en su intento porque la filosofía abarque también una teoría de la concepción y de la expresión prelógicas, hace hincapié en el componente simbólico de la Astrología, a la cual relaciona con las clasificaciones mítico-simbólicas del universo, que hunden sus raíces en el círculo de la representación totémica. Resalta este autor la consistencia de la Astrología como forma de pensamiento y sus intentos por explicar la naturaleza.{53} En el de la Historia de la Ciencia, Lynn Thorndike, se hace eco de la reiteración de los argumentos contra la Astrología por parte de quienes ni siquiera han leído el Tetrabiblos de Ptolomeo, la principal obra de referencia, insistiendo en la imposibilidad de los historiadores de la ciencia de soslayar la constante presencia de la Astrología en ese campo.{54} Más radical se muestra Paul Feyerabend que, desde la filosofía de la ciencia critica duramente el método científico identificando el papel de la ciencia en la Edad Contemporánea con la religión en el medioevo. Sostiene que una sociedad avanzada debería tener capacidad para liberar el conocimiento de su influencia institucional; con relación a todo ello aduce el derecho individual de acceder a todas las opciones que desee para alcanzar el conocimiento, destacando entre las opciones posibles el caso de saberes como la Astrología.{55}
Más proclives hacia la Astrología y novedosas, por su pertenencia a ámbitos científicos, son las posturas reflejadas por los siguientes autores:
Suzel Fuzeau-Braesch,{56} cuenta entre sus más de 150 publicaciones científicas con tres dedicadas a la Astrología, respecto a la cual preconiza una investigación científica rigurosa que se llevaría a cabo, fundamentalmente, desde las áreas correspondientes a la física y la biología. La autora alude a los prejuicios y la intolerancia dogmática que impiden la investigación astrológica y aduce los contenidos positivos de trabajos de esta índole realizados con metodología estadística. Los resultados la llevan a interrogarse sobre los lazos que pueden existir entre los seres humanos y el sistema solar como contexto de aplicación de la Astrología. Al respecto plantea hipótesis de trabajo en las áreas citadas, a las que añade la astrofísica.{57}
Jesús Navarro Artigas,{58} cuya investigación discurre en una doble vertiente: como científico, intenta establecer el estatuto de la Astrología respecto del discurso científico, tratando de delimitar su carácter y su función en el marco de la estructura teórica del saber. En su obra teórica{59}, se refiere a las dificultades de índole epistemológica que existen en el propio seno del discurso científico para definir lo que está dentro y lo que está fuera de ese marco, incidiendo en las variaciones de los referentes de cientificidad que ha habido a lo largo de la historia. Hace hincapié en el momento en que la Astrología sale del marco del saber académico, provocado por la ruptura del racionalismo positivista con el paradigma de la armonía y sintonía universales y cuyas consecuencias negativas van más allá de la salida de la Astrología del marco científico. En cuanto a la praxis, ofrece toda una serie de aportaciones conceptuales e instrumentales para una mejor comprensión de la tradición astrológica.{60}
Por su carácter novedoso, revolucionario para lo que es la perspectiva de la Astrología tradicional, destaca el ya citado Patrice Guinard, que se distancia de los postulados astrológicos tradicionales y de las modernas corrientes astrológicas, como la científica, que pretende fundamentarse mediante procedimientos convencionales como es la utilización de la estadística. En su intento por ubicar y dar sentido a la Astrología en el contexto científico y cultural de la actualidad, crea una nueva terminología astrológica y su consiguiente aplicación metodológica basada en un modo de razonamiento propio que denomina «razón matricial», que no sería asimilable ni por la experiencia científica ni por la especulación filosófica. La razón matricial de Guinard es la base del nuevo modelo astrológico, por el que explica el proceso por el cual la psique recibe la impronta astral vehiculada a través de los ritmos planetarios, con lo cual se produciría una integración a nivel neuro-psicológico de los ritmos geo-solares que se traduciría en un estímulo psíquico de naturaleza continuada, la impronta astral, y en una estructuración del sistema nervioso central a través de estados mentales preconscientes, que, a su vez, originarían las representaciones psico-mentales. La necesidad de investigar lo astrológico «aún sin el permiso de la ciencia»,{61} la crítica de la «astrofobia» manifestada por algunos astrónomos,{62} «que se erigen contra la Astrología no tanto como científicos, sino como ideólogos de la institución científica,» son algunos de los argumentos esgrimidos por Guinard frente a los detractores de la Astrología. Critica, por otra parte, el que la cultura de masas trate únicamente de los «sucedáneos de Astrología,» potenciados por los «fabricantes de horóscopos» que refuerzan el descrédito de la Astrología y dan cobertura al «activismo anti-astrológico,» siendo más perjudiciales para la Astrología «que el ostracismo al que está sometida en los medios científicos y universitarios.»{63}
2. Objeto de atención multidisciplinar
Como hemos señalado, la importancia de la Astrología en tanto que objeto de atención multidisciplinar, fue puesta de relieve por el historiador de las religiones antiguas Franz Cumont a finales del siglo XIX. Su elaboración del CCAG serviría de base a numerosos trabajos relacionados con la Astrología. Pero los investigadores, además de contar con el legado griego cuentan con otras fuentes para su estudio, como son los textos cuneiformes mesopotámicos y los de tradición helenístico-egipcia escritos con caracteres jeroglíficos. Con estos instrumentos y en las últimas décadas ha destacado Bottéro, uno de los grandes expertos en religiones mesopotámicas de la no menos prestigiosa escuela de «asiriología» francesa. Bottéro trata de la Astrología en sus trabajos sobre la religión y la ciencia mesopotámica, con las que estaba imbricada y cuya sistematización se plasma en el original modelo de la «ciencia listada» mesopotámica{64}.
Mientras, en el área alemana se venían produciendo numerosos trabajos como los de Boll{65}, Bezold y Gundel que, además de traducir los textos astrológicos más antiguos procedentes de las tablillas cuneiformes mesopotámicas, escribieron sobre los orígenes de la Astrología, proponiendo diferentes niveles para su correcta investigación, incidiendo en su origen y conexiones con la doctrina astral sumero-babilónica. Sientan las corrientes astrológicas que subyacen en la Astrología helenística así como las cuestiones existentes entre el discurso filosófico griego frente a la Astrología. Además Gundel realiza los primeros estudios sobre los horóscopos caldeos y griegos más antiguos y de los primeros astrólogos{66}. En cuanto a Neugebauer, que junto con Boll había colaborado con Cumont en la elaboración del precitado Catálogo, ofrece una panorámica general de la ciencia mesopotámica insistiendo en la inserción y relevancia de la Astrología en el horizonte científico de la región, que va más allá de sus innegables vinculaciones con la magia y la mántica.{67} Por su repercusión posterior, al abrir nuevas perspectivas para una Astrología de carácter simbólico y no predictiva, son importantes las aportaciones de otros tres autores de la escuela alemana como son el austríaco Knappich, que escribe una Historia de la Astrología,{68} profundamente marcada por el pensamiento filosófico de Cassirer, quien había insistido en la relevancia conceptual de la Astrología y su consistencia como la forma de pensamiento más acabada del discurso mítico en el que sitúa sus raíces. En las mismas fechas y en sintonía con el discurso astrológico de carácter simbólico se manifiesta Carl Jüng, fundador de la escuela psicoanalítica de Zurich, que ofrece una novedosa dimensión a la Astrología con su nueva visión acerca de los símbolos astrológicos, a los que intenta reanimar al considerarlos verdaderos modelos o arquetipos de comportamiento humano, situados en los niveles más profundos del inconsciente.{69}
Con este marco referencial se produce en el ámbito académico toda una serie de manifestaciones que vienen a dar testimonio de la relevancia conceptual de la Astrología desde finales del siglo XIX hasta nuestros días, en que la cuestión astrológica pasa a ser objeto directo de atención e investigación multidisciplinar. Todo ello encuentra reflejo en la correspondiente historiografía{70} que incluye la existencia de revistas especializadas{71}, numerosas tesis doctorales{72}, congresos y reuniones científicas{73}, líneas y proyectos de investigación, y más recientemente, casos de docencia postdoctoral.{74}
En lo que al ámbito universitario español respecta, destacan sobre todo, los equipos de investigadores encabezados por el profesor Joan Vernet, en el Departamento de Historia de la Ciencia de la Universidad de Barcelona, y Aurelio Pérez Jiménez en el de Filología Clásica de la de Málaga. Ambos cuentan con numerosos trabajos relacionados con la Astrología de época árabe, medieval y renacentista, además de nuclear e impulsar la investigación, y publicación de un buen número trabajos de esta temática. Nos consta además, la existencia de varias investigaciones numerosos investigadores en distintas universidades españolas que investigan diferentes aspectos e incidencias del saber astrológico en distintas, y a veces novedosas, áreas de conocimiento.{75}
Para finalizar, parece oportuno mencionar el Proyecto de Investigación{76} llevado a cabo recientemente en la Universidad de Zaragoza, en el que se abordan tres aspectos esenciales, en un intento por delimitar los supuestos, las orientaciones y los límites de una historia de la Astrología. El primero de ellos trata acerca de los orígenes históricos de este saber, con objeto de determinar el carácter de la Astrología como tipo de conocimiento en el marco de la cultura donde nació. El segundo trata simultáneamente, del carácter de la Astrología a partir de su reajuste, dentro de las formas del saber, en las postrimerías del siglo dieciocho, y del estado de la cuestión en la perspectiva contemporánea dentro del marco de las propias y diversas lecturas del discurso astrológico; y el tercero, intenta establecer el estatuto de la Astrología respecto del discurso científico, tratando de delimitar su carácter y su función en el marco de la estructura teórica del saber.
