lunes, 16 de febrero de 2015

La carta de Mark Zuckerberg.










http://es.wikipedia.org/wiki/Mark_Zuckerberg


Los datos para levantar su tema natal los he sacado de este enlace :


http://www.astrotheme.com/astrology/Mark_Zuckerberg









Regente de casa II es Venus y lo tiene exaltado en Tauro y cúspide de la casa IX, indicador de fortuna.

Parte del infortunio en casa I y regente de casa I, Mercurio en casa VIII, no parece augurar una larga vida.

En estos momentos Júpiter es el grado del divisor y hace cuadratura a Júpiter  del rádix, parece estar indicando una época de excesos que le van a pasar factura a su patrimonio y a su dinero.

Júpiter rige las casas IV y VII, en esos escenarios se verán reflejados los excesos de Júpiter.



Referente a su vida , habrá que estar pendiente de la estrella maléfica Algol, que se encuentra en conjunción al Sol de su rádix.






En estos momentos Plutón en direcciones primarias hace oposición al Sol y a Algol, aunque con eso solo no es suficiente para temer por su vida.





La confrontación de paradigmas. Por Jesús Navarro.









 La confrontación de paradigmas.
 
 Dígase lo que se diga, fue la ruptura del racionalismo positivista con el viejo paradigma de la armonía y la sintonía universales (ilustrando tal hecho, paradigmáticamente por lo demás, las concepciones kuhnianas (Kuh 96) la raíz de la enemiga, y el consiguiente anatema, de la ciencia moderna hacia la astrología.
En verdad, poco podía preocupar a los científicos de los últimos siglos un determinismo más o menos que añadir a la nómina de los establecidos por la propia física sobre la realidad humana.
 Bien mirado, y dicho sea sin cargar las tintas, resulta un tanto farisaico arremeter contra la astrología por su pretendido determinismo ciego, negador en consecuencia del libre albedrío humano (acusación que, como ha quedado ya claro en lo precedente, no hace justicia al posicionamiento astrológico tradicional de mayor raigambre), cuando la filosofía materialista de la ciencia contemporánea, llevada a sus últimas consecuencias, como una gran mayoría de científicos ha hecho durante los siglos más recientes, acaba reduciendo directamente todo comportamiento humano a los determinismos inapelables de la física.
 Una contradicción, no resuelta, que alberga nuestra cultura, por lo demás, desde sus mismas raíces presocráticas (Gav 01), estipulándose simultáneamente en ellas el inalterable orden determinista del cosmos, de la naturaleza, del hombre en su seno, y la responsabilidad ética, librearbitrista, del propio ser humano.
 Esa escisión, de suyo irreconciliable, como la del sujeto-objeto que sustenta el pensamiento científico de la modernidad histórica, necesita ser superada, y está clamando un radical cambio de paradigma, en el cual pueda darse una reconciliación, ajena a la subordinación, pero también a la prepotencia dominadora, del hombre frente al cosmos.
 Un reposicionamiento del hombre en su universo basado en una concepción integradora, evolutiva, situada en ese difícil lindero entre el azar y la necesidad que parece ser condición, a la vez que garantía, de dicha posibilidad evolutiva (Duv 95, Kau 95), lo cual nos reorienta acerca del potencial interés de las aportaciones astrológicas consideradas y comprendidas desde esa perspectiva.
 Tanto más cuanto ese interés era ya planteado por el mismo Ptolomeo (Pto 80), aunque haya sido gracias a las modernas escuelas psicológicas cuando se ha visto más ostensiblemente puesto de relieve, desde Jung en adelante, debido a la interacción y convergencia de tales líneas de pensamiento con la dinámica propia de algunas escuelas astrológicas del siglo XX, particularmente la humanista y su entorno más o menos próximo.
 Pero la sinergia psicología-astrología no sólo se verifica a nivel simbólico o terapéutico, sino que cuenta asimismo con el aval de resultados experimentales, tal como los recogidos en (Cla 61, Cla 70, May 78, Gau 79a, Gau 79b, Fuz 92, Fuz 96), por citar unos pocos.
 De hecho, aunque nunca se lograse confirmar (a pesar de los indicios favorables suministrados por los trabajos recién mencionados) la objetividad positivista de un nexo entre los procesos terrestres en general, o/y los humanos en particular, y el universo astronómico, y más concreta y específicamente el sistema solar, las posibilidades explicativas de lo astrológico en el ámbito psicológico, como recurso simbólico o proyectivo, seguirían perfectamente en pie (Eys 82, Fuz 96), reclamando para lo astrológico un lugar entre las ciencias humanas.
 Al respecto, se dice taxativamente en (Eys 82), que la astrología, en lo concerniente a dichas posibilidades, “no es peor que técnicas psicológicas como la de las mancha s de tinta, ampliamente empleada, aunque nadie pretende que tales manchas contengan significado real. De hecho la astrología puede superarlas, porque sus conceptos tienen una belleza y un atractivo innegables, y porque, tomados de uno en uno, son sugestivamente sencillos”, para continuar afirmando, unas pocas líneas más adelante, que los terapeutas “están comprobando que los conceptos astrológicos pueden suministrar un marco útil para explorar y describir personas y situaciones en términos muy humanos y comprensibles”, añadiendo enseguida frase tan significativa como la siguiente: “tales beneficios se mantendrían, desde luego, sea o no objetivamente cierta la astrología”.
