lunes, 27 de julio de 2015

Acerca de la Astrología. Por James Hillman.





James Hillman


Acerca de la Astrología
  Conferencia dada por James Hillman en 1997
Traducción de Enrique Eskenazi

"El cielo retiene dentro de su esfera la mitad de todos los cuerpos y los males"
Paracelso

Seguramente reconoceréis que el que haya venido aquí es muestra de considerable audacia. Osadía, incluso. Pues éste es vuestro campo de conocimiento, no el mío; vuestra profesión, no la mía; y vuestra responsabilidad.
El que no tenga yo responsabilidad respecto a esta antiguo tema y a esta profesión durante tanto tiempo apreciada -y difamada- me permite ser irresponsable en lo que pienso y digo esta mañana. Solo en virtud de tal irresponsabilidad puedo sentirme lo suficientemente libre como para decir algo que pueda ser útil para vosotros.
A diferencia de vuestro compromiso para con vuestro trabajo y con la defensa de vuestro campo, mi compromiso sólo es con un constante interés, incluso un amor, a la astrología como fenómeno arquetipal, esto es: extendido, intemporal, emocionalmente potente, profundamente resonador y generativamente inventivo y también poderosamente peligroso. Por ello, a causa de estas cualidades, la palabra arquetipal es adecuada para el mismo campo.

Si es arquetipal, la astrología está aquí para quedarse; porque no se irá, debe ser arquetipal. Y no se irá. El historiador de la cultura Theodore Zeldin escribe: "... En 1975 un grupo de 192 eminentes científicos, incluyendo diecinueve premios Nobel, dirigidas por un profesor de Harvard, publicaron un manifiesto declarando que les preocupaba la creciente aceptación de la astrología en varias partes del mundo... Uno de los firmantes, un profesor de astronomía en la UCLA, se quejó de que un tercio de los estudiantes de sus clases profesaban creencia en la astrología, y también su esposa". Zeldin informa además de que un tercio de la población en Francia e Inglaterra admiten creer en la astrología, y entre los franceses ("donde la lucidez es una virtud nacional") "el 90 por ciento conoce su signo zodiacal" (Una Historia Intima de la Humanidad, Harper Collins, 1984, p. 339)

Acerca de su peligro, tendremos más que decir más adelante; su poder emocionalmente seductor me sorprendió hace unos 45 años, en Zurich, cuando me hicieron mi primer tema, aunque ya había aprendido los elementos simbólicos y la grafía antes de eso. Fue tal la convicción que vino junto a esa primera lectura que continué estudiando astrología. Este interés permanente, esta fascinación, este amor no me ha abandonado nunca. A la vez, tengo que aclararos que ni creo en ella, ni la practico, ni entiendo cómo "funciona", aun cuando la astrología forma una de mis lenguajes fundamentales para la reflexión psicológica.
Sencillamente, para mí la astrología devuelve los acontecimientos a los Dioses. Depende de imágenes tomadas de los cielos. Invoca un sentimiento politeísta, mítico, poético, metafórico de aquello que es inevitablemente real. Esto es lo que hace a la astrología eficaz como un campo, un lenguaje, un modo de pensar. Es el portador para la mentalidad popular de la gran tradición que sostiene que todos habitamos en un cosmos inteligible, propocionando así a las preguntas humanas respuestas más que humanas. Nos obliga a imaginar y a pensar en términos psicológicamente complejos. Es politeísta y por lo tanto va en contra de la mentalidad dominante de la historia de Occidente.

Tomo prestada la palabra "eficaz" de Paracelso, que dijo, "se vuelve médico sólo aquél que conoce aquello que es innominable, invisible e inmaterial, y sin embargo eficaz". Y tomo prestada la idea de las antiguas lecturas neoplatónicas de las posiciones e influencias planetarias. Los intérpretes neoplatónicos en el Renacimiento y aún antes encontraron una lectura beneficiosa, eficaz, aún de los planetas más difamados, como Saturno, y de las constelaciones menos auspiciosas. Todos los Dioses desbordan beneficios; era tarea humana, la tarea del intérprete, descubrir estos beneficios. De otro modo nos perdemos las bendiciones y las confundimos con maldiciones.

En mis propios decursos, encontré los beneficios de Saturno un día en Roma hace unos años. Estaba contemplando el viejo templo de Saturno, cerrado a los visitantes por las autoridades. Cerrado, como dicen en Roma, por restauración. La restauración podría durar ya quinientos años, y podría continuar otros quinientos años más; pues uno de los modos en que la Iglesia puede impedir que el pasado politeísta tiña nuestra religión actual es mantener cercados los antiguos lugares. Así que muchos de los viejos templos están en construcción, en restauración, o son considerados "arquitectónicamente peligrosos".

Como sea, se me ocurrió al estar ahí que las maldiciones que Saturno me había infligido : frialdad y alejamiento de la intimidad humana, obsesión con ideas, oscuros humores depresivos que paralizaban la acción, preocupaciones sobre situaciones concretas que yo intentaba poner en orden, un manejo torpe de la novedad, frivolidad y artificialidad electrónica, cargas del deber, periodos de rigidez y aspereza hacia mí mismo y hacia los demás- todas estas maldiciones habían sido tomadas literalmente. No había captado su eficacia: cómo me protegían, me mantenían en el camino, fiel al llamado, permitiéndome pensar y aceptar la soledad, y cómo habían permitido que el orden fuera derrotado en nombre de la ausencia y el vacío. En otras palabras, las maldiciones que atribuía a Saturno eran bendiciones. Además, aquel día en Roma me di cuenta de que somos nosotros quienes hacemos de Saturno un planeta maligno, negativo, interpretando las bendiciones que otorga sólo en un sentido rígidamente opresivo, como pesadas cargas en lugar de dones de peso. Perdemos una mitad: la mitad celestial del mal. Puesto que no es el Dios quien nos maldice, somos nosotros quienes maldecimos al Dios mal interpretando su eficacia.

La astrología neoplatónica encontró la razón de nuestra tozudez, nuestro sentimiento de victimización, por ejemplo por Saturno, en el hecho de que todas las almas están atrapadas en la estupidez del naturalismo, literalismo, concretismo. Tomamos literalmente nuestros sufrimientos: aprehendemos las cosas sólo tal como aparecen naturalmente; insistimos en que lo real es concreto. Estos errores de entendimiento se deben a que nuestras almas están encerradas en hyle, la palabra griega para el material rígido. De modo que el viaje del alma, de acuerdo con la alquimia de Michael Meier, comienza en Saturno y concluye en Saturno, esto es: comienza en la opresión y la victimización a la vez que, escondidas en la rigidez de nuestra mente, están las bendiciones de las metas de Saturno. Su verdadero propósito, escribían las autoridades, estaba "dirigido a la iluminación y guía del intelecto y a conducirlo al conocimiento de lo que es correcto y útil".