Notas
El presente trabajo es un resumen de mi aportación al Proyecto de Investigación 246-28, financiado por el Vicerrectorado de Investigación de la Universidad de Zaragoza que lleva por título: Aportaciones para una visión interdisciplinar para el estudio de la Astrología.
{1} Cf. El 'Dialogus contra iudaeos' de Pedro Alfonso. Traducción y notas críticas. Su inserción en la polémica judeo-cristiana. Tesis presentada para la obtención del grado de Doctor en la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de Zaragoza (noviembre de 1993), Prensas Universitarias de la Universidad de Zaragoza, 2002 (ISBN:84-95480-83-2).
{2} Cf. «La Astrología judía en Aragón» en Aragón Sefarad, Zaragoza, Diputación de Zaragoza 2003, vol. I (en prensa).
{3} Esta obra se encuentra en dos manuscritos: el Arundel (270, fol 40v-44r, siglo XII), en el British Museum y el nº 1283 del Corpus Christi Collage de Oxford. Ambos estudiados y publicados por el profesor Millás Vallicrosa.
{4} Heredero de una tradición astrológica culta que hunde sus raíces en la cultura sumeria y a la cual los griegos aportaron las matemáticas y la geometría y los árabes importantes conocimientos teóricos, matemáticos y técnicos, basados en la utilización de cuadrantes, relojes y sobre todo el astrolabio. Pedro Alfonso rechaza las prácticas fraudulentas de la astromancia realizadas por pseudo-astrólogos.
{5} Para las perspectivas pre-astrológicas en Platón cf. F. Lisi, «Astrología, astronomía y filosofía de los principios en Platón», en A. Pérez Jiménez (ed.), Astronomía y Astrología: de los orígenes al Renacimiento, Eds. Clásicas, Madrid 1994, págs. 87-109.
{6} Sobre la vinculación de la Astrología renacentista a una recuperación de Platón es recomendable la lectura de E. Panofsky, «El movimiento neoplatónico en Florencia y el norte de Italia» y «El movimiento neoplatónico y Miguel Ángel», Estudios sobre iconología, Alianza, Madrid 1972, págs. 189-237 y 239-319.
{7} Cf. J. R. Arana, «Ecología actual y Astrología antigua», en: S. Echandi (coordinador), El espejo y el modelo. Perspectivas en Historia de la Filosofía Griega, Mira, Zaragoza 2003, págs. 143-164 y del mismo autor: «Hermeneutica de la Astrología grecorromana», Veleia 2002 (en prensa).
{8} E. Garín, El zodíaco de la vida. La polémica astrológica del Trescientos al Quinientos, Península, Barcelona 1981.
{9} De Pico della Mirándola: De hominis dignitate; de Montaigne, ver su broma, bastante benévola, contra los «adivinos», en una época en la que imperan los Porta, Cardano, Agripa o Nostradamus, en «De los caníbales», Ensayos Vol. I; de Voltaire, que ya concluye la época de la crítica pre-positivista, la entrada Astrología de su Diccionario filosófico.
{10} Cf. nº 40, infra.
{11} J. Swift, «Predicciones para 1708», en Obras selectas, Ed. Swan, San Lorenzo del Escorial 1988, pág. 688.
{12} Nos referimos siempre a la Astrología «culta» y no a otras formas de Astrología como la popular, que tradicionalmente se conoce y practica en medios dedicados a las actividades primarias como la agricultura, la ganadería o la pesca o a las nuevas modalidades de adivinación y videncias, que proliferan en los medios de comunicación, y que habitualmente reciben también el nombre genérico de Astrología.
{13} Para un análisis conceptual más pormenorizado nos remitimos al trabajo publicado el año 2001 por José Quintano, director de la revista Beroso, en la revista on line del Centre Universitarie de la Recherche en Astrologie de París.
{14} Cf. A. Pérez Jiménez, «Mito y Astrología en Grecia: un viaje con retorno» en J. L. Calvo Martínez, Religión, magia y mitología en la Antigüedad Clásica, Universidad de Granada 1998, págs. 137-165. Del mismo autor «El mensajero Hermes y las propiedades astrológicas de su planeta Mercurio» en A. Pérez Jiménez y Cruz Andreotti (eds.), Aladas palabras. Correos y comunicaciones en el Mediterráneo, Eds. Clásicas, Madrid 1999.
{15} Tesis de W. Hübner, para quien la Astrología es una manifestación religiosa. Cf. W. Hübner, «L'astrologie dans l'Antiquité», Pallas 30 (1983), 1-24.
{16} La relación nomía/logía, tal como se juega para el prefijo 'astro', es totalmente singular porque, por una vez, lo que se refiere al logos, es decir, a la ciencia, ha quedado degradado; ejemplo contrario: en etnografía/etnología, el 'grafía' es el término débil mientras que el 'logía' es apropiadamente el fuerte.
{17} Lequevre afirma que en la actualidad la astronomía ha tomado el relevo de la Astrología, siendo ella la que de alguna forma pretende explicar los lazos que unen a la Tierra con el cosmos y Juan A. Belmonte, astrofísico y director del Museo de la Ciencia y el Cosmos de Tenerife afirma que: «La apropiación de terminología científica por parte de pseudo-creencias, supercherías y supersticiones, es lo que, con el paso de los siglos ha hecho que, por ejemplo, los astrónomos reneguemos de la palabra que resultaba más lógica para definirnos: astrólogos». Cf. F. Lequevre, Astrologie. Science, Art ou Imposture? Burdeos, l' Horizon Chimerique, 1991. y J. A. Belmonte, Las leyes del cielo. Astronomía y civilizaciones antiguas, Temas de Hoy, Madrid 1999, pág. 24.
{18} Cf. J. L. Calvo Martínez, «La Astrología como elemento del sincretismo religioso del helenismo tardío», en A. Pérez Jiménez (o. c., págs. 59-81, supra, n. 1).
{19} Cf. S. Giedion, El presente eterno: Los orígenes de la arquitectura, Alianza, Madrid 1986, pág. 150.
{20} F. Lisi (o.c., págs. 1-ss., supra, n. 1).
{21} Cf. J. R. Arana (o. c., supra, n. 3).
{22} Cf. P. Guinard, El Manifiesto, pág. 31, es un extracto de su tesis doctoral: La Astrología, fundamentos, lógica y perspectivas, defendida en la Universidad de la Sorbona el año 1993 y publicado en la revista del Centro Universitario de Investigación Astrológica de París, que él mismo dirige desde su creación en 1999.
{23} Como señala Vicente García, para quien una serie de prejuicios y circunstancias de todo tipo han obstaculizado la evaluación de lo que se entendía por Astrología en la Edad Media. Cf. L. M. Vicente García, «Una nueva filosofía de la Astrología en los siglos XII y XIII: el impacto de las traducciones del árabe y la postura de Santo Tomás de Aquino», Revista Española de Filosofía Medieval, 9 (2002), 249-264.
{24} El Universo como fuente inagotable de especulación metafísica, teológica y psíquica, es una idea que esboza John North, profesor de Historia de las Ciencias Exactas en la Universidad holandesa de Groningen. Cf. J. North, Historia Fontana de la astronomía y la cosmología, FCE, México 2001.
{25} Catalogus Codicum Astrologorum Graecorum (CCAG), Académie Royale de Belgique, Bruselas, 1898-1963; consta de 12 tomos en 20 volúmenes con un prefacio del autor fechado en 13 de agosto de 1898. Describe numerosos manuscritos astrológicos griegos con amplios extractos de los textos, siendo de referencia imprescindible para la historia de la Astrología.
{26} Las excavaciones de las ruinas de Nínive, iniciadas en 1847, sacaron a la luz la biblioteca más antigua del mundo con más de 25.000 tablillas escritas en caracteres cuneiformes, de las cuales 4.000 contenían presagios astrológicos.
{27} Cf. «Sur l'origine grecque des zodiaques prétendus égyptiens», Mélanges d'érudition et de critique historique, Ducrocq, París 1860, pág. 44. Habla aquí de la Astrología como una ciencia mentirosa.
{28} Miembro del Institut y profesor de las facultades de Montpelier y París
{29} Cf. A. Bouché Leclercq, l'Astrologie Grecque, París 1899. (repr. Bruselas 1963).
{30} Cf. F. Cumont, Astrology and religion among the Greeks and Romans, Dover, Nueva York 1960 (reprint), pág. XI. Dice también que la Astrología es la más monstruosa de todas las quimeras engendradas por la superstición..
{31} Director de l'École Pratique des Hautes Études de Paris,
{32} Cf. A. Festugière, La Révelation d'Hermes Trismégiste: I: l'Astrologie et les sciences occultes, Les Belles Lettres, París 1986.
{33} Cf. G. Sarton, A history of science, Harvard University Press, Cambridge 1952.
{34} Cf. O. Neugebauer, «The survival of Babylonian methods in the exact sciences of Antiquity and Middle ages» Proceedings of the American Philosophical Society, 107.6, 1963.
{35} Cuya formación básicamente es científica, (matemáticas y física) en su obra se declara enemigo de toda concepción determinista, dogmática y totalitaria.
{36} Cf. K. Popper, Conjectures et réfutations, Londres 1963.
{37} Cf. Th. Adorno, Bajo el signo de los astros, Laia, Barcelona 1986. No obstante, habría que preguntarse hasta qué punto Adorno no está dirigido por una oscura pasión en su mirada hacia la Astrología, porque ya en 1929 en su ensayo sobre estética musical «Nocturno», se puede leer esta intrigante referencia: «en la actualidad la auténtica Astrología interviene en la selección erótica practicada a través de la magia y el ocultismo por mujeres perversas»; cf. Th. Adorno, Reacción y progreso y otros ensayos musicales, Tusquets, Barcelona 1970, pág. 29.
{38} Sobre este tipo de actitudes en la actualidad trata Ignacio Izuzquiza en su obra Filosofía del presente. Una teoría de nuestro tiempo, Alianza, Madrid 2003, y a las mismas alude Lisi, señalando que la atracción que todavía en la actualidad produce la Astrología tiene sus claves en la misma fe supersticiosa con que otros adoran la ciencia. Cf. F. Lisi (o.c., pág. 88, supra, n. 1).
{39} Profesor de Astrofísica Teórica en el Collège de France.
{40} Y plagiado debiéramos añadir, por un conocido autor español.
{41} Cf. O. c., supra n. 9 y del mismo autor: «L'astrologie et la science», La Recherche scientifique, 140 (1984), págs. 118-128.
{42} Sostiene Patrick Curry que el dios único judeo-cristiano ha sido tomado como modelo por la ciencia moderna en su intento por monopolizar la verdad. Cf. P. Curry, A confusion of prophets, Londres 1962, pág. 15.