 Claro que, en un capítulo precedente de su obra, Eysenck y Nias critican (Eys 82), aun valorándolo como “extremandamente significativo”, el nivel de confiabilidad de las posibilidades de descripción caracterológica basadas en el simbolismo astrológico, considerándolas “marginalmente útiles – por alcanzar, en media, sólo el 65% de acierto –”, a pesar de superar, los índices así cuestionados, los niveles de éxito alcanzados por los tests psicológicos convencionales, que son típicamente del 60%, e incluso inferiores (Pin 76), por no hablar de las cautelas publicadas sobre la fiabilidad de los tests proyectivos (Lil 01).
 Desde luego, a mayor radicalidad de la divergencia entre los hechos e ideas discordantes y el conocimiento establecido, el grado de exigencia sobre las pruebas a suministrar, el peso que han de presentar, crece exponencialmente, de ahí las grandes reticencias y resistencias a validar los resultados siquiera levemente favorables a lo astrológico, por no hacer referencia al “conservadurismo natural” (New 00) de los científicos.
 Tan es así que, existiendo algún experimento, planteado de acuerdo con la metodología científica convencional, cuyos resultados garantizan la posibilidad de salvar vidas humanas (de neonatos en concreto) recurriendo a la astrología, sin existir alternativa válida alguna, ni científica ni no-científica, sustitutoria (Eys 82), no se procede a su réplica para la oportuna verificación o falsación, prefiriéndose desatender tales recursos potencialmente salvadores ante la probable alternativa de tener que declarar validez científica a algún elemento astrológico, … ¡y todo ello en nombre de la ciencia!.
 De hecho, ha sido, y sigue siendo, este tipo de prejuicios de la corporación científica, respecto a las posibles interacciones tierra-cosmos, hombre-cosmos, lo que viene retrasando la investigación de hechos insoslayables, pero soslayados al tener implicaciones que chocan con el paradigma científico dominante.
 Una ciencia que, sin embargo, es capaz de dar cobijo no sólo a paradojas más o menos previsibles, más o menos inevitables (Kle 96), sino a contradicciones flagrantes en su seno (Pri 97, Tal 95), como tampoco se ruboriza cuando abandona su territorio de actuación para adentrarse en el de las concepciones de carácter singular, universalizante o globalizador (Pri 98), dando lugar a concepciones calificables por ello (Atl 91) de míticas, o de mitificantes, y que la ciencia tanto condena, por otra parte, cuando las reconoce en territorio ajeno a su anuencia conceptual, a su específica manera de “ver el mundo”.
Las resistencias a que me estoy refiriendo son tan enconadas como permite reconocer la tardanza, ¡cercana a dos siglos!, en valorar como correctas las apreciaciones (planteadas en 1801) del mismísimo Herschel, astrónomo de contrastada reputación donde los hubiera, sobre la correlación existente entre las variaciones del clima, los precios del trigo y las manchas solares y sus ciclos (Nes 96).
 Y, cerca ya de 1890, cuando Spörer y Maunder publicaron que la fuerte anomalía solar del siglo XVII, hoy conocida como mínimo de Maunder (o de Spörer y Maunder), había coincidido con um periodo particularmente frío en Europa, “esta asombrosa observación pasó inadvertida durante casi un siglo” (Nes 96).
 Del mismo modo, hace poco más de ¡una década!, cuando tres satélites artificiales, especializados en mediciones científicas, detectaron simultáneamente que la luminosidad de nuestra estrella más próxima disminuía, los científicos prefirieron pensar que, ¡los tres!, estaban fallando a la vez (cosa un tanto improbable, por cierto) y entregaban datos erróneos, antes que aceptar la validez e implicaciones de semejantes mediciones (Nes 96).
 Por no hablar del pertinaz rechazo de los científicos prenewtonianos a la “supersticiosa idea” astrológica de considerar la Luna como causante de las mareas, o el de los científicos ilustrados y decimonónicos (y posteriores) al, también “supersticioso”, postulado de que los cometas pudieran tener incidencia alguna en la epidemiología humana.
 Claro que, con el tiempo, la primera de ellas ha acabado siendo, no sólo de sentido común, sino extendida también, científicamente eso sí, tanto a cuestiones de tipo climático (Wun 00) como a otras de tipo evolutivo-biológico, especie humana incluida (Las 94), habiéndose constatado la incidencia lunar tanto en las respuestas de los circuitos integrados como en las humanas.