Debéis recordar aquí que eficaz no sólo significa positivo. Los dones de Saturno todavía pueden sentirse como opresivos y limitadores. Un don no es sólo lo que literalmente parece ser: tenemos que disfrazarlo bellamente para esconder que cada don es también potencialmente tóxico; cada don (gift) es también un Veneno (Gift), la expresión alemana para "veneno". En efecto, en algunas culturas, como la China, un don puede usarse como una maldición subliminal; y, a menos que rápidamente se lo repare con un contra-don al benefactor, uno permanece cautivo, esto es, obligado, atado, constreñido, limitado por ese don. Por ello es que cuando más uno tarde en escribir un agradecimiento, más se vuelve una carga: un don desprovisto de su envoltura revela su maldición latente.

La lectura neoplatónica de un tema devuelve todas las cosas a los Dioses, pero no hace las cosas ingenuamente positivas. El modo eficaz de leer tan sólo rehúsa a dividir las cosas simplemente en negativas y positivas, afortunadas y desafortunadas. Una cuadratura puede volverse un Beethoven, un trígono un Forrest Gump.
Así, la lectura eficaz de la "otra mitad" invisible que afecta a nuestros cuerpos y nuestros males, como dice Paracelso, no significa una lectura feliz de planetas felices en posiciones felices. Júpiter en Leo en la casa dos, o diez, no indica meramente optimismo, magnanimidad, calidez expansiva; sabemos que también invita a la exageración, al derroche, a entusiasmo indiscriminado. Las costas lejanas a las que Júpiter empuja pueden ser venturosas y a la vez infladas y superficiales. En cada situación debemos tomar en cuenta el sitio cultural de la persona a quien uno le habla, el portador del tema.

Quisiera acentuar esta idea de sitio. Un humano está situado; una carta está situada. El momento natal es siempre en algún sitio. Ese sitio no es sólo un mero conjunto de coordenadas geográficas, longitud y latitud. El sitio es también una cultura, una naturaleza, una historia, una política, una geografía, un lenguaje, un estilo, un carácter. El sitio no es un accidente de nacimiento, sino aquel sitio único y particular el cual, decía el neoplatónico Plotino, el alma escoge como una de sus cuatro elecciones básicas: los padres, el cuerpo, las circunstancias y lugar de entrada en este mundo (Ver mi "Código del Alma"). Dónde esté uno y dónde uno entre en el mundo parece importarle al alma. Y este "donde" rige distintivamente sobre todas las generalidades y comunidades que los astrólogos emplean al leer un tema.

Un residente de Bay Area en la proximidad de Tiburon o Larkspur puede responder casi sin notar a un "Buenos días". Una pequeña inclinación de cabeza, un pequeña sonrisa de acuerdo a una convención familiar. En Maine, "Buenos días" puede originar como respuesta un "Ya tengo otros planes". En Manhattan, ""métase en sus asuntos" y en Alabama "Oh, gracias, muchas gracias, y que también Ud. tenga un buen día, y vuelva a pasarse por aquí".
Acentúo estas diferencias en maneras de hablar porque manifiestan diferencias en situaciones. No es que ahora me interese destacar si estas diferentes localidades -Bay Area, Maine, Manhattan, Alabama- reflejan rasgos astrales pertenecientes a este o aquél signo zodiacal, sino que me interesa destacar la importancia del sitio en la lectura de una carta, puesto que cada sitio tiene su propio humor y su tiempo, su atmósfera y su botánica, su historia y su cultura.

Los diagnósticos psiquiátricos consideran el sitio como parte del cuadro clínica. Recuerdo a uno de mis profesores psiquiátricos en Suiza que advertía acerca de los diagnósticos de depresiones maníacas. Asegúrese de saber de dónde viene el paciente, ya que lo que puede parecer depresión puede ser culturalmente normal en los valles cristianos y rocas escarpadas de la Suiza interior, y lo que puede parecer manía puede ser la conducta habitual en un pueblo bávaro.
Nuestro planeta también es un planeta y necesita nuestro reconocimiento cósmico. La suavidad polinesia y el rigor espartano son más que leyendas; son determinantes. La cívicamente cohesiva Minneapolis y la decadentemente deliciosa Nueva Orleans son sitios planetarios que comportan tanto en el carácter y el destino como los sitios de los planetas en un tema.

Al comienzo dije que, puesto que la astrología es arquetipal, es poderosamente atractiva y por lo mismo peligrosa. Quiero ahora extenderme sobre este peligro. Es el peligro con el que he estado luchando durante muchos años de muchas maneras en mis escritos: el literalismo. Específicamente para nosotros hoy, el literalismo astrológico.
Dos tipos de literalismo afligen a la astrología, de modo que la astrología, como el psicoanálisis, puede correr el riesgo de volverse una fe fundamentalista. El primero tiene que ver con el tiempo. Llamémosle el Literalismo Temporal. Se ve reforzado por cálculos, tablas, exactitudes, minutos y segundos. No cuestiona suficientemente la idea de tiempo, sino que está cogido por el tiempo. Creo que es posible continuar haciendo estos cálculos matemáticos, pero considerarlos menos como rigurosas medidas de tiempo y más como un servicio ritual, un conjuro teúrgico necesario para constelar la visión psíquica, intensidad de foco, elaborar un procedimiento distanciador así como en otras artes, la medicina por ejemplo, se deben usar medidas cuidadosas y dosis exactas, y así como las curas nativas en culturas menos técnicas usan cuidadosa precisión en sus prescripciones, o como los cocineros realizan su arte en términos de tiempo y medidas. Pero todo esto es un ritual para enfocar la intuición y refinar las propias habilidades, más que para presentar los hechos verdaderos de lo que efectivamente está ocurriendo, u ocurrirá o ha ocurrido ya, en una incognoscible esfera invisible, aquella otra mitad más allá de este mundo.

Dejando de lado el apego literalista al tiempo podemos también liberarnos de otro poder peligrosamente atractivo en astrología: la tentación de predecir. El segundo literalismo es la creencia en la influencia causal de los cuerpos astrales o los planetas reales. El literalismo astrológico supone que podemos conocer esa "otra mitad" que reside en el Cielo y, por medio de cálculos matemáticos basados en la comprensión literal del tiempo, atribuir causalidad a estos poderes celestiales.