{43} Cf. Dt, 4,19; Is, 47,13-14 y Epístolas de Pablo de Tarso a los Gálatas, 4,10-11; a los Colosenses, 2,8 y a los Romanos, 8,38.
{44} Cf. Catecismo de la Iglesia Católica del año 1992.
{45} El manifiesto contra la Astrología firmado por los científicos americanos en 1975 fue asumido y firmado en España el año 1990 por cerca de trescientas personas relacionadas con diferentes áreas científicas.
{46} Obra clásica de este tenor es la del periodista científico y actual director del Museo de la Ciencia de Valencia, Manuel Toharia, Astrología ¿Ciencia o creencia?, Mcraw Hill, Madrid 1992, una obra de que a pesar de su falta de originalidad, es citada como referencia referencia en la historiografía científica de España.
{47} Profesor de la Facultad de Psicología de la Universidad de Oviedo.
{48} Cf. I. Amigo, Astrología. El mito de las estrellas, Alba Ed., Barcelona 1998.
{49} Astrofísico que dirige el Museo de la Ciencia y el Cosmos de Tenerife
{50} Cf. J. Belmonte, Las leyes del cielo. Astronomía y civilizaciones antiguas, Temas de Hoy, Madrid 1999, pág. 263.
{51} Destacamos el curso programado por la Universidad de La Laguna «Mitos y realidades en la ciencia y las pseudociencias» a celebrar el año 2003.
{52} Cf. I. Amigo (o. c., pág. 24, supra, n. 32).
{53} Con relación a la Astrología dice este autor que «considerada desde el punto de vista meramente formal, la Astrología es uno de los más impresionantes intentos de concepción ideológica sistemático-constructiva que jamás haya emprendido el espíritu humano». Cf. E. Cassirer, Wesen und Wirkung des Symbolbegriffs, Darmstadt 1956, pág. 30.
{54} Cf. L. Thorndike, A history of magic and experimental science, Columbia University Press, Nueva York 1941, vol. 5, págs. 181 y 116, y «The True Place of Astrology in the History of Science», Isis 46 (1955), 273-278.
{55} Cf. P. Feyerabend, La ciencia en una sociedad libre, Madrid, Siglo veintiuno, 1982. Previamente escribió Against metod, traducido al castellano por la Editorial Ariel en 1974, en el que manifestaba su pretensión de «liberar a la gente de la tiranía de los ofuscadores filosóficos y de conceptos abstractos como verdad, realidad u objetividad, que ensombrecen la visión de la gente y sus modos de vivir»; cf. pág. 179.
{56} Doctora en biología, y directora honoraria del Centre Nationale de la Recherche Scientifique de Francia.
{57} S. Fuzeau-Braesch, Pour l'astrologie. Réflexions d'une scientifique, Albin Michel, París 1996.
{58} Doctor Ingeniero de Telecomunicación, es catedrático de la Universidad de Zaragoza, en la que realiza sus actividades académicas.
{59} Cf. J. Navarro, «Astrología y Ciencia» en Aportaciones para una visión interdisciplinar de la historia de la Astrología. Vicerrectorado de Investigación de la Universidad de Zaragoza. Proyecto de Investigación 246-28, curso académico 2000-2001.
{60} Cf. J. Navarro Artigas, Claves y significaciones astrológicas, edición del autor, Zaragoza 2000, y del mismo editor y año, Las progresiones anuales, lunares y fraccionales.
{61} Cf. El Manifiesto, pág. 31.
{62} Distingue el autor a estos astrónomos de los que «absorbidos por una verdadera investigación no pierden el tiempo en desacreditar la Astrología». Cf. El Manifiesto: «La astrofobia cientifista», págs. 34ss.
{63} Cf. Ginard (o. c., pág. 53, supra, n. XXX)
{64} Cf. Bottéro, «l'astrologie est née en Mésopotamie» en: VVAA, Introducción al Antigtuo Oriente. De Sumer a la Biblia. Págs. 184-196, Grijalbo Mondadori, Barcelona 1996. Publicado igualmente en L' Histoire, 141, 1991. Obra más reciente y completa de este autor la encontramos en La plus veille religión, en Mésopotamie, Gallimard, París 1998.
{65} Cf. F. Boll, C. Bezold, y W. Gundel, Sternglaube und Sterndeutung. Die Geschichte und das Wesen der Astrologie, Leipzig-Berlin 1918 (Darmstadt 1977).
{66} Cf. W. Y H.G. Gundel, Astrologumena, Die Astrologische Literatur inder Antike und ihre Geschichte, Wiesbaden 1966.
{67} Cf. O. Neugebauer, o. c., n. 25, supra.
{68} Cf. W. Knappich, Geschichte der Astrologie, Vittorio Klostermann, Frankfurt, 1967; traducida al francés por Henri Latou, París, Lebaud-Le Felin, 1986, con prefacio de André Barbault. Esta obra intenta cubrir toda la historia de la Astrología y de las diferentes corrientes astrológicas, desde sus orígenes hasta bien entrado el siglo XX. Imprescindible en la historiografía astrológica a pesar de sus numerosos errores sobre autores, fechas y ediciones, está siendo objeto por mi parte de su traducción al castellano.
{69} C. G. Jüng, Mysterium Coniunctionis, Trotta, Madrid 2002.
{70} Cf. Destacan los repertorios bibliográficos de P. Guinard: «Repertorios bibliográficos sobre Astrología». Centre Universitaire de la Recherche Astrologique, París 2000. y el más específico de A. Pérez Jiménez: «Cien años de investigación sobre Astrología antigua». Revista Internacional de Investigación sobre Magia y Astrología Antiguas. Vol. 1 (2001), Málaga 2001, págs. 133-204.
{71} En España contamos con dos revistas especializadas de reciente aparición: Beroso, editada por la Associacio d'Astrologia de Catalunya, dirigida por José Quintano, cuyos objetivos son la traducción de textos astrológicos al castellano y la revitalización de la investigación científica general sobre la Astrología y la precitada Revista Internacional de Investigación sobre Magia y Astrología Antiguas, fundada por el profesor Aurelio Pérez Jiménez, y editada por la Universidad de Málaga.
{72} Cf. P. Guinard, «Cien años de investigación en Astrología». Centre Universitaire de la Recherche Astrologique, París 2000.
{73} Cf. Primeras Jornadas Internacionales de Historia de Astrología en la Antigüedad, organizadas por la revista Beroso en Barcelona el 24 y 25 de marzo de 2001. La International Conference on The History of Greek and Roman Astrologers, organizada por la Universidad de Málaga, los días 2 al 10 de octubre del mismo año y el Primer Congreso Nacional sobre Religión y Mitología Griegas, con varias ponenciaqs sobre Magia y Astrología en el Mundo Clásico y Helenístico, organizado por la Universidad de Córdoba y celebrado en esa ciudad los días 4 al 6 de noviembre de 1998.
{74} Es el caso del Warburg Institute, de la Universidad de Londres, que ha organizado un ambicioso proyecto de investigación bajo la denominación de The Sophia Project, entre cuyos objetivos destaca la profundización de los estudios de la Astrología y su incidencia a lo largo de la historia de la cultura y de la ciencia de la humanidad. Participan en este proyecto otros centros de enseñanza superior como las universidades de Southampton, la de Kent en Carterbury y el Colegio Universitario Bath Spa, centro que desde el año 2002 viene impartiendo un Master en Cultura Astronómica y Astrológica. Un anticipo del proyecto lo encontramos en las teorías Seznec, posteriormente integrado en el Warburg, concretadas en su obra Cf. J. Seznec, Los dioses de la Antigüedad, en la Edad Media y el Renacimiento, Taurus, Madrid 1983.
{75} En la Universidad Central de Barcelona, el profesor Julio Samsó investiga la Astrología en España en épocas visigoda y andalusí, a las que dedica varias publicaciones. En la Universidad Autónoma de Bellaterra, José Martínez Gázquez trata de la importancia de la Astrología en Roma, cuya incidencia en diferentes ámbitos realza. Profesor entonces de la Universidad de Extremadura, Francisco Lisi analizó diferentes textos platónicos, poniendo de manifiesto la conexión de los fenómenos astronómicos con la ética y la política que, vistos en la actualidad, tienen una perspectiva netamente astrológica. En la Universidad de Granada, José Luis Calvo Martínez incide en el papel fundamental de la Astrología en el proceso sincrético religioso y cultural que tiene lugar en la época helenística. Desde la Universidad Nacional de Educación a Distancia, Eloísa Llavero Ruiz ha traducido y anotado la obra árabe compuesta por el sabio Said al-Andalusí, a mediados del siglo XI en la España musulmana, con introducción y notas de Andrés Martínez Lorca (Trotta, Madrid 2000). El importante papel de la Astrología en el Islam, su consideración de ciencia fundamental, sus orígenes y una importante nómina de astrólogos hacen de esta obra, junto con la de Joan Vernet, imprescindible para el estudio de la Astrología árabe, en cuyas fuentes destaca el trabajo de la profesora Autora Cano Ledesma, de la Complutense, que realiza una ingente tarea de indización de los manuscritos árabes de El Escorial, cuya publicación actualiza la catalogación de la que es, sin duda, la más importante selección de manuscritos árabes existente en España y en los que la Astrología ocupa un destacado lugar, como corresponde a la consideración de ciencia fundamental que en la época tenía, como lo demuestra también en su trabajo sobre la «ciencia de las estrellas» la profesora Manuela Marín, del Departamento de Estudios Árabes del Consejo Superior de Investigaciones Científicas. En la misma Universidad de Granada la profesora Judit Targarona, traduce al castellano y anota la epístola que escribió Maimónides a los judíos de Montpelier relacionada con cuestiones de Astrología Barcelona, Riopiedras, 1987). En la Autónoma de Madrid Luis Miguel de Vicente se ocupa de la polémica del cristianismo y la Astrología en la Edad Media (cf. sus colaboraciones en la Revista Española de Filosofía Medieval). Aspectos más tangenciales de la Astrología son tratados por los profesores Santiago Sebastián López, en la Universidad de Valencia y Juan Francisco Esteban Lorente, en la de Zaragoza, que centran su investigación en la incidencia de la Astrología en la historia del arte, concretando sus investigaciones a época Renacentista. Finalmente, y como novedosa perspectiva, en la Universidad del País Vasco, el profesor José Ramón Arana, dentro de las perspectivas en historia de la filosofía griega, señala los puntos de coincidencia existentes entre la ecología actual y la Astrología tradicional, en cuya base detecta una teoría explícita de la naturaleza.
{76} Cf. Proyecto de Investigación 246-28 de 2001, «Aportaciones para una visión interdisciplinar de la historia de la Astrología», dirigido por el Dr. E. Frutos Mejías en el que colaboran el citado profesor J. Navarro y el autor del presente artículo. 