 Por su parte, la segunda de las ideas mencionadas ha llegado a ser patrocinada por representantes de la ciencia del siglo XX tan destacados como Fred Hoyle y Chandra Wickramasinghe (Hoy 78), que además la extendieron hacia posibles implicaciones morfoevolutivas en la especie humana, sin arredrarse ante una posible acusación de connivencia con lo astrológico. También en este caso los avances experimentales han permitido corroborar la verosimilitud de tales planteamientos (Ber 99, Myo 01).
 En contradependencia, buen número de astrólogos contemporáneos (Fuz 96) huyen de la ciencia, bien desde la enemiga a los supuestos meta-teóricos que la subyacen, bien rechazando sus métodos y contenidos como reacción autodefensiva frente a los prejuicios descalificatorios de “los científicos”.
 Como ejemplo ilustrativo de dichos prejuicios, hoy todavía se insite en las conexiones “imaginadas por las mentes de los pseudocientíficos” entre, por ejemplo, las manchas solares y los ciclos económicos, tal como puede leerse en (Der 99).
 Si bien la tendencia está comenzando a invertirse, gracias a que un creciente número de datos experimentales (Lan 90) muestran cómo la dinámica planetaria y sus ciclos inciden en el magnetismo solar (Sey 90), éste en las características del viento solar, uno y otro en el magnetismo y el clima terrestres (Ker 00, Lyo 00), a través de los parámetros orbitales de nuestro planeta, sensibles a su vez a la presencia de otros cuerpos del sistema solar (Gra 00), pudiendo afirmarse, pero ya científicamente, que “el vínculo entre clima y manchas solares parece bastante persistente” (Nes 96).
 Sin olvidar, por lo demás, el cómo los cambios en la magnetosfera son detectables por animales y seres humanos gracias a la magnetita presente en algunas células o/y áreas de su cuerpo (Bak 83, Fuz 96, Kir 97).
 Por no mencionar los estudios cronobiológicos y el conocimiento de cómo los marcadores externos sirven para “poner en hora” nuestros “relojes biológicos” internos (Str 94, Bin 97, Cop 99), que pueden estar presentes en una gran diversidad de tejidos corporales (You 00).
 Va también emergiendo la constatación de la existencia de PLLs biológicos sintonizados a los ciclos planetarios (los de nuestro planeta o los de otros), permitiendo aproximaciones científicas a lo astrológico que empiezan a parecer de sentido común a determinados investigadores (Grn 00), quienes, por lo mismo, no sólo se abren a, sino pronostican, demandándolo, un cambio de paradigma (Grn 00).
 Por no mencionar los resultados experimentales obtenidos por Gauquelin en sus trabajos sobre la herencia astrológica, que apuntan la posibilidad de que los planetas actúen de algún modo como parteras celestiales (Gau 78, Eys 82), convergiendo con el posicionamiento del propio Ptolomeo (Pto 80, Libro III, capítulo 1) a propósito de la interacción ambiente-neonato: “que su nacimiento y aparición concuerde con el estado apropiado del ambiente que lo rodea. Porque la naturaleza, después de su creación, lo hace moverse a su salida del cuerpo materno cuando la cualidad del ambiente se asemeja a las cualidades en que se formó”.
 También se ha empezado a reconocer que ciertas conclusiones cosmobiológicas no llegan a distinguirse de lo históricamente contemplado como astrológico (Eys 82), si bien no faltan autores cronobiológicos que insisten en la ausencia de relación entre lo uno y lo otro (Bin 97), a pesar de reconocer que “todos los organismos terrestres se hallan sometidos a los ciclos asociados a la rotación lunar en torno a la tierra” y avalar la evidencia experimental de cómo los relojes biológicos humanos pueden ver modificado su comportamiento si son sometidos a débiles campos eléctricos ELF.
 Siendo que en el rango de la ELF tienen lugar alteraciones electromagnéticas asociadas a los cambios geomagnéticos inducidos desde el exterior de nuestro planeta (Eys 82, Sey 90), existiendo asimismo evidencia experimental de que, exponiendo células durante cortos periodos a campos ELF, queda alterada la cantidad de RNA transcrito (Cog 90).
 Todo ese panorama, escuetamente comentado aquí, permite reconocer la emergencia de una nueva ciencia (Eys 82, Fuz 96), … siempre que los científicos practiquemos las virtudes de objetividad, curiosidad y búsqueda de la verdad, tan inherentes a la genuina actitud científica (New 00), dejando a un lado los trasnochados argumentos (Wes 92, Fuz 96, Gui 01) con que suelen negarse los indicios de la evidencia, para ejercer un escepticismo científico cabal (New 00), es decir investigador (Pop 00), que no prejuiciado ni incrédulo.
 Desentrañar la desconocida “caja negra” de “interconexión” cielo-tierra, he ahí el reto (Fuz 96) que nos lanzan las correlaciones hombre-sistema solar detectadas hasta la fecha, innegables, si bien todavía poco numerosas, pero no por ello descartables ni escasamente significativas, que se hallan a la espera de una necesaria aclaración científica.
 Descalificar “científicamente”, entre tanto, lo astrológico, argumentando la ausencia de pruebas determinantes a su favor, viene a ser como no construir la casa porque ésta no existe.
 