Creo que debemos deconstruir estos literalismos. Creo que la tarea que llama al astrólogo es pensar más poéticamente y metafóricamente, y menos causalmente, como si la astrología tuviera que obedecer a la ciencia Newtoniana. No creo que necesitemos atribuir propiedades causales a los planetas o sus constelaciones, y por lo mismo no necesitamos saber cómo funciona la astrología. Más bien podemos dejar que la carta opere como un mantra que proporciona revelaciones, una mirada en el más allá, un mapa de lo no visto, un compendio de poderes invisibles operando en conjunto. Incluso podemos hablar de estos poderes invisibles como dioses que gobiernan, como fuerzas que influencian. Sin pretender conocer dónde residen efectivamente, cómo operan, lo que intentan.

Sugeriría un modo más fenomenológico de leer y menos metafísico o teológico. La fenomenología trata con las cosas tal como aparecen. Deja de lado las especulaciones sobre orígenes, causas, explicaciones, teorías. Así es como trabajo en psicología. No tengo teoría de los sueños: cómo vienen, qué buscan, dónde se originan. Tampoco tengo una teoría de los síntomas, de las neurosis, de la locura o de la salud mental. No conozco las fuentes primarias de ninguna de las cosas que me encuentro en la práctica. No sé qué ha provocado los acontecimientos sobre los que se me informa, y no me preocupo en absoluto por sus orígenes. No atribuyo el poder literal de cuasalidad a un recuerdo paterno de abuso brutal o un recuerdo materno de descuidada crueldad. En cambio, contemplo los fenómenos. Estudio lo que se presenta: el problema, las imágenes, los dolores, los sorprendentes giros del destino -aspirando a salvar los fenómenos de las explicaciones para poder permanecer enfocado en sus rostros. Tomo cada cosa por lo que muestra. He asimilado entre mis hábitos mentales lo que la filosofía, tanto oriental como occidental, han enseñado: la causalidad en este simple sentido es ilusoria. Más aún: deviene un método para huir de la confrontación con los fenómenos que están justo enfrente de la propia nariz. Esto es lo que quise decir antes al afirmar que no entiendo la astrología. Además, no necesito ni quiero entenderla. Ya es suficiente para mí ese compromiso con sus proveedoras y eficaces revelaciones.

De modo que una cuadratura Júpiter-Saturno en signos fijos, tal como yo tengo, una Luna o un Plutón aislados con sólo débiles contactos o ninguno, no son causas de problemas o errores, miserias o luchas. Estas posiciones en un tema natal proporcionan imágenes a ser ponderadas por su riqueza simbólica y amplificaciones míticas. Proveen datos arquetipales, dones divinos.

Aquí intento mostrar el paralelismo entre un enfoque fenomenológico, arquetipal, en la práctica de la psicología y en la práctica de la astrología. También intento distinguir entre lo práctico y lo empírico. La astrología es un arte práctico, pero no una ciencia empírica. Algunos, como Gauquelin, pueden tratar de establecer una base empírica para ella, juntando pruebas estadísticas de datos reunidos. Yo no veo la necesidad de esto. Es que acaso establecemos el valor práctico y la veracidad del arte por medio de datos estadísticos? Nuestras pruebas tanto en la terapia como en la astrología no son de tipo científico sino de tipo humano: anécdota, testimonio, revelación.

Quizás no debiera plantear esta distinción con tanto rigor, esta distinción entre práctico y empírico. "Empírico" original y tradicionalmente no significaba establecer una idea por medio del método científico. Más bien, "empírico" se refería originalmente a los médicos, sanadores y practicantes que se guiaban y basaban sus prácticas en la observación y en la experiencia más que en la teoría. Lo que digo es que no tenemos que tener una teoría explicativa para las experiencias psicológicas y/o astrológicas a fin de practicar nuestras profesiones. Sólo necesitamos dedicarnos a los fenómenos; necesitamos estudiar, cuidar, vigilar, escuchar, a fin de ser practicantes responsables de nuestros artes.

He de confesar que tomo más bien literalmente las dos primeras palabras en la frase de Paracelso; "El Cielo retiene" (dentro de su esfera)". Y no arguyo con él acerca de las palabras "mitad" y "todo" (mitad de todos los cuerpos y los males). No creo que haya querido decir mitad matemáticamente, como cincuenta por ciento. Creo que quiso decir que uno sólo consigue una media-verdad, una cura parcial, un entendimiento defectuoso si uno descuida el Cielo. Respecto a la enorme generalización de esa palabra "todo", tengo que conceder que o bien el cosmos entero lleva los efectos del Cielo, o uno debe decidir qué partes no están bajo su gobierno, qué acontecimientos y cuerpos pueden declararse independientes de los efectos de los Dioses.

Pero en aquellas primeras palabras "El Cielo retiene"- he ahí el misterio! 'Cielo', la palabra, entró en el inglés a través del Sajón, el antiguo Alemán gótico. El origen último de la palabra “cielo“ (heaven), dice el diccionario, es desconocido. Se lo define como más allá del firmamento (sky); mientras que cielos, en plural, se usa para regiones, esferas, jerarquías bajo cuya ley vivimos, más allá y desconocidas, y a las cuales cada vida e incluso cada momento de la vida aspira como si fuera su fin o su meta. El Cielo connota lo divino, como cuando al probar una tarta borracha de chocolate amargo exclamamos "celestial, divino". Y "séptimo cielo" es el mayor júbilo, y "cielos arriba" invoca a los Dioses y Diosas.
Ahora atendamos a lo siguiente. Paracelso dice que este cielo que rige la mitad de nuestras vidas no está sólo más allá del firmamento y es invisible, externo a la esfera humana, sino que, horribile dictu, retiene, contiene, preserva, guarda, no deja ir, no se abre a esa mitad de nuestras vidas, nuestros cuerpos y nuestros males, así como a todos los cuerpos y males en la tierra.

¿Está Paracelso bajo la influencia de la vieja ecuación de Dios y Saturno, un dios controlador, retentivo anal, un Dios ausente que contiene la mitad del destino en sus manos y que sin embargo es un Dios que no puede ser visto, mostrar su rostro, manifestarse? Creo que esa visión del Cielo puede haber prevalecido en tiempos de Paracelso, también antes y después, pero no creo que fuera su visión, ni que él fuera ese tipo de criatura de Saturno.
Prefiero pensar que Paracelso insiste sobre la mitad invisible de nuestras vidas, la mitad astrológica retenida por esferas más allá de la naturaleza, de modo que esta mitad no es aprehensible directamente por ningún método de la ciencia natural, ningún tipo de comprensión mundana o naturalista. Intentamos llegar a los cielos mediante las especulaciones de la teología, el misticismo, la metafísica, la poesía, la matemática, pero el cielo se contiene, se retiene y se resiste, y así su esfera permanece hermética, secreta.