La Astrología judía en Aragón. Por Alfredo Ballestín Serrano.


















Hipótesis de los antiguos astronautas.












La hipótesis de los antiguos astronautas, también conocida como hipótesis de los alienígenas ancestrales e hipótesis de paleocontacto,1​ es una hipótesis sin base científica o histórica que sostiene que seres extraterrestres han visitado el planeta Tierra y que estos seres han sido responsables, en varios grados, del origen y desarrollo de las culturas humanas, las tecnologías y las religiones (otra forma de llamarlo es creacionismo alienígena). Una variante común de la idea es que la mayoría de las deidades en las religiones, si no todas, son en realidad extraterrestres, y sus tecnologías fueron tomadas como evidencia de su condición divina.23
Estas propuestas se han popularizado, sobre todo en la segunda mitad del siglo XX, por escritores tales como Erich von Däniken, Giorgio A. Tsoukalos, Robert Charroux, Peter Kolosimo, Zecharia Sitchin, Robert K. G. Temple y J. J. Benítez4​ entre otros.5
Esta hipótesis es considerada pseudociencia, al no existir evidencias que la hagan verificable y estar basada solo en suposiciones. 

Artículo entero.

 https://es.wikipedia.org/wiki/Hip%C3%B3tesis_de_los_antiguos_astronautas




domingo, 7 de octubre de 2018

¿ Que es Astrología ?. Por Rafael Gil Brand.





Rafael Gil Brand





La astrología es la ciencia de las analogías entre los movimientos de los astros en el firmamento y el devenir en la Tierra. Da por sentado que es posible deducir de la posición de los astros nuestra predisposición individual y nuestro destino.
El arte de la astrología es muy antigua. Representa uno de los más fascinantes logros culturales de la humanidad, y está profundamente arraigada en nuestras costumbres, festividades e ideas religiosas. Las grandes tradiciones del yotisha - es decir, la astrología védica - y de la astrología hermética – su prima hermana de origen helénico - tienen raíces comunes que se remontan a la lejana Antigüedad.
El instrumento principal con el que trabaja el astrólogo es el horóscopo o carta natal. Los antiguos griegos llamaban horoskopos al signo ascendente, el que sale por el horizonte oriental a una hora dada. Hoy en día solemos usar este término para referirmos al diagrama en cinjunto con las posiciones del Sol, la Luna y los planetas en el zodiaco y en relación con el ascendente. Para calcular esta carta natal, necesitamos la fecha, el lugar y la hora de nacimiento.

¿Ciencia, conocimiento espiritual o arte?

La astrología es una ciencia en tanto que forma un sistema coherente de definiciones y reglas que nos permite llegar a ciertas conclusiones sobre un individuo y su devenir. Estas conclusiones por tanto no son aleatorias, sino que siguen una lógica. El conocimiento astrológico no es un misterio, sin que puede ser aprendido y comprendido por cualquier persona con un nivel de inteligencia normal.
Que existe una conexión perceptible entre los acontecimientos en la Tierra y los astros es un axioma de la astrología, y como tal no es objeto directo de esta ciencia. Una de las razones por la cual las ciencias naturales establecidas suelen rechazar la astrología reside en el hecho de que la cosmología mecanicista de hoy en día no es capaz de explicar o de imaginar siquiera tal conexión. La astronomía vigente parece suministrar una visión del cosmos que es inadecuada para explicar el fenómeno astrológico. Por otro lado, los científicos modernos van desarrollando teorías susceptibles de admitir la posibilidad de este fenómeno, como son las teorías sistémicas o los campos morfológicos de Rupert Sheldrake, o ciertos descubrimientos de la mecánica cuántica.
La astrología trabaja con analogías y reglas de interpretación complejas, que han sido elaboradas y transmitidas durante milenios y corroboradas en la práctica. De un modo similar a la psicología del inconsciente, los astrólogos adquieren su conocimiento a través de la experiencia que hacen con los muchos clientes y demás „casos“ que estudian. En su origen la astrología probablemente surgió de una mezcla de observación, intuición y revelación. Fueron sobre todo filósofos, visionarios, médicos y científicos de grandes culturas como la egipcia, babilónica, hindú y helénica los que contribuyeron al desarrollo de este fascinante saber.
También podemos entender la astrología como arte. Al fin y al cabo trabaja con símbolos e imágenes que en cada horóscopo forman un nuevo y único diseño a ser interpretado por el astrólogo. Él es el traductor de este lenguaje de símbolos cósmicos. Además tiene que saber compenetrarse con el cliente y comprender su situación para poder reconstruir y predecir el „influjo“ de las estrellas.
La astrología es ante todo una ciencia del espíritu. Quien se adentra en este saber, no puede por más que plantearse el porqué de los diferentes destinos individuales e indagar sobre el origen, el sentido y la finalidad del alma humana. La astrología siempre estuvo amparada en una visión holística del ser humano y de su relación con Dios y con el cosmos. Al mismo tiempo mantiene su objetividad e independencia frente a cualquier tipo de confesión religiosa.