http://espacoastrologico.org/astrologia-y-ciencia-una-perspectiva-critica-2/

domingo, 15 de febrero de 2015

La carta de Felipe II










http://es.wikipedia.org/wiki/Felipe_II_de_Espa%C3%B1a


Felipe II de España, llamado «el Prudente» (Valladolid, 21 de mayo de 1527-San Lorenzo de El Escorial, 13 de septiembre de 1598), fue rey de España desde el 15 de enero de 1556 hasta su muerte, de Nápoles y Sicilia desde 1554 y de Portugal y los Algarves —como Felipe I— desde 1580, realizando la tan ansiada unión dinástica que duró sesenta años. 



http://franciscojaviertostado.com/2014/06/18/la-agonia-de-felipe-ii/


En este interesante enlace de arriba  se nos explica  la relación que tuvo Felipe II con las enfermedades .

Vamos a ver su tema natal ( la hora la he extraído de un ejemplo del libro Conplido, vol 6, de la Ed. Gracentro  )






Podemos ver una casa VIII repleta, con un stellium y el regente de casa XII que es Venus, presente en ella.

El regente de casa VI, que es Marte, en oposición al Sol, que está en conjunción a la Parte del infortunio.

Regente del Ascendente también es Venus y se encuentra en casa VIII como hemos dicho.



Veamos como estaba el cielo en el día de su muerte contrastando con las Direcciones primarias.







Modifico el post a raiz de un comentario de Eduardo Castellanos, ya que utilicé el calendario gregoriano en lugar del calendario juliano.


De todos modos tenemos a Mercurio como divisor y a Júpiter como participante por oposición.

Un Júpiter que está exiliado y que indica los horribles dolores de gota que padeció.

Por otro lado, Mercurio es regente de casa VIII, significador de muerte.

Imaginaos todos los achaques que tuvo que sufrir, con esas oposiciones a la casa VIII.




Orientación vocacional : Aptitudes








Diccionario Astrológico. H. Gouchon. Luis Cárcamo editor. Madrid 1975. Página 62. 