De modo que nosotros, humanos, conscientes de que vivimos sólo de medias-verdades y vemos sólo a través de un cristal oscuro, nos volvemos a la astrología para encontrar el camino de regreso al cielo, a la fuente invisible que afecta a nuestros cuerpos y a nuestros males. En términos de Jung, estamos en busca del Dios en la enfermedad , no meramente esta o aquella enfermedad (disease) literalmente clasificada, sino en la inquietud (dis-ease) llamada también vida. El astrólogo revierte los acontecimientos a sus causas en los cielos, sacando así a la persona fue de las circunstancias y orientándola hacia el cielo. De aquí el sentimiento revelatorio cuando se hace una interpretación conmovedora; la puerta del cielo Imprevistamente se abre, se hace la conexión entre las dos mitades, esta vida aquí y esa esfera allí. La astrología es entonces un arte divino, pero no el arte de la adivinación, pues eso es nuevamente literalismo: un literalismo de la predicción y del tiempo.

La tarea del astrólogo, entonces, como la del psicólogo arquetipal, es menos traer los dones del Dios a mi vida, que el dar vida a los Dioses. Cada visión, cada patología, cada trozo de buena suerte que conecto a los planetas mantiene vivos a los Dioses. A ésto los cristianos podrían llamarlo un movimiento redentor. Prefiero ver esta tarea de devolver los acontecimientos a los celestes invisibles, un proceso de epistrophé siguiendo la idea del Neoplatonismo, o ta'wil en el misticismo persa. Esta visión ve el mundo entero lleno de un innato deseo de retornar a su fuente imaginal, su esencia arquetipal, su otra mitad en el Cielo.

Así, por ejemplo, aquí estoy, digamos un ascendente Géminis, en todos mis males y en mi cuerpo: las vacilaciones del carácter, la atención distraída y dividida, la duplicidad, la divertida tortura de ver ambos lados y luchar con las oposiciones, nervioso, encantador e impaciente, a la vez la lengua presta del engaño que formula la vida, como un periodista o un predicador, antes de vivirla, la intensa sensibilidad, los pequeños acuerdos, las múltiples conexiones del prestidigitador, del charlatán y del murmurador, el agotamiento que llega con la prisa y la excesiva conectividad , todas estas características pertenecen a mi carácter, esto es, el depósito celestial en mi alma, un tesoro de mercurio tornasolado, un mineral metálico o un cuerpo planetario al cual mi vida, tal como la vivo, puede pulir y volver lustroso y útil. Este pulir de los males de lo dado es lo que los escritores como Blake y Keats y Lawrence han llamado "almificar" (soul-making). El almificar (soul-making) devuelve a los Dioses lo que me dieron y que traje conmigo al llegar, devolviéndolo más "refinado" y "sofisticado" como dicen los alquimistas.

Cada vez que una consulta astrológica puede devolver una característica a su divino personaje (character), pulir un problema para que brille en una luz diferente, revelar al Dios en la enfermedad, dejar al cliente ver claramente por un momento aquella otra mitad celestial, el astrólogo está realizando una epistrophé (conversión), devolviendo una mescolanza en lo humano a un mito en los Dioses.

Para que no concluyáis que mi énfasis en los dioses, lo divino, los cielos, los invisibles, es elevado e intelectual, recordemos que los planetas residen primariamente dentro de constelaciones de animales. Los planetas están principalmente guardados en las cuadras entre bestias. ¿Porqué este más allá del Cielo está diseñado por un mapa de formas animales, y estas formas son tan terrenales: no halcones y búhos y palomas, o ruiseñores o águilas, sino serpientes y escorpiones, peces y cangrejos, carneros y cabras, caballos y toros? ¿A qué viene esta preponderancia de animales?

Para nuestras mentes vulgares, arrogantes, recientes, occidentales, "animal" significa bruto, bestia, tonto, más bajo en la escala evolutiva. Sin embargo en la mayoría del mundo antes de nuestros tiempos y aún hoy mismo en muchos sitios del mundo, los animales son los verdaderos maestros de la humanidad, espíritus guardianes y constantes compañeros del alma. Algunas terapias intentan despertar esta conexión arcaica con el animal, pero la astrología ya lo hace para nosotros- así de simple! Nacido en el año del Tigre... Uau! Sol en el Cangrejo- oooohhh! Marte en el Toro y Venus en Escorpio: vigilad!!!
Estas formas animales que permean la imaginación astrológica presentan el animal como un contenedor cósmico de poderes invisibles. Los animales como formas de lo divino, que es exactamente lo que los antiguos egipcios sentían y que también es verdad para culturas desde el Japón Shintoista hasta la Polinesia, gran parte de África hasta los nativos de las regiones circumpolares. La astronomía continúa trabajando con espacios con forma de animales configurados por líneas entre los puntos brillantes de las estrellas. Conectad los puntos y veréis lo invisible volverse un toro, un león, un par de peces.

La astrología trabaja matemáticamente, y uno normalmente supondría que los números y los animales tienen poco que ver unos con otros, unos abstractos, los otros tan concretos como la sangre, los dientes, el pelo y el veneno. Pero dos pasajes básicos en los textos de cosmología que sustentan la cultura mitológica occidental e islámica unen a los animales y los números. El primero es el arca de Noé, descrita con medidas detalladas para dar forma a la nave que puede contener todos los animales. El segundo está en el Timeo de Platón (fr. 55c). Allí podemos leer acerca de una figura de doce lados usada por el creador para el "todo". Platón da una forma geométrica para los cuatro elementos, y luego de esta quinta y más comprensiva forma de todas, dice que contiene "esquemas de figuras animales". Esta figura de doce lados, con forma de animal, es paralela a otro pasaje de La República de Platón (589 b-c) donde presenta "la imagen simbólica del alma" como una bestia de muchas cabezas con un anillo de cabezas domadas y salvajes.