Astrología, carácter y destino

Cada uno de nosotros nace con un determinado plan inscrito en su alma, de modo que los cambios, las oportunidades, los obstáculos y los golpes de destino que afectan nuestras vidas no son meros acontecimientos casuales, sino que responden a una providencia innata y acaecen a su debido tiempo. Podemos entenderlos como lecciones, ayudas o pruebas que guían y orientan al ser humano, o como experiencias que sirven para una determinada evolución del alma. También el carácter y la constitución se corresponden con este plan inherente a cada individuo.
Para hacernos una idea, es como si el ser que viniera al mundo se hubiera propuesto una tarea determinada. En este plano terrenal se encuentra con una serie de condicionantes: un potencial genético, una determinada condición social y cultural, el espíritu del siglo etc. Este „material“ con que se encuentra se va conformando „por sí mismo“ según el destino inmanente del nativo. Aunque no decida conscientemente el rumbo a tomar, se topará a su debido tiempo con experiencias y encuentros que resultan necesarios y provechosos para su propia evolución. Y en la medida en que elabora e integra estas experiencias, su personalidad seguirá desenvolviéndose y transformándose.
Esto no significa que nuestras vidas estén absolutamente predeterminadas y seamos esclavos de nuestro destino. Si fuera así, sería bastante absurdo dedicarse a la astrología o buscar consejo astrológico, ya que también esto estaría predeterminado. De hecho no tendría ningún sentido hablar de consulta o de consejo, si al mismo tiempo partiéramos de que el ser humano no puede modificar en nada su comportamiento o sus circunstancias.
A nadie se le ocurriría pensar que no es libre por el hecho de tener por ejemplo un determinad rasgo corporal. Este rasgo será un condicionante en determinadas áreas de su vida, y la persona se verá obligada a arreglárselas de alguna manera con esta su característica. Precísamente ahí reside su libertad, en la actitud que adopta frente a las circunstancias, en el modo en que las aborda, en cómo usa su peculiaridad y sus recursos y va creciendo en el proceso.
Tomemos otro símil: Alguien quiere organizar pasado mañana una fiesta en su jardín y escucha en el parte meteorológico que lloverá todo el día. Ahora puede pensar en posponer la fiesta o celebrarla dentro de casa u organizar tal vez un concurso de paraguas. Es libre de hacer lo que quiera. Pero llover, lloverá igual. Más bien el conocimiento de que va a llover ha enriquecido y ampliado sus posibilidades de decisión.
Es comparable la información que un astrólogo puede extraer de una carta natal: Puede indicar la predisoposición que tendrá el nativo y cuándo acaecerán determinadas crisis evolutivas o fructificarán potenciales y oportunidades. De este modo orientará al cliente sobre el momento en que tiene sentido desarrollar y cumplir ciertas aspiraciones, y cuales son las ayudas, los recursos y los conflictos con los que puede contar. Puede iluminar el transfondo de crisis actuales, ayudar a entender el sentido de ciertas experiencias, y en la retrospectiva ubicarlas en el contexto de la propia biografía. Y puede además señalar el modo de aprovechar determinados potenciales o de neutralizar dificultades innecesarias.
En definitiva la astrología nos ofrece respuestas a la pregunta de cuál es mi destino personal, cuál es el sentido de mi vida y la tarea que se ha propuesto mi alma – llamémosle yo superior, chispa divina o conciencia divina – en este viaje que es la vida terrenal. La astrología nos ayuda a darle un sentido más profundo a nuestra existencia, más allá de contingencias casuales.


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sábado, 6 de octubre de 2018

Benjamin Dykes.






Benjamin Dykes






Breve biografía

El profesor Dykes vive en Minneapolis, Minnesota, EE. UU. Recibió su doctorado en filosofía en la Universidad de Illinois en Urbana-Champaign. Tiene siete años de experiencia como instructor universitario, concentrándose en la filosofía antigua y medieval que informa gran parte de la astrología antigua y medieval. Con frecuencia incorpora técnicas terapéuticas antiguas en sus cursos universitarios, enseñando a los estudiantes cómo mejorar sus vidas mediante el uso de principios de asesoramiento filosófico.

Benjamin también tiene 11 años de experiencia en la práctica ritual en la Tradición del Misterio Occidental, incluyendo la Golden Dawn, Wicca y Thelema. Después de muchos años de estudiar astrología moderna, comenzó a estudiar técnicas medievales y obtuvo su AMA ( Adeptus Medievalis Astrologiae ) de Robert Zoller, el principal practicante y profesor de astrología medieval en el mundo.

Benjamin participa actualmente en la traducción al inglés de la edición latina de 1488 de las Flores de la astrología de Abu Ma'shar. También está preparando un compendio de conceptos y técnicas de varias partes en astrología medieval que es adecuado tanto para principiantes como para aquellos con antecedentes en la astrología moderna. En un futuro cercano, los materiales del curso de Benjamin estarán disponibles para su compra. Más detalles se pueden encontrar en su sitio web en http://www.bendykes.com .


Vea un ejemplo del método utilizado por Ben para preparar los comentarios en sus informes.

Lea el artículo de Ben sobre el enfoque medieval para definir la "felicidad" en la carta natal.

Visite el sitio web de Ben en http://www.bendykes.com.


Las opiniones de Ben sobre la astrología

"La astrología medieval es el desarrollo más completo de los sistemas originales de astrología en Occidente: se extiende desde los egipcios hasta los griegos, los árabes, hasta los latinos medievales. Predice con precisión el orden probable de eventos en la vida de una persona como se prometió en la vida. Figura natal (el horóscopo).

Creo que la astrología medieval es espiritual. Como dijo el astrólogo Firmicus Maternus: " La Mente divina ... ordena todas las cosas ... preservadas por el movimiento ardiente eterno para la procreación y preservación de todas las cosas ". En la astrología medieval, tratamos de saber lo que la Mente Divina ha determinado, y nuestro papel en esa Vida.

La astrología predictiva también nos ayuda a lograr la felicidad adecuada, sabiendo cómo enfrentar los contratiempos y sentir alegría por nuestras bendiciones. Como dijo Ptolomeo, 'El conocimiento previo acostumbra y calma al alma por la experiencia de eventos distantes como si estuvieran presentes, y lo prepara para saludar con calma y firmeza lo que venga '.





La vida de Guido Bonatti. Por Benjamin Dykes.










La vida de Bonatti abarcó la mayor parte del siglo XIII, una época volátil y crítica en la política italiana. Todos sus empleadores eran gibelinos (que trabajaban contra la autoridad papal y los ejércitos), combatiendo a los güelfos (fuerzas pro papales). Todos sus empleadores parecen haber sido excomulgados en un momento u otro. No tenemos su año de nacimiento o muerte, pero probablemente nació alrededor de 1207 y murió en algún momento antes de 1296, lo que lo habría hecho en sus ochenta años cuando murió (ver más abajo). Dante ha inmortalizado a Bonatti colocándolo en el infierno: el octavo círculo, el cuarto anillo, los adivinos y los adivinos. Allí, las almas malditas que han tratado de adivinar el futuro se colocan con sus cabezas giradas completamente (mirando el pasado, por así decirlo), con los ojos cegados por las lágrimas.

Lo que sí sabemos (o creemos que sabemos) sobre su vida proviene de tres tipos de fuentes: primero, las declaraciones hechas por el propio Bonatti; segundo, los registros y anales de Florencia y Forlì; tercero, un puñado de historias cuestionables contadas sobre él y repetidas por escritores posteriores. En lo que sigue dependeré principalmente de la obra de Boncompagni de 1851 Sobre la vida y las obras de Guido Bonatti, astrólogo y astrónomo del siglo trece . Boncompagni incluye convenientemente citas en latín, italiano y francés de muchas fuentes, incluida la importante obra de Fillipo Villani en el siglo XIV, y los nombres a continuación reflejan en gran medida el material de su libro. Primero describiré algo sobre la personalidad de Bonatti e historias sobre él, luego describiré a sus empleadores y, finalmente, construiré una línea de tiempo de ciertos eventos en su vida hasta su muerte.

Se dice que Bonatti fue un hombre de genio y algo autoengrandecedor (como también lo confirman las declaraciones en el Libro de Astronomía ). Se dice que poseía una propiedad llamada Campo della Quercia (quizás cerca de Forlì). Una pintura de él cuelga en Florencia, aunque Boncompagni (p. 90) no indica su ubicación. También se dijo que era un embustero, especialmente si jugaba trucos no especificados a mujeres, aunque este comentario se hace en la parte posterior de una página de un códice en Florencia y Boncompagni (p. 135) no está claro quién lo escribió ni cómo lo escribió. aparece. Bonatti menciona a su familia solo un par de veces: su padre afirmó tener 107 años (ver más abajo para la profesión de su padre), un tío de 120 años; su madre afirmó que un contemporáneo suyo había dado a luz a un gato; y tuvo al menos un sobrino, cuya natividad se da en Tr. 9 (ver tabla de figuras). No aprendemos nada sobre sus hermanos.

También hay una serie de historias sobre él, algunas sin duda inventadas. Por ejemplo, un contemporáneo de Bonatti, un franciscano llamado Salimbene de Parma, afirma que cuando un franciscano llamado Hugo entró en la ciudad donde se encontraba Bonatti en ese momento, Bonatti se sintió tan intimidado por el aprendizaje y la predicación de Hugo que se escondió. El extracto de Salimbene en Boncompagni no dice en qué ciudad estaba ni el año, pero no es muy creíble. Salimbene relata la historia con cierto sentido de triunfo, señalando que en circunstancias normales Bonatti despreciaba a los franciscanos, por lo que la historia parece tener un origen meramente polémico. Además, el propio Bonatti disfrutaba del patrocinio de los condes, los tiranos y quizás incluso el Emperador, y se enfrentó a los charlatanes y matones. ¿A qué tendría que temer un predicador que pasaba por la ciudad?