Para abordar este tema, hemos resuelto dividir las aptitudes en las siguientes categorías genéricas:
Aptitudes intelectuales. Predominio de los signos de Aire y de Mercurio; Marte en Géminis o en Casa III; Mercurio en trígono a la Luna; Mercurio en posición angular; Casa III con buenos aspectos; Saturno en buen aspecto a Mercurio; Mercurio en buen aspecto con el Ascendente; Ascendente en signos de Aire, o también en Virgo o Escorpio.
Aptitudes artísticas. Supone las aptitudes intelectuales, a lo que se añade Venus destacado y aspectado con Mercurio, las Luminarias, Urano, Júpiter o el Ascendente; Venus en las Casas III, X o I; ascendente o sol en signos de Aire o en Leo; Mercurio en Libra.
Aptitudes administrativas. Indicadores intelectuales en buen aspecto con Júpiter; y éste en buen aspecto con Saturno; la conjunción de ambos es igualmente  favorable, aunque en menor grado. Es preferible que el Ascendente esté gobernado por Saturno, Júpiter o Mercurio; el Sol en Sagitario o Piscis; buena aspecto entre el Sol y Júpiter o Saturno, y buen aspecto entre Júpiter y las Casas III y X.
Aptitudes comerciales. Signo de Tierra en el Ascendente y un Mercurio fuerte, de preferencia en Géminis, y sobre todo en Casas I, II o X; Sol o Ascendente en Cáncer.
Aptitudes militares. Predominio de Marte, aspectado con los indicadores del Ascendente y el MC, preferiblemente en Casas IX o XII; con frecuencia Júpiter en Casa IX.
Aptitudes para industrias de lujo (joyería, modas, perfumería, peluquería). Fuerte influencia de Venus, Sol o el signo de Leo, sobre el signo de Libra; dominante Sol-Venus, Venus-Mercurio, Venus-Júpiter, Venus-Luna.
Aptitudes para la mecánica. Predominio de Marte, sobre todo aspectado con Mercurio y las Luminarias; Saturno en Géminis.
Medicina. Ascendente o MC en Escorpio o en el 3º decanato de Virgo; abundancia de planetas en las Casas VIII, XII y VI; buenas cualidades intelectuales y poderosa influencia de Saturno. De acuerdo con una estadística llevada a cabo por Hentgés: Sol en Acuario, Cáncer o Aries; Mercurio en Piscis, Escorpio o Acuario; Marte en Piscis o Virgo; Júpiter en Tauro o Libra; abundancia de planetas en Piscis, Tauro o Aries; Mercurio aspectado con Marte en conjunción, sextil o cuadratura (el trígono y la oposición se muestran desfavorables); todos los aspectos entre Mercurio y Luna y entre Mercurio y Saturno; oposición Marte-Júpiter.
Electricidad, mecánica y aviación. Urano muy destacado y en relación con los indicadores de la Casa X, las Luminarias, Marte o Mercurio. De preferencia, Ascendente en signo de Aire; importancia del signo de Acuario.
Navegación. MC, Ascendente, Luna, Sol y Regente de la carta, en los signos de Cáncer o Piscis; aspecto entre la Luna y Neptuno con los demás indicadores del tema, sobre todo con Marte que deberá hallarse en posición destacada.
Agricultura. Importancia de los signos de Tierra, situados en una o varias de las siguientes Casas: I, X, IV y VI; Saturno destacado en aspecto con las Luminarias o el Ascendente; Luminarias, y sobre todo el Sol en un signo de Tierra, o en la Casa IV.
Astrología. Urano destacado, buenos indicadores intelectuales, Casa XII importante, y según Gemís, uno o varios de los componentes de la carta situados en los siguientes grados zodiacales: 11º Tauro, 22º Cáncer, 27º Leo, 29º Virgo, 11º Escorpio, 22º Capricornio, 27º Acuario y 29º Piscis.
Según recientes investigaciones, basadas en 466 temas natales de astrólogos, por Matthews y Louaisel, y publicadas en “L’Astrolabe” (número 2), las siguientes son posiciones son propicias a la carrera de astrólogo: Sol en Géminis o Acuario, y secundariamente, en Leo, Cáncer o Piscis.
El signo de Virgo sería el menos propicio.
Luna en Géminis, Cáncer o Acuario; signos debilitados: Capricornio, Virgo o Sagitario.
Mercurio en Escorpio, Capricornio, Acuario o Piscis.
Venus en Géminis, Cáncer o Acuario.
Marte en Géminis, Leo o Capricornio; signo débil: Piscis.
Júpiter en Escorpio o Sagitario.
Saturno en Escorpio o Sagitario.
Urano en Escorpio o Sagitario.
Entre los aspectos más propicios, se destacan: Sol trígono Luna, cuadratura Sol-Saturno, trígono Mercurio-Neptuno, trígono Marte-Saturno, trígono Marte-Plutón, trígono Júpiter-Neptuno.
Entre los grados zodiacales tiene especial importancia la zona 26º, 27º y 28º Acuario para Mercurio y Júpiter; 26º, 27º y 28º Leo para Venus; y 21º, 22º y 23º Cáncer para el Sol.
Trabajos manuales. Dominante Marte-Saturno, Marte-Luna, Saturno-Luna; predominio del elemento Tierra; indicadores intelectuales débiles o bien impedimentos educativos (ver Casa III).
Arquitectura. Saturno trígono Júpiter.
Matemáticas. Buenas aptitudes intelectuales; Sol conjunción Mercurio o Júpiter en Géminis.