Para la cosmología antigua no había necesariamente separación entre lo geométrico y lo orgánico; se correspondían, lo que nos dice hoy que los cálculos matemáticos de la astrología no son sólo necesidades rituales para enfocar la conciencia en el caso a mano y abstraerlo en una cartas visible. Los números también son modos de hacer precisas las diversas fuerzas animales, la bestia de muchas cabezas que vitaliza y conduce el alma, la vida instintiva que nos guía como nuestra compañera del alma. De nuevo el peligro del poder compulsivo de la astrología: mientras jugamos con números y reconocemos los grados, también estamos reconociendo la casa animal que contiene el alma, de hecho la casa animal que contiene todo el cosmos. Y no olvidemos que son los animales -incluido el animal humano- los que el Dios bíblico considera la única parte de toda la creación merecedora de salvar, una salvación que requiere que Noé tenga que hacer antes deliberados cálculos matemáticos.

Finalmente, entonces, si no es verdadera, ni es explicativa, si sus matemáticas son ritual disfrazado y su referencia a los planetas concretas de la astronomía son metáforas, ¿porqué nosotros, gente inteligente, racional, educada y sabia, tales como vosotros y yo, nos hemos reunido aquí para volver a la astrología? ¿Porqué ajustados con cinturón de seguridad a un asiento en un avión que puede llevarnos directo a la muerte abrimos la revista justo en la página de los horóscopos del mes? ¿Porqué recogemos los consejos que se dan sobre un Mercurio retrógrado, o analizamos la conducta de nuestro amante en término de humores lunares, o esperamos algún cambio financiero radical en el próximo tránsito por nuestra casa dos? Incluso cuando leemos tenemos que suspender la falta de creencia, ocultando la pequeña vergüenza de que estamos leyendo la trivialidad de una adivina...

Entonces, ¿por qué volvemos a ello? ¿Qué busca el alma, qué desea, por qué nos atrae tan rápidamente? Mediante ese parágrafo de la última página regresamos a nuestro daimon-estrella individual que contiene una porción de nuestro destino, esa otra mitad. Buscamos de nuevo la conexión con nuestro compañero primordial, ese hermano-hermana en el cielo que vive fuera de este cuerpo sujeto por un cinturón de seguridad a su asiento, y que comparte nuestra vida en cada instante -y este instante elevados en el aire que puede también ser el instante de la muerte- porque conecta nuestra vida con Moira, el daimon de nuestro hado: Moira, la palabra griega que significa simplemente una parcela, la mitad de Paracelso.
Buscamos en esa página de atrás, esos consejos y avisos, las predicciones y asesoramentos, tan enigmáticos y sin embargo tan íntimos, volver a ligarnos a los poderes, ritmos y mitos del cosmos, elevarnos fuera del avión en su ascenso de 35,000 pies, a un más allá de personas planetarias, más allá de mi persona y sus problemas, de sus días buenos y sus días malos.

Ese párrafo acerca de Virgo o Libra en la última página de la revista nos eleva fuera de nuestras mentes hacia otro lenguaje no terrestre, el lenguaje de las estrellas y de las ruedas animalizadas de los cielos, donde el alma pueda alojarse en imaginación, su primer hogar imaginal. Aunque el cielo nocturno este cegado por la polución eléctrica, las estrellas eclipsadas, y los signos zodiacales convertidos en baratijas para el comercio diario, Marte y Venus reducidos al mundo gris del sexo de Juan y la infatuación de Luisa, la Luna un lugar para poner la bandera americana..., aún así el lenguaje de la astrología, sus rituales matemáticos, sus intérpretes sacerdotales, sus encantos y amuletos que puedo tatuar en un pectoral o colgar en mi cuello , todo ello preserva mis males conectados fuera de este cuerpo poseído por Gillette, Exon, Disney, Walmart y el Bank of America. Un toque de astrología, la más leve referencia exótica, y los cielos retornan, y el destino.

Así que, astrólogos, en verdad tenéis un llamado superior, estáis al servicio de lo otro-de-lo-humano, de la otra mitad. Y no os preocupéis por las elevadas palabras y las visiones superiores, por el peligro de la inflación. Los Dioses son implacables con los inflados. Saben cómo protegerse mejor que nosotros los mortales. El que se limiten el uno al otro preserva su poder y es acaso precisamente eso lo que los conserva tan duraderos, inmortales, seguros contra la usurpación por parte de cualquier ideología monoteísta.
James Hillman, Febrero 10, 1997
(Trad.: Enrique Eskenazi)





Saturno. Por Marcela E. Díaz.