Villani relata otra historia relatada por un erudito de Dante llamado Rambaldo en 1391. Rambaldo describe qué tipo de fisonomía significa Escorpio, y cita como prueba un viaje presuntamente realizado por Bonatti a Arabia. Allí, dice, Bonatti había visto un astrolabio de tamaño milagroso, en el que estaban configurados todos los signos zodiacales. En el signo de Escorpio, se esculpió o colocó la figura de un etíope sosteniendo estiércol en la nariz, para indicar que el nacimiento de Escorpión en ascenso disfrutará del olor a excremento. [1] Esta historia también parece falsa. Si Bonatti hubiera estado en Arabia, no solo lo habría mencionado, sino que habría tenido acceso a los manuscritos astrológicos que habría utilizado para escribir el Libro de Astronomía . Pero Bonatti nunca lo menciona, y no hay evidencia en el Libro de Astronomía de que cualquiera de sus materiales de origen se base en manuscritos que aún no están traducidos al latín y están disponibles en Italia. Además, probablemente habría tenido lugar antes de alrededor de 1276, la fecha del último evento mencionado en el libro. Para entonces, Bonatti tendría unos sesenta años, una edad improbable a la que habría emprendido tal viaje (especialmente cuando la escena de las Cruzadas vacilantes se había vuelto tan peligrosa).

Otra historia poco probable y poco clara que se deriva de Salimbene es que, mientras tanto Bonatti y su último conde Guido da Montefeltro estaban en Forlì, Bonatti trabajó como techador o reparador de techos. Una autoridad, Trotti, dice que esto es solo una leyenda, y que fue iniciado por un hombre llamado Recanati. Recanati, quien estaba escribiendo sobre Villani, menciona la historia como una manera de describir cómo Bonatti pudo haber conocido a Piero della Vigna en Bolonia (ver más abajo). Como Piero había crecido pobre, la historia de Recanati intenta conectar a Bonatti, Bolonia, Piero y sus oscuros orígenes. Pero Bonatti nunca dice realmente que conocía a Piero, y parece que la historia original no solo deja fuera a Montefeltro, sino que tiene lugar en otra ciudad.

Finalmente, otra historia de Rambaldo, pero relatada por Boncompagni (pp. 130-33) describe un encuentro diseñado para hacer que Bonatti se vea mal. En un día muy claro, Montefeltro estaba en una llanura fuera de Forlì, cuando un campesino se acercó y le ofreció algunas peras. Entonces el campesino dijo que quería apresurarse a casa antes de que lloviera, porque seguramente habría una gran lluvia ese día. Montefeltro lo llamó a Bonatti (aparentemente, Bonatti estaba allí con él) para preguntarle el pronóstico, y Bonatti dijo que solo llovería moderadamente. Pero, volviendo a su estudio, sacó su astrolabio, hizo algunos cálculos y decidió que no llovería en absoluto. El campesino insistió en que llovería. "¿Cómo lo sabes?" preguntó Bonatti. El campesino explicó que su burro estaba temblando y aguzando las orejas más de lo normal, lo que, según su experiencia, era siempre un signo de lluvia. Y sería una gran lluvia, porque las orejas del burro giraban y giraban más de lo normal. Luego se fue el campesino. Pronto comenzó a llover tan fuerte que prácticamente hubo una inundación. Angustiado, Bonatti gritó: "¿Quién me ha engañado? ¿Quién me ha confundido?" El texto en latín sugiere que el Conde creó una nueva posición para el campesino, la de Novio al Gran Maestro Astrólogo ( Agaso magno Magistro Astrologo ), obviamente para que el burro pudiera ser utilizado para la predicción del tiempo. La moraleja de la historia es que incluso un imbécil es mejor que un astrólogo.

De estas historias extravagantes y polémicas, nos movemos hacia el reino de un hecho bastante cierto. Bonatti tenía tres empleadores principales, todos hombres poderosos, y quizás él también estaba al servicio de Federico II. En orden cronológico de empleo, son:

Federico II, el santo emperador romano . Federico (nacido el 26 de diciembre de 1194, fallecido el 13 de diciembre de 1250) fue una figura imponente en la historia medieval. A Hohenstaufen, fue hijo del emperador Enrique VI y Constanza, reina de Sicilia. Sus dos padres murieron temprano y el papa Inocencio III asumió la responsabilidad de su tutela. Fue coronado como el Sacro Emperador Romano en Roma en 1220. Federico pasó gran parte de su tiempo en Sicilia o en la Cruzada, tiempo durante el cual florecieron sus bienes y reinos: se decía que era un gobernante sabio e inteligente, que hablaba muchos idiomas, y Su corte fue famoso por fomentar las artes y las ciencias (incluida la astrología). El famoso astrólogo Michael Scot fue asignado a su corte y se encuentra junto a Bonatti en el infierno de Dante. Bonatti menciona dos episodios en la vida posterior de Frederick: primero, su traición en 1249 por su amigo Pietro (o Piero) della Vigna, quien se suicidó o fue ejecutado después de que fue descubierto malversando y posiblemente conspirando contra el Emperador; segundo, el complot en su contra por parte de asociados cercanos (alentado por el Papa Inocencio IV) en 1245. La descripción de Bonatti de esta última situación [2] Parece ser la única razón para que los historiadores asuman que Bonatti realmente trabajó para Frederick en cierta medida, pero se basa en cimientos inestables. En primer lugar, aunque Bonatti afirma haber previsto el complot, en realidad nunca dice que advirtió a Frederick o que incluso estaba en condiciones de hacerlo. Nunca describe situaciones en las que ayudó al Emperador. Y, aunque menciona a Michael Scot como un contemporáneo suyo, nunca muestra expresamente el conocimiento de las obras de Michael. Por ejemplo, Michael escribió un famoso comentario sobre la Esfera de Sacrobosco, pero el conocimiento de Bonatti sobre los mismos temas parece provenir de una traducción anterior de al-Farghani, a quien recomienda al lector. No hay evidencia de que estuviera en el empleo de Frederick, aunque al menos una autoridad (Gavinet) dice que Bonatti estaba recibiendo un estipendio anual de Frederick. Seguramente Bonatti, a quien le encanta contar los detalles de sus consultas con señores locales como Guido Novello, se habría jactado abiertamente de haber sido contratado por un emperador.

Ezzelino da Romano III (25 de abril de 1194 a 7 de octubre de 1259). Ezzelino era de origen alemán, un aliado del emperador romano Santo Federico II contra los güelfos, y en 1236 se convirtió en el yerno de Federico. Fue el gobernante de Verona varias veces (a medida que las ciudades pasaban de un partido político a otro), y en 1238 gobernó muchos territorios desde la Marca de Treviso en el este de Italia hasta el territorio del norte de Italia, ya sea como autoridad civil o como comandante en nombre de Federico. Fue excomulgado en 1254 por el papa Inocencio IV, quien lanzó una cruzada contra él (prevaleció Ezzelino). En 1258-1259, lanzó una serie de batallas contra varios oponentes, y fue capturado cerca de Bergamo. Murió en prisión el 7 de octubre de 1259. Se lo menciona varias veces en el Libro de Astronomía como un hombre de gran crueldad, y Bonatti señala [3] que Ezzelino retuvo al hermano de uno de sus propios astrólogos (Salio) en prisión, tal vez como ventaja contra Salio. Bonatti sugiere que Ezzelino era un astrólogo aficionado, o al menos no estaba de acuerdo con Salio sobre la comprensión de este último de conceptos astrológicos particulares: tal vez Salio había estado prediciendo el fracaso, pero, como la mayoría de los tiranos, Ezzelino no toleró el desacuerdo (vea la historia sobre Ezzelino a continuación [4 ] ). Ezzelino aparece en el infierno de Dante: el séptimo círculo, primer anillo, el violento contra los vecinos.

Conde Guido Novello . Novello era un jefe gibelino en Florencia, pero parece haber sido expulsado dos veces. En 1260, Bonatti ayudó a Novello y los sieneses contra los güelfos florentinos, que perdieron en la batalla de Montaperti. Muchos de los Guelph huyeron a Lucca, donde Bonatti ayudó de nuevo a Novello en dos campañas contra ellos en 1261 (ver más abajo). En 1266, Novello regresó a Florencia con la victoria después de que los gibelinos se reconstituyeron allí, pero luego fueron expulsados ​​al cabo de un mes. En 1283 Novello se alió con Guido da Montefeltro, ya sea durante o después del sitio de Forlì (ver más abajo).

Conde Guido da Montefeltro . Montefeltro (c.1220-1298) lideró una exitosa batalla de Ghibelline en 1275 para convertirse en el capitán de Forlì (donde trabajó con Bonatti). En 1281 dirigió una revuelta gibelina contra el rey Carlos y el papa Martín IV, también atacando y derrotando al gobernador papal de Romaña (Juan de Eppe) en Forlì. Las fuerzas papales procedieron a asediar a Forlì en 1282-83, y aunque no tomaron la ciudad, reprimieron con éxito la revuelta. En 1286, Montefeltro aceptó la autoridad del Papa, solo para ser excomulgado en 1288 por participar en más actividades y batallas gibelinas. Finalmente, aparentemente arrepintiéndose de sus formas anteriores, se convirtió en un monje franciscano mendicante en 1296, pero no pudo evitar seguir involucrado en la política. Murió a fines de 1298 y se encuentra en lo más profundo del infierno de Dante: el octavo círculo, el octavo anillo, los consejeros del mal.

Desde aquí podemos pasar a los detalles de la vida de Bonatti. Su año de nacimiento es desconocido, pero definitivamente a principios de 1200. Aunque Bonatti dijo que era "de" o "de" la ciudad de Forlì, cerca de Rávena, existe una disputa sobre su ciudad de origen. Algunas autoridades han dicho que realmente era de Florencia, y Boncompagni finalmente se pone del lado de los que insisten en que realmente era de una pequeña ciudad llamada Cascia, un pequeño pueblo a unos 35 km al sureste de Florencia, en la Val d'Arno. [5] Reggello moderno, una ciudad cercana y más grande, es conocida por su aceite de oliva, y el área inmediata fue más tarde el hogar del pintor Masaccio del siglo XV, que influyó en Miguel Ángel.