 

sábado, 14 de febrero de 2015

La carta de Whitney Houston









http://es.wikipedia.org/wiki/Whitney_Houston


Newark, 9 de agosto de 1963Los Ángeles, 11 de febrero de 2012
 
Vamos a ver la carta de Whitney Houston.






En el momento de su muerte Whitney tenía a Saturno como grado del divisor y Saturno a su vez estaba cuadrando al grado del divisor desde la casa XII.

Esa posición señala claramente la profunda depresión en la cual estaba sumida la artista en ese período.


Si miramos su RS de 2012, nos encontramos con este otro gráfico.








En este caso nos encontramos el protagonismo de Saturno sobre  la cúspide de la casa VIII del rádix conjunto a Marte, el otro maléfico.



También en este caso es interesante contrastar la posición de la estrella maléfica Algol, que está en conjunción al grado del divisor en el año en que se produce su muerte.






Y para finalizar miraremos la carta de tránsitos.











Es curioso porque el Parte del infortunio de tránsito, está sobre su Neptuno natal en casa VIII y en el signo de agua, Escorpio.

Whitney muere de un colapso en la bañera, después de haber consumido cocaína.

Droga y agua en la bañera,  Neptuno en casa VIII, significadores de muerte.







Los planetas y las relaciones. Por Marcela E. Díaz.







Los planetas y las relaciones:


Las características más importantes de nuestra identidad están determinadas por el Sol, empuja a exteriorizar la esencia individual que expresaremos a los interlocutores entrando así en contacto con los demás. Con el Sol nos conectamos con nosotros mismos para ir al centro y así poder expresar lo innato. Ubicado en los signos de Fuego, tiende a desarrollar el mando, el protagonismo y la imposición. Hace evidente su presencia, y es el más fácil de observar porque hay una innegable exteriorización. El Sol, en signos de Tierra adopta una postura más receptiva. Se basa en lo práctico, solamente se mueve según los resultados. No le interesan las relaciones sin beneficios aparentes. La palabra, será muy importante en signos de Aire.
La conversación es de vital importancia para todo tipo de relación. La intensidad de lo vivido, la experimentación de emociones es lo que se valorará en los signos de Agua. En el comportamiento tienen un papel muy decisivo los sentimientos.
La Luna nos permite organizar la voluntad interna y las situaciones externas, a través de ella enfrentamos la cotidianidad. Desde la subjetividad se viven las relaciones, cada individualidad se encaja con otra y estas a su vez en el conjunto del entorno.
Se trata de saber insertarse en el exterior, lo que obliga a expresar la parte más íntima determinada por la necesidad y la dependencia personal. Nos dice de manera instintiva que necesitamos de los otros para satisfacer nuestras necesidades. Mercurio sirve de intermediario, a través del lenguaje, del conocimiento. Se prepara para que haya reciprocidad en las relaciones ya establecidas o por establecer. Para conseguir la autosuficiencia aprendemos de lo que esta afuera. La conexión de un sujeto con otro se da por intermedio de la palabra. Las relaciones que se establecen con Mercurio son por intermedio del intelecto, con este se busca el entendimiento. Son típicamente mercurianas las relaciones fraternales, de colegas.
Venus en cambio busca la afinidad para establecer la armonía. Con Venus se imprime un toque afectivo, va más allá del lenguaje permitiendo que se expresen los sentimientos. Trata de unir la palabra con las sensaciones amorosas, actúa sobre las relaciones de pareja.
Un comportamiento venusiano esta demostrado por la atención, el respeto, las buenas costumbres y la consideración. Venus nos indica que debemos aportar paz, amabilidad, armonía en la interacción con los otros para adquirir el propio equilibrio. Marte interviene en lo físico, pone la energía en acción. Siempre hay algún tipo de interés en toda relación, se busca en los otros lo que necesitamos para nuestro autoabastecimiento. Es el movimiento imprescindible en cualquier relación, es la exteriorización. Contiene deseos inmediatos, donde comúnmente se usa la fuerza, la osadía, para obtener respuestas rápidas y conseguir todo lo que se necesita. La autoestima incentiva a la superación, para esforzarse y conseguir los bienes que se persiguen. Los planetas lentos influyen en el comportamiento social y los rápidos actúan sobre el comportamiento personal. Júpiter y Saturno nos preparan, mediante el conocimiento y la justicia, para obtener una conducta recta, nos inserta y nos acomoda a los distintos cambios socioeconómicos.
Júpiter nos permite elaborar ideas, relacionando las teorías con el efecto práctico. Es el administrador, nos permite el conocimiento de la Ley para poder encajar debidamente en la sociedad. Es el intérprete de los conceptos divinos y su forma humana de entenderlos para así actuar de modo mesurado, pensando en las consecuencias. No se trata simplemente de satisfacer las necesidades individuales sino, de encajar lo individual con lo colectivo. Nos permite entender al mundo más allá de las apariencias para así actuar correctamente con uno mismo y con los otros. Abre la brecha de la conciencia para lograr la superación a través de un ideal. Saturno nos enseña limites para no transgredir las reglas, para hacer el bien entre nosotros y los demás, respetando lo propio y lo ajeno para el correcto funcionamiento.
Es la aplicación de la Ley, el desarrollo personal nos permite el progreso, nos permite fijar una meta más allá de la mera subsistencia. Saturno hace realidad los anhelos jupiterianos. Júpiter determina que se esta para algo más que para deambular y Saturno para darle sentido y finalidad a nuestra existencia.
Urano nos conecta por intermedio de la mente con otras dimensiones. Su tarea es traspasar lo límites librándose de los prejuicios, de los tabúes, impregnándonos de libertad, de espontaneidad. No le gustan las reglas, se basa en la sensación única de cada vivencia. Se focaliza en el futuro porque se siente insatisfecho por las adquisiciones del pasado que influyen en el presente.
Es inminente, fulminante y rápido, se vincula con el cielo tratando de derramar el conocimiento para lograr el progreso. Si se esta preparado para entenderlo se verán resultados positivos. Entenderlo significa traspasar lo visible, para relacionarse con estados superiores. Cualquier cosa es posible con Urano, porque no se pueden hacer planes concretos, ni previsibles, ya que no soporta ataduras se deben esperar interrupciones, ritmos oscilantes. Las relaciones con la influencia de Urano serán liberales, poco convencionales, con imprevistos y con reacciones insospechadas. Utiliza lo mental para lograr un salto hacia el futuro.
Neptuno abarca la intuición, se relaciona con las personas y las cosas a través de las sensaciones, percibiendo y sintiendo. La relaciones que se establecen responsen a una voz interior y no tienen argumentos que puedan explicarlas.
A neptuno le cuesta concentrarse con lo evidente y con lo externo, es sutil y capaz de experimentar altas vibraciones y mensajes que provienen de lugares insospechados. Se expresa desde lo interno, su función es tomar conciencia de lo incorpóreo, de lo invisible que mueve al mundo y que luego tomará forma. Necesita conectarse con la esencia para poder ver matices y tonalidades que no pueden verse desde lo físico. Aprendemos con la ayuda de Neptuno a relacionar lo particular con lo universal, integrando las unidades con el Todo para mantener el orden y el propósito. Facilita el paso hacia delante por la vía afectiva.
Plutón tiene como función la regeneración, cambiando las relaciones que fueron significativas en un tiempo pero, que ya pertenecen al pasado, por nuevas relaciones que crearán nuevos intereses, afinidades y simpatías. También en las relaciones que perduran hay transformaciones, ya que cualquier vínculo está sujeto a reacondicionamientos debido a las modificaciones sustanciales de la propia existencia. Nos muestra la vida y la muerte, que no debemos aferrarnos a las personas, ya que éstas pueden ser importantes a veces e insignificantes otras, es cuestión de estar atentos a que papel realizamos nosotros y que papel los demás con respecto a nosotros. A lo largo de los años nos vamos transformando individualmente y en este proceso intervienen personas que se relacionan con nosotros de manera cercana o no.





http://www.astrologia24.com/sinastria1.html









viernes, 13 de febrero de 2015

El cálculo de la vida en Astrología. Método de E.H. Bailey.








El cálculo de la vida en Astrología. Método de E. H. Bailey.