¿Qué podría explicar las diferentes cuentas de su lugar de nacimiento? Según varios relatos medievales y escritores posteriores, mientras que Bonatti era del área de Florencia, más tarde fue maltratado por los florentinos y exiliado, y se enojó tanto que afirmó que era de Forlì. De hecho, como veremos más adelante, en 1260-61 ayudó a Novello en varias batallas contra los florentinos, tanto en Florencia como en sus refugios en y cerca de Lucca. El apoyo indirecto para su ser del área de Florencia se encuentra en el hecho de que su padre fue notario de los Arzobispos de Florencia: lo sabemos porque tenemos libros de registro con las entradas de su padre, que registran las ventas de tierras y demás, incluso de los años. de 1217 a 1221. Por supuesto, es posible que mientras aún era un niño en Forlì, su padre se fue a Florencia por períodos prolongados. Pero se decía que la familia Bonatti era muy vieja y establecida: ¿habría sido tan difícil conseguir un trabajo en Forlì, que su padre hubiera tenido que viajar tan lejos para encontrar un trabajo de notario?

Otra posibilidad es que mientras él era de Cascia, la familia se mudó de Florencia después de 1221 a Forlì, ya que en 1223 encontramos a Bonatti en Ravenna (cerca de Forlì), donde dice que vio a un hombre llamado Richard, quien se hizo pasar por alto Hombre de 400 años que había nacido en la época de Carlomagno. En este momento, Bonatti debe haber sido joven pero lo suficientemente mayor como para recordar el evento: ¿quince años?

Se dice que Bonatti estudió en Bolonia, y de hecho debe haber estado estudiando allí, o enseñar, o tal vez involucrado en política, como dice que conoció al famoso Juan de Vicenza en Bolonia. John era el líder de un movimiento por la paz que buscaba reducir la violencia, e ingresó a Bolonia en mayo de 1233. El 14 de mayo, hubo una gran procesión con él, y el 16 de mayo se declaró un milagro en el que apareció una cruz en su frente. El 23 de mayo, John y algunas otras figuras volvieron a un santo local en una tumba decorada, y el 28 de mayo se había ido. Aunque John solo había estado en Bolonia unas pocas semanas, su presencia electrizaba a la gente, pero no a Bonatti. En su propia versión de los acontecimientos, Bonatti dice que él mismo fue criticado por ser la única persona que pensaba que John era un charlatán: John afirmó haber resucitado a personas de entre los muertos, curarse milagrosamente y hablar con Jesucristo y la Virgen María cada vez que querido. Por otra parte, John fue a su alrededor con matones armados como protección, que golpearon a cualquiera que se acercara demasiado (sin curar sus heridas después).

Tal vez fue en este momento que Bonatti era profesor de astrología judicial, aunque los detalles de esto no están claros. Bonatti afirma que John de Vicenza criticó la astrología: si entonces Bonatti era una persona destacada, quizás haya una confrontación personal entre ellos.

En 1245, Bonatti estaba en Forlì, y afirma que mientras Frederick II estaba en Grosseto (en el sur de la Toscana), solo entre los astrólogos previó una conspiración contra el Emperador. De hecho, la conspiración existió y se descubrió (ver más arriba). Pero Bonatti no dice realmente que informó al Emperador. Si Frederick tenía un número de astrólogos con estipendio, entonces quizás hubo un proceso de revisión por pares en el que la interpretación de Bonatti fue rechazada por los otros astrólogos. O tal vez no estaba en el empleo de Frederick, y simplemente previó la conspiración de forma independiente.

En 1257, nuevamente encontramos a Bonatti en Forli, comprometido con un tirano local. Según Bonatti, un hombre llamado Simon Mestaguerra había tomado la ciudad. Mientras la población vivía temerosa de él, solo Bonatti vio la verdad sobre él y se resistió. Bonatti no dice cómo resistió a semejante tirano, pero en cualquier caso, Mestaguerra fue expulsado después de unos tres años, en 1257.

Boncompagni cree que fue muy probable que en 1258 Bonatti se viera obligada a abandonar Florencia, porque la gente del campo (que había estado ganando en las últimas luchas de Guelph-Ghibelline) lo trató mal. También fue en este momento que los Guelfos florentinos descubrieron una conspiración gibelina encabezada por la familia Uberti, por lo que los gibelinos fueron expulsados ​​de la ciudad. Si es verdad, entonces es posible que la supuesta ira de Bonatti hacia los florentinos (o los güelfos florentinos) surgiera de estos eventos, lo que lo llevó a renunciar a sus orígenes florentinos o cascianos y afirmar ser de Forlì. Hemos visto que Bonatti ya había estado en Forlì, por lo que ya tenía conexiones allí. Boncompagni no explica por qué Bonatti estaba ni siquiera en Florencia, pero quizás (dado que Bonatti no dice lo contrario) sintió que debía abandonar Forlì durante la tiranía de Simon Mestaguerra. Si es así, entonces podría haber ido a Florencia, solo para ser rechazado de nuevo.

En cualquier caso, en 1259, Bonatti estaba en una nueva ciudad, Brescia, trabajando (junto con otros astrólogos) para Ezzelino da Romano, entonces gobernador de Padua. Según Iacopo Malvezzi, un escritor bresciano del siglo XV, Ezzelino tuvo un mal sueño en febrero, cuyo significado buscó al consultar a varios astrólogos y magos que vivían allí en ese momento: Bonatti, Salio, el Canon de Padua (también astrólogo), Riprandinus de Verona y Paul el sarraceno de Brescia (se dice que tenía una barba salvaje y fluida), que se originó en "Baldach". Cuando llegaron al palacio de Ezzelino, él relató el sueño y preguntó qué presagiaba. Un día después, regresaron y le dijeron a Ezzelino que tenía un futuro brillante y que pronto recibirían toda Lombardía. Pero no mucho después, la interpretación demostró ser falsa, y Malvezzi sugiere que el temor o el odio hacia Ezzelino habían llevado a Bonatti y los demás a evitar decirle la verdad. Hay soporte para esta versión de eventos en el Libro de Astronomía , cuando Bonatti menciona que Salio solía dar a Ezzelino respuestas más halagadoras por temor (ver más arriba). Bonatti omite decir si él mismo pudo haber hecho lo mismo, pero hace una alusión tímida al evento en Tr. 5, la 141a Consideración: allí, Bonatti dice que Ezzelino fue capturado "cuando parecía imposible que pudiera ser oprimido". Cualquiera que sea la verdad del comportamiento de los astrólogos en ese día, Ezzelino murió solo unos meses después de la consulta, derrotado y en prisión, el 27 de septiembre de 1259.

Menos de un año después de la muerte de Ezzelino, Bonatti comenzó a trabajar con Guido Novello, quien estaba muy involucrado en la política gibelina en Florencia. Este fue un momento particularmente activo en la carrera de Bonatti, y varias declaraciones y gráficos que figuran en el Libro de Astronomía muestran qué tan cerca siguió los propios movimientos de Novello. En 1260, los güelfos dominantes echaron de Florencia a Novello, Bonatti y otros gibelinos. Novello, retirándose a la cercana Siena, decidió tomar las armas con los sieneses contra los florentinos (o defenderse mientras lo perseguían). La batalla tuvo lugar el 4 de septiembre de 1260, en la colina de Montaperti, cerca de Siena, en el río Arbia. Aunque los sieneses fueron muy superados en número, [6] Masacraron a los güelfos florentinos. Bonatti afirma haber lanzado (o ayudado a lanzar) tanto el cuadro horario que muestra que ganarían, como la elección para la batalla en sí.

La victoria en Montaperti llevó a muchas familias Guelph en Florencia a huir a otras ciudades amigas, y Novello fue rápidamente elegido como la nueva autoridad en Florencia. La fortuna de Bonatti también aumentó repentinamente: en un registro florentino de negociaciones de alto nivel el 22 de noviembre, Bonatti aparece como testigo (y se aparta de los nombres de los participantes locales) y como astrólogo de Florencia.

Un problema surge del hecho de que Bonatti aparece como de Forlì en el documento anterior. Porque si Bonatti había sido originalmente de Florencia o Cascia, y especialmente si su padre había trabajado durante años para el Arzobispo y había sido de la zona, y si solo había cambiado la historia de sus orígenes un par de años antes, ¿cómo podría hacerlo? ¿Alguien presente se dejará engañar por su nueva historia de Forlì? Nuevamente tenemos el problema de reconciliar la propia historia de Bonatti con la de los contemporáneos. Tal vez Bonatti era de hecho de Forlì, y el trabajo de su padre en Florencia lo alejó de la familia durante largos períodos de tiempo. Otra posibilidad es que Bonatti era de Cascia y, avergonzado por sus orígenes humildes, decidió reclamar a Forlì como su lugar de nacimiento (ya que los florentinos locales sabrían que no era de Florencia). Otra posibilidad más (aunque más remota) es que se le había concedido la ciudadanía en Forlì algún tiempo antes, tal vez como una condición de su participación política. Quizás nunca lo sepamos.

Muchos de los güelfos florentinos que huían de la ciudad después de Montaperti se dirigieron hacia el oeste a la ciudad de Lucca. Novello, ahora hecho la autoridad civil o podestà en Florencia durante dos años, comenzó a perseguirlos. Bonatti nos presenta dos cartas horarias que lanzó como parte de las acciones contra los Guelph en Lucca y sus alrededores: [7]

El primer gráfico [8] Novello pregunta si ganaría una batalla contra la ciudad de Lucca. Los lectores pueden ver la versión de Bonatti de la tabla en el texto, junto con su predicción. Después de decidir que no valía la pena continuar con el ataque, Novello dirigió su atención a otro castillo ocupado por los Luccanos, que había comenzado a asediar en ese momento.

El segundo gráfico [9] Se emite durante un mes después del primero, y se refiere al castillo asediado. Bonatti no nombra el castillo y solo dice que fue el "castillo de una compañía de luccanos", pero Tiraboschi [10] cree que fue el castillo de Fucecchio, una fortaleza estratégicamente ubicada en Fucecchio a unos 44 KM de Florencia. [11] La comparación de los gráficos de cada ubicación no muestra una diferencia decisiva entre ellos, por lo que no hay forma de saber dónde estaban Novello y Bonatti en ese momento. El lector verá la propia versión de Bonatti de la tabla y su predicción en el texto. Después de consultar a Bonatti, Novello decidió detener el asedio.

En 1261, Bonatti informa haber visto un cometa en la época de la muerte del Papa Alejandro IV. Bonatti no nos dice si predijo la muerte, pero cree que el cometa anunció la muerte de varios jugadores clave en las luchas italianas de la época. [12] En este momento no conozco la identidad del cometa.

En 1264, Bonatti estaba de vuelta en Forlì, ayudando en un acuerdo entre Felipe el Arzobispo de Ravenna, por un lado, y algunos hombres de Forli, por el otro. El extracto de Boncompagni de esta historia de Rossi no explica qué se decidió ni por qué.

En 1267, Bonatti informa que un hombre que se hizo pasar por John Buttadaeus (una figura legendaria que había vivido desde la época de Cristo), había pasado por Forli. [13]

Alrededor de este tiempo, Bonatti debe haber cambiado de empleador de Novello a Montefeltro, ya que Novello ya no aparece en los registros pero escuchamos más sobre Montefeltro. Aunque no tenemos mucha información sobre su relación, Villani informa que cuando Montefeltro estaba preparando acciones militares hizo que Bonatti eligiera los tiempos para realizar las etapas de preparación. Bonatti solía subir al campanario de San Mercuriale en Forlì, y hacer sonar la campana para que Montefeltro hiciera cosas como ponerse su armadura, subirse a su caballo, levantar banderas, etc. Observo que Bonatti habla de elegir tiempos para hacer precisamente esas cosas en Tr. 7, así que definitivamente estaba practicando lo que predicaba.

Parece que en 1276 o 1277 Bonatti ayudó a Novello (o más probablemente a Montefeltro) en la batalla de Valbona. [14] Las Crónicas de Forlì mencionan a Lucius de Valbona, y que un Burgum Castri Civitellae fue ocupado; luego aparentemente los defensores y atacantes se mudaron a Valbona el 9 de noviembre. Bonatti no da detalles aparte del hecho de que "el Ascendente [de la figura electiva] era Tauro, y Marte estaba en el Ascendente". Entiendo que esto significa que Marte estuvo en Tauro, que colocaría la batalla en marzo o abril de 1276. Esta es la última fecha confirmable del Libro de Astronomía , lo que significa que los toques finales deben haberse puesto en el libro algún tiempo después.

Según el informe de Boncompagni sobre un Leone Cobelli, tuvo lugar una batalla en Forlì entre Montefeltro y un general del Papa Martín IV (Giovanni d'Appia). Bonatti fue consultado, y dijo que mientras Montefeltro ganaría, sería herido en la batalla. Al parecer, la confianza de Montefeltro en Bonatti era tan grande que publicó informes de su victoria antes de que tuviera lugar la batalla. Se afirma que el mismo Bonatti escribió sobre esto más tarde (y supuestamente está registrado en el Archivio Storico Italiano ), pero Bonatti nunca lo menciona.

En este punto, el registro se rompe, excepto por una historia espuria sobre los últimos años de Bonatti y un relato de su muerte. Una historia tradicional afirma que en su vejez, Bonatti se arrepintió de su uso anterior de la astrología y se convirtió en un franciscano mendicante; algunos relatos también combinan esta historia con otra sobre Montefeltro, al mismo tiempo que se arrepienten de su oposición al Papa y se convierten en un mendicante. Pero parece que la inclusión de Bonatti en la historia es un error, debido en parte al hecho de que el relato de Villani menciona un "Guido" varias veces, pero el texto no es claro a qué se refería Guido. Según Tiraboschi, solo Montefeltro ingresó en la Orden, y la inclusión de Bonatti se origina solo dos siglos más tarde, cuando los escritores posteriores la repiten rápidamente. Según Landino y otras fuentes, Bonatti murió antes de Montefeltro, y luego Montefeltro, desesperado por poder mantenerse en su poder, aceptó la autoridad del Papa y se convirtió en monje.

Parece, entonces, que Bonatti murió después de 1281 (si estaba en el sitio de Forlì) pero antes de finales de 1296. ¿Pero cómo murió? Según Muratori, al regresar de un viaje de estudios a París y otras ciudades italianas, fue asaltado por ladrones en o cerca de Casena y asesinado en la carretera, dejando el cuerpo allí. Aunque ser robado y asesinado no es inverosímil, esta historia debe aceptarse con cautela, ya que incluye la declaración de que Bonatti fue a París. Muratori afirma que según los Anales de Forlì Bonatti fue a París y enseñó astrología allí, ganando una reputación internacional. Bonatti nunca menciona esto, por lo que la única otra alternativa es que enseñó en París después de 1276 (la última fecha en el libro), cuando tenía más de setenta años. Que yo sepa, nadie ha corroborado esta historia utilizando fuentes parisinas.

De toda esta información, creo que podemos establecer que Bonatti tenía unos ochenta años cuando murió. Si asumimos que era un joven adolescente (digamos, 15) en 1223 cuando vio a Richard en Ravenna, entonces habría nacido alrededor de 1207. Si asumimos que murió poco antes de que Montefeltro se convirtiera en mendicante (1296), entonces Bonatti fue aproximadamente 89 a su muerte.






Notas y referencias:

1] Bonatti menciona que aquellos con ascendientes gobernados por malefics pueden disfrutar de olores como este (Tr. 5, la 127a consideración).
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2] Ver tr. 5, la 58.ª consideración.
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3] Ver tr. 3, parte 2, cap. 14, y el Índice.
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4] Ver también Tr. 7, parte 2, la novena casa, cap. 2.
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5] Cascia es lo suficientemente pequeño como para que no aparezca en el software astrológico estándar. Pero está a una pequeña distancia de Reggello, una ciudad un poco más grande (43ºN41 ', 11ºE32').
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6] Bonatti describe al ejército en Tr. 7, parte 1, cap. 5.
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7] Observo que en las secciones de Bonatti sobre la predicción de la duración del reinado de alguien, él describe cómo hacer un seguimiento del estado del consultante año tras año. Es posible que haya aprendido o ideado estas técnicas mientras trabajaba para Ezzelino o Novello.
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8] Tr. 6, parte 2, la séptima casa, cap. 28. Usando los datos de Bonatti, la tabla debe haberse emitido a las 11:51 AM LAT, el 12 de septiembre de 1261 JC. Las coordenadas para Lucca son 10ºE29 ', 43ºN50. Todas las posiciones en mi propia tabla refundida están muy cerca de las de Bonatti, a excepción de las casas cadent, que están un poco más o menos en grado.
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9] Descrito en el mismo tratado que el primero, pero en el cap. 29.
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10] Véase Boncompagni, pág. 36.
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11] Las coordenadas para Fucecchio son 10ºE48, 43ºN44. He calculado que la tabla se emitirá con unos minutos de 9:52 AM LAT, el 11 de octubre de 1261 JC.
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12] Ver tr. 8, cap. 104.
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13] Ver tr. 5, la 141a consideración.
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14] Mencionado brevemente en Tr. 6, parte 2, la séptima casa, cap. 21.
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Benjamin Dykes recibió su PhD en Filosofía de la Universidad de Illinois en Urbana-Champaign. Tiene siete años de experiencia como instructor universitario, concentrándose en la filosofía antigua y medieval que informa gran parte de la astrología antigua y medieval, y la experiencia de muchos años en la práctica ritual en la Tradición del Misterio Occidental, incluyendo la Golden Dawn, Wicca y Thelema.
Desde que obtuvo su Diploma de astrología medieval estudiando con Robert Zoller, Ben ha participado activamente en la traducción y publicación de obras que se centran en las técnicas astrológicas medievales. Su propio texto, Using Astrieval Medieval está disponible a través de su sitio web en www.bendykes.com . También ha traducido recientemente Flores de la astrología de Abu Mashar, así como el libro de astronomía de Guido Bonatti, tan esperado, del que se extrae este artículo. Los próximos trabajos incluyen trabajos seleccionados en astrología mundana, horaria y natal por Masha'allah, Introducción de Sahl Ibn Bishr , 50 juicios, preguntas, elecciones, predicciones y los cuarenta capítulos de Al-Kindi.
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