Hasta ahora, no hemos conocido ningún método que pueda proporcionar resultados precisos respecto a esta cuestión. En líneas generales, la longevidad será apreciable cuando los indicadores de la vida sean poderosos y viceversa; según la Tradición astrológica, una idea de ello podría tenerse a partir de la determinación, dentro del Tema Natal, del llamado «Planeta Alkocodén», llamado así por ser el que ostenta mayores dignidades dentro del Signo que ocupa el Hileg; la posición angular de dicho planeta indicará larga vida, mientras que si se encuentra en una de las Casas sucesivas la vida será mediana, y corta cuando se ubique en las Casas cadentes. Para los antiguos, una vida larga se consideraba entre los 60 a 120 años, la vida media de 40 a 70 años y la vida corta de 8 a 25 años, lo cual se relacionaría con el hecho de ser el Planeta Alkocodén una Luminaria, un Planeta benéfico o uno maléfico. Evidentemente, esta teoría sólo nos puede llevar a conclusiones de carácter aproximado.
Una vez que hayamos evaluado la posible duración de la vida, por uno u otro método, hará falta complementar este trabajo por medio del cálculo de las series direccionales maléficas, que van a definir el momento del fallecimiento. Por otra parte, E. H. Bailey ha publicado hace algunos años, en el British Journal of Astrology, otro método que ha sido reproducido más tarde en la Rev. Francesa «Velo de IIsis», N.° 109, del año 1929 por Tamos, cuyo artículo reproducimos a continuación:
«…El objeto de este trabajo es aplicar a nuestro Zodíaco los Navamsa hindúes, los cuales se producen al dividir los signos en 9 partes o zonas de influencia, lo cual nos recuerda, aunque amplificados, nuestra división de los 3 decanatos por cada Signo: Antes de proceder a la explicación, veamos la Tabla de los Navamsa y sus correspondencias con nuestro Zodíaco:
Otra curiosa aplicación de los Navamsa se refiere al método empleado por los hindúes para calcular la duración probable de la vida, el cual ha sido resumido por Bailey en el siguiente cuadro:
Las normas básicas para el cálculo son las siguientes:
  1. Se calculará, por la posición de los Planetas y el AS, el número de años, meses y días, contando el grado exacto, los minutos y segundos donde se encuentran los Planetas (Urano y Neptuno se excluyen, ya que no son considerados en la Astrología Hindú).
  2. Se procederá a revisar aquellos Planetas que se encuentren en exaltación o retrógados, y en tal caso, su número correspondiente se multiplicará por tres.
  3. Si un Planeta se halla sobre su Trono, en uno de sus decana-tos, en su Navamsa o en otro del mismo Signo que aquél, donde se halla dicho Planeta, se multiplicará su número por dos.
  4. Si un mismo Planeta ostenta dos dignidades, por ejemplo al estar simultáneamente en su trono y retrógrado, no se deberá multi-
    plicar dos veces su número por dos y por tres, sino una sola vez por tres; lo mismo si está en su trono y a la vez en uno de sus decanatos
    o en su Navamsa, en cuyo caso se multiplicará por dos.
  5. Se sumarán todos los resultados, antes de hacer la reducción.
  6. Se hará la correspondiente reducción a partir de la sumade los valores obtenidos para los Planetas que se encuentran sobre el Horizonte (Casas XII, XI, X, IX, VIII, VII), a razón de: 
  7. Esta reducción se hará sobre el período de años que se haya encontrado para cada Planeta, luego de haber efectuado las multiplicaciones que tuvieren lugar según los puntos anteriores.
    Cuando hay numerosos Planetas dentro de una misma Casa, la reducción se efectuará sobre uno solo entre ellos: aquel cuyo número haya sido más elevado.
  8. Hay que tener en cuenta que, para efecto de estas reducciones, el Sol será considerado como maléfico, lo mismo que la Luna menguante (la Luna creciente será benéfica); por su parte, Mercurio podrá ser variable, según el aspecto más o menos preciso que reciba de otro Planeta.
Como ejemplo, veamos los resultados para el Tema Natal del Rey Eduardo VII, con las correspondientes reducciones: Mercurio se encuentra aquí mal aspectado en la Casa XII, y se cuenta como maléfico; el Sol está en la misma Casa, Venus en la II, la Luna en la X (menguante), por lo cual se toma como maléfica en el siguiente cuadro:

Nota: El Rey Eduardo VII murió a la edad de 68 años, 5 meses y 27 días.
Hay que advertir que en algunos casos parece que hay necesidad de considerar otras dignidades de los Planetas, y en este caso multiplicar por dos el período correspondiente, como por ejemplo si el Planeta se encuentra ubicado al mismo tiempo en su Navamsa y en su propio decanato, como sería el caso del SOL (en otros ejemplos que nos da Bailey), para el Tema Natal de Joseph Chamberlain, situado a 15′ 53′ de Cáncer, grado central del decanato de Escorpio y del Navamsa de Escorpio (para uso documental, reproducimos a continuación el cuadro correspondiente a los decanatos hindúes):


Bibliografía:


 http://eliasmolins.net/articulos/el-calculo-de-la-vida-en-astrologia-metodo-de-e-h-bailey