Saturno

Hasta no hace mucho tiempo se lo consideraba a Saturno como un planeta maléfico al que había que soportar. Hay que considerar que la astrología moderna le da a Saturno un significado más positivo. Cuando Saturno transita por distintas casas de un mapa y aspecta a distintos planetas personales, puede tener importantes significados y contemplarse como, el principio de autopreservación que se manifiesta con actitudes temerosas y defensivas; se relaciona con todas las figuras de autoridad, la ley, el padre, las tradiciones culturales y sociales; como el principio del tiempo y del aprendizaje que llega a través de sucesivas lecciones de vida, este principio determina algunas cualidades saturninas, como la sabiduría mundana, la mesura, la formalidad, la paciencia, la actitud conservadora, y la previsión práctica.
Se relaciona con antiguas pautas de vida y personalidades que se endurecen con el tiempo, se relaciona con el dios Kronos, dios del tiempo, que distribuye justicia poco misericordiosa. Con el paso del tiempo los saturninos se vuelven indecisos a la hora de revelar sus reales sentimientos y recelosos en relación a todo lo nuevo. Posee también un impulso hacia la defensa de la estructura de la vida y de la integridad personal. Saturno se refiere a la pureza de la naturaleza fundamental de una persona, al yo verdadero. Muchos libros antiguos dicen que Saturno es rudo con aquellos que se desvían de la naturaleza verdadera. Saturno también representa psicológicamente una dimensión del complejo del ego que habitualmente se vuelve rígido con la edad, al grupo cuyas pautas de conductas y actitudes atan a una persona por medio del temor. Se lo ha llamado también la Sombra, es decir la parte que se bloquea, que se teme, acerca de la cual nos sentimos culpables, proyectando de esta manera esas cualidades a los demás.
El significado más importante que se le da a Saturno es que representa la instrucción y la experiencia concentradas, que solo llegan a través de la vida en el plano físico. Por medio de la presión de ser encerrado en el cuerpo físico, surge la oportunidad de desarrollar un mayor entendimiento y paciencia en las actitudes hacia la vida misma. Gobierna por así decirlo, el plano material espeso. El campo energético se contrae cuando nos encarnamos en el mundo físico, es decir que ese campo se concentra. De ahí que la vida terrena sirva de aprendizaje, se aprende por intermedio de la experiencia, el trabajo concentrado y la visión de los resultados de las acciones que son inmediatas. Saturno es el planeta del tiempo, y por vivir en un mundo material donde todo se mueve lentamente, donde se tiene que trabajar duramente para que algo ocurra o para de algún modo crecer, se puede realizar un gran avance espiritual. La acción de Saturno pone en evidencia el precio de los deseos y apegos, las limitaciones del yo. Muestra también el valor del trabajo determinando, que todas las creencias e ideales maravillosos, que los seres humanos piensan, no tienen valor si no se aplican con esfuerzo en la vida cotidiana. Por todo esto, la presión de Saturno es un útil impulso para trabajar arduamente, para desarrollar un nivel profundo, en lugar de temer o huir. Si bien el calor y la presión de Saturno son útiles para desarrollar la naturaleza fundamental escondida, solo, sin amor y rapidez, es rigidez y muerte. Cuando el principio de Saturno expresa fijaciones y bloqueos emocionales y mentales, la negatividad elimina la esencia del amor verdadero y la energía de la vida, entonces el alma se marchita. Por eso a Saturno lo complementa Júpiter y Neptuno, dando además del esfuerzo la gracia y la fe. Saturno es beneficioso para el progreso espiritual porque muestra de manera lenta y segura cual es la realidad del mundo físico, una vez que se han descartado los deseos, las fantasías, las esperanzas y autoengaños. Durante nuestro desarrollo la experiencia saturnina nos pone a prueba, a medida que avanzamos en nuestro desarrollo, Saturno no permite el autoengaño, ni el escapismo, ni la racionalización. Así solo los que los que se consagran de manera real al aspecto espiritual y transcienden el ego y los apegos mundanos, podrán lograr esa elevada espiritualidad en medio de las presiones del mundo terrenal. Algunos, por no decir la mayoría, poseen las agitaciones de los recuerdos de planos superiores, de un ser que fue más satisfactorio y mejor de lo que en realidad es en la actualidad. Pero este recuerdo hace que el individuo se sienta descontento y desdichado. Solamente con una meditación concentrada podría facilitar un enfoque claro de la percepción ideal. Mediante la práctica constante en esta vida, día tras día, se podrá aumentar la atención en los niveles superiores de la conciencia. Saturno nos muestra la necesidad de encontrar el sendero hacia la libertad y hacia una unidad.


Saturno en el Mapa Natal:

La posición de Saturno se puede analizar con gran facilidad de acuerdo al signo en el que esté ubicado. En los signos Cardinales, se relaciona con la utilización y la organización de las propias energías. Existe la necesidad de estabilizar la autoexpresión y trabajar en su desarrollo a través del esfuerzo, ya que una manera esencial de expresar la energía activa tiende a retrasarse o bloquearse. En los signos fijos, Saturno marca una pujante porfía e inexorables patrones habituales, que traban el fluir de la energía amorosa de la vida. Es acá donde deberá reestructurarse, el yo escondido, la propia vitalidad de la esencia de la fuerza trascendental.
Por lo general existe falta de entrega verdadera, de amor y de confianza. Es raro encontrar una persona con Saturno en Tauro, Leo, Escorpio o Acuario que sea espontánea a la hora de expresar afecto, que sea dadivosa y que sea capaz de satisfacer las necesidades de los demás. En los signos mutables se relaciona con el modo de manejar las corrientes del pensamiento y con la necesidad de reestructurar las pautas mentales. Debido a la sumisión a los condicionamientos de la vida pasada, la mente a menudo, tiende a pensar de forma negativa, a empecinarse y a preocuparse. Acá se debe reorganizar la forma de pensar, la forma de aplicar esa energía mental para ordenar y entender la experiencia diaria. Con respecto al mapa natal, Saturno muestra donde se esta demasiado apegado, donde se muestra la rigidez de nuestro ego, para poder mejorar ese estado, para dejar de estar a la defensiva y acabar con las actitudes egocéntricas. Se experimentan deberes y responsabilidades kármicas que disciplinan nuestra mente y nuestros deseos, asumiendo las responsabilidades de las acciones, deseos y compromisos. Simboliza también un sector de la vida en que podemos vencer las limitaciones con esfuerzo y con un enfoque serio, efectivo e íntegro. Si hay esfuerzo para construir una nueva estructura, entonces, Saturno revelará donde se puede experimentar una satisfacción profunda. Nos muestra también donde nos acosan sentimientos de inferioridad, timidez u opresión. La posición de Saturno indica también dónde se es más sensible a expectativas y normas sociales, dónde se necesita la aprobación social y dónde se vive de acuerdo a alguna norma de reconocimiento o éxito. Generalmente el individuo actúa como rechazando todo tipo de normas y roles, esto se debe al temor de enfrentar o de fracasar en determinadas tareas exigentes.

Los aspectos de Saturno:

En el mapa natal los aspectos de Saturno indican la relación con el planeta Tierra y las necesidades prácticas de la vida cotidiana. Estos aspectos muestran que tan fácil es o no, adaptarse a la vida social, a las exigencias, las reglas y las normas culturales. Es el gran maestro, pues nos enseña la paciencia, la moderación, el deber y el trabajo, no solo en los compromisos sociales, sino también de la expresión corporal. Tal vez esta restricción impuesta por la sociedad, proviene de la restricción autoimpuesta por el karma pasado y sirve para producir el crecimiento. Muchos aspectos de Saturno se muestran como un sentimiento del individuo, él se deberá indagar los significados psicológicos y espirituales de estos aspectos para poder entender las razones de los sentimientos y conductas.
El modo negativo de la manifestación de Saturno es el temor. Mediante el enfrentamiento a estos bloqueos y temores, se puede obtener una nueva actitud personal, es decir, que cuando se encare de manera plena el temor con voluntad se podrá transformar la dimensión de nuestras vidas y así se podrá eliminar la amenaza y la naturaleza oscura que hemos tenido. En conjunción, en cuadratura o en oposición a Luna o Sol, Saturno determina un temor a expresar lo que verdaderamente se es, a la crítica, a equivocarse, a ser inadecuados, a todo lo nuevo. Se debe revalorizar la imagen personal y el sentido del yo, dándola valor a las aptitudes, capacidades y logros en lugar de detenerse en fallas o errores que provienen de la herencia kármica. Se debe asumir la responsabilidad para poder enfrentar los riesgos de nuestra autoexpresión, para así comprender las capacidades que se tienen. La manifestación más común del aspecto de oposición es la proyección de los propios temores hacia los demás. En conjunción, en cuadratura o en oposición a Marte, Saturno muestra temor al sexo, a la agresividad, a asumir riesgos, comúnmente se compensan estos temores subrayando, por demás, a la ambición o al sexo. Es necesario reestructurar y disciplinar la aplicación y la expresión de las energías agresivas. En conjunción, en cuadratura o en oposición a Mercurio, Saturno muestra una tendencia a ser inteligentes, a que se los conozca y se da gran importancia a la competencia intelectual. Generalmente estas necesidades surgen por el temor a no ser considerados estúpidos o pocos inteligentes. Este aspecto suele indicar, en algunos casos, bloqueo mental, inhibición oral, lentitud en la lectura y el aprendizaje. Por lo común, estas personas se esfuerzan de manera desmedida en aprender habilidades y adquirir conocimientos, con la finalidad de hacerse competitivos y de demostrar su inteligencia. Todo este gran esfuerzo, hace que obtenga más problemas de Mercurio en el intercambio claro de ideas con los otros, porque se convierten en personas tercas y arrogantes mentalmente. La clave está en estabilizar y estructurar las capacidades mentales y los modos de expresión intelectual.
En conjunción, en cuadratura o en oposición a Venus, Saturno determina que puede haber miedo a la intimidad, a ser vulnerables a dar nuestro afecto con total libertad. Esto puede relacionarse con experiencias de vida de la infancia, con un padre frío, pero en otros casos suele ser una tendencia kármica de una vida pasada. Por lo común la persona se mantiene tan alejada de los otros, que lo más probable que esa soledad de hoy, sea parte de su futuro. A pesar que muchas personas tienen la tendencia a enfrentar todo tipo de relaciones amorosas con fuerte sentido de la concentración, del deber y de la confiabilidad, en esta manera de enfrentar el problema se suele evidenciar retraimiento y frialdad que provocan conductas de rechazo. Se necesitar definir, estructurar nuevamente la aproximación al dar, a amar, a recibir respecto de los demás, parece ser que las experiencias dolorosas amatorias sirven para que el individuo examine con mayor atención este ámbito de la vida. Todos los aspectos tensionados son los que mejor se pueden analizar, ya que en éstos, las personas deben efectuar una serie de cambios y ajustes, en los ámbitos de la experiencia. Los aspectos armoniosos de Saturno muestra como la persona se adapta fácilmente, en cualquier sector determinado por el planeta en aspecto con Saturno y sus casas, a las realidades prácticas de la vida. Estas personas con buenos aspectos cuentan con grandes oportunidades y consideran que la disciplina es un hecho necesario y no un aspecto negativo. La energía en un aspecto armonioso, corre suavemente.
Se considera que tanto los aspectos armoniosos como los tensionados, muestran una falta de confianza en cualquier ámbito de la vida. Una de las implicancias de todos los aspectos de Saturno, con un planeta personal o el Ascendente, es el lento desarrollo de un nuevo nivel de confianza. Esa confianza se podrá basar en el conocimiento de nuestras capacidades, aptitudes y los talentos potenciales con los que se cuentan y que se deben sacar a la luz. La presión ejercida por Saturno permite desarrollar una gran fuerza interior, que surge del conocimiento de que se ha hecho el trabajo necesario, que se hayan obtenido los resultados y que se haya asumido plenamente la responsabilidad del propio desarrollo. Además, debe tenerse en cuenta que en la interpretación de Saturno en el mapa natal, influye un factor importante, el tiempo, pues es, el que determina lo que significa un aspecto de Saturno, ahora puede no significar lo mismo que dentro de unos años. Lo mismo ocurre con un potencial energético que puede ser sumamente recompensador dentro de un par de años, con la confianza en uno mismo, será mayor con el correr de los años. Todo esto va a depender de cómo se enfrenten todos los retos que presenta Saturno durante la vida.


Los tránsitos de Saturno:

En todo tránsito de un planeta en aspecto cercano con los planetas natales puede experimentarse una recepción de mensajes, las energías de otros planetas se suelen experimentar, más, como compulsiones o impulsos, mientras que a Saturno se lo experimenta como un gran maestro, cuyas lecciones son de gran importancia. Los influjos de Saturno generalmente se viven como un impulso de hacer las cosas de manera concreta y clara, lo que significa que si nos abrimos a la sabiduría y a la objetividad de Saturno, nos podemos relacionar con lecciones específicas y exactas que nos muestran, como se está enfocando la vida durante los principales tránsitos de Saturno. Los períodos que coinciden con las cuadraturas, conjunciones y oposiciones de Saturno en tránsito a su casa natal es de, aproximadamente, siete años. Durante estos períodos se suelen manifestar grandes cambios, ya sea en estilos de vida, en lo laboral, en la profesión o en la vida personal, además se pueden realizar ajustes y revisiones de actitudes, decisiones, así como también, cuanta responsabilidad se puede asumir.
De todos los tránsitos de Saturno el que recibió más atención es el regreso, éste se da aproximadamente a los 29 y a los 58 años. Se cree que esta es una época muy difícil y depende de cuán profunda fueron las capacidades creadoras, cuanto se ha trabajado por las metas específicas, cuanto se expresó o reprimió la naturaleza, fundamentalmente, durante los 29 años anteriores. El mapa natal no nos dará todas las respuestas, ya que, las personas pueden ser capaces de trabajar con el mapa natal y adaptarse a las posibilidades que se muestran en él. Mirando la posición de Saturno natal y sus aspectos podemos conseguir algunas sugerencias útiles.
La tensión asociada con Saturno revelada en el mapa natal, se debe a las dificultades con las necesidades prácticas de la vida, por lo que esta persona experimentará un regreso de Saturno como un período de tensión aumentada. Por ejemplo, alguien que ha nacido en Saturno en cercana conjunción, cuadratura u oposición a uno de los planetas personales, encontrará que todo problema o conflicto que se indique, tendrá un enfoque más agudo con Saturno de regreso. Se deberá adoptar una acción clara y mientras se posponga o se reprima esta acción, no se aminorará la presión de Saturno en su regreso. Una vez que se enfrentan los problemas, aunque este enfrentamiento haya sido doloroso, se logrará el alivio de la presión y la preocupación. Si Saturno natal tiene aspectos armoniosos con otros planetas, especialmente el Sol y/o la Luna, es factible que esta persona haya adquirido, durante muchos años, las cualidades Saturninas y los conocimientos de las necesidades, por lo que las lecciones de Saturno no aparecerán por sorpresa y se establezcan, más bien, confirmaciones de amplias orientaciones que se han desarrollado durante años. Durante los primeros 29 años de vida es decir, el primer ciclo de Saturno en el mapa natal esta basado principalmente en un condicionamiento de las acciones pasadas, del Karma, de las presiones sociales y de las influencias de los padres. Pareciera que durante este primer ciclo hay una inconciencia de quien se es en realidad. Luego, durante el primer regreso, comienzan a liquidarse viejas deudas, pautas y obligaciones kármicas. A esta altura se puede experimentar un profundo estado complejo del ser, con su correspondiente sentimiento de limitación y de libertad.
Las limitaciones están determinadas porque ya no se tienen más oportunidades o alternativas por seguir, ya que se ha tomado conciencia de cual es el verdadero destino, ahora se empieza a ver con claridad los deberes para con nosotros mismos y para con los otros. Por otro lado el darse cuenta que ya no hay viejas pautas que nos aten al pasado otorga una profunda libertad. Este período de transición no ocurre de manera inmediata, transcurre un determinado tiempo, dos años o más, a partir del regreso de Saturno. Si se logra afrontar el primer regreso con honradez y valentía, durante el segundo ciclo de 29 años se estará capacitado para poder iniciar cualquier acción sin temor ni inhibiciones, siendo capaz de afrontar las propias responsabilidades y las propias experiencias. Por lo común y como es sabido en este segundo ciclo ocurren cambios físicos que provocan limitaciones, pero también, se cuenta con un depósito de energía más profundo y esta a nuestra disposición. La energía con el correr de los años esta más concentrada, en la juventud esta dispersa, por lo que es más difícil de manejar. La energía se afianza y se conserva naturalmente y es entonces que el individuo tiene que empezar a aprovecharla y aprender a vivir con esta nueva modalidad. Existen principios básicos que pueden aplicarse a cualquier tránsito de Saturno, la idea clave se relaciona, estrictamente, con el planeta que aspecta Saturno. Los tránsitos de Saturno enfocan y profundizan la atención y el conocimiento, y a su vez la propia actitud hacia el amor, es más desapegada y objetiva. Saturno retrasa en el sector indicado el ritmo habitual de la naturaleza, retarda las cosas, concentra la experiencia, permite vivir el hoy, ayuda a enfocar, concentrar y conservar la propia energía. Saturno se introduce en la vida misma del individuo, haciendo como si fuera la mano del destino, para que las cosas ocurran, y obliga a enfrentarse a los temores en ese ambiente. Revela también, lo que se debe hacer o decidir para poder vivir de manera integra y de acuerdo a las propias responsabilidades. Ayuda a tomar de forma más clara y concreta la amplitud de la experiencia. Permite también estructurar la propia confianza, para conocer las propias capacidades y asumir mayor responsabilidad de la propia vida. También los tránsitos de Saturno tienden a moderar el orgullo, la actitud, el apego, la fe que se encuentran en un estado excesivo.


Saturno en las casas:

Saturno en tránsito por una casa natal simboliza una etapa de definición del enfoque de las propias experiencias y de las actividades vitales. Éstos son sumamente perceptibles. Este tránsito de Saturno por una casa en particular cambia notablemente el significado a medida que avanza en ella. A menudo cuando Saturno comienza a entrar en una casa, se siente un inmenso deseo de hacer algo en el inmediato ámbito que se esta viviendo. Habitualmente el lado problemático de Saturno parece efectivizarse durante el primer año que este planeta permanece en esta casa. A partir de allí es como si a la persona se la hubiese obligado a enfrentar de manera real este ámbito de la vida, de manera tal, que ha podido tomar numerosas lecciones en su camino. Cuando Saturno se encuentre en la primera mitad de la casa por la cual esta transitando, la persona sentirá muy pesadamente ese tránsito, la presión y la frustración serán muy fuertes en esta época. Cuando se logra más comprensión y más estabilidad en el campo de la experiencia, aunque la presión continua, ésta no se siente tan intensa u opresora. El período de intensidad extremo es cuando se da la conjunción saturnina exacta con los planetas natales situados en ciertas casas. Cuando el tránsito de Saturno se dirige al final de una casa y comienza a adentrarse en otra, surge alguna clase de experiencia, conocimiento o acontecimiento, que se relaciona con el período que finaliza y con el significado elemental de la casa que Saturno esta abandonando. Saturno en la primera casa: Durante el tránsito por esta casa, se origina un nuevo orden, después de haberse disuelto el viejo orden durante el tiempo que Saturno estuvo en la casa duodécima. Cuando Saturno entra en conjunción con su Ascendente, se experimenta algo que hace conectarse con la realidad, comprendiendo el resultado de las propias acciones, de las pautas de conductas pasadas, por lo que se puede asumir una mayor responsabilidad de sí mismo y de las propias acciones. Comúnmente, alguna situación externa obliga a enfrentarse a situaciones descuidadas, o bien que han sido dadas de baja en el pasado. En este período la mayoría está en conocimiento de sus defectos, y de necesidades para el desarrollo en el futuro, se busca nutrirse de los demás, para lograr una respuesta acerca de que quien se es en realidad. A menudo se busca amigos, un consejero, en psiquiatra, un terapeuta, un astrólogo.
Por medio de una capacitación honrada de nosotros mismos se buscará crear la clase de persona que se quiere ser, y comenzar a construir esta nueva persona. Es una etapa en la que se apuntará a conocerse mejor, más profundamente, etapa durante la cual se buscará conocer las propias capacidades. Saturno en su tránsito por la casa primera provoca un período de crisis personal, durante un período de más de cinco años, se desarrollará un proceso de renacimiento. En esta primera casa el individuo se siente abierto a todo, sumamente curioso, sin una estructura clara de la personalidad y sin mucha disciplina. Se siente la necesidad de llegar a ser algo y de trabajar arduamente para lograr el propio desarrollo. También hay grandes cambios físicos cuando Saturno cruza el Ascendente y permanece en la primera casa. Es normal perder peso e incluso parecer descarnado. Se suelen manifestar depresiones, cansancio, mala digestión, debido a que la energía física esta muy baja. Pero a pesar de todo esto, se debe considerar que esta es la etapa que ofrece las mejores oportunidades para reconstruir el cuerpo y la personalidad, haciendo uso, por supuesto, de la disciplina, la perseverancia y del esfuerzo. Este tránsito debe considerarse como clave, ya que durante este tiempo se forjará la persona que se quiere ser. Por eso las actividades y los compromisos propios durante el resto del ciclo crecerán a partir de los valores y del carácter que se haya construido durante este período. Este tránsito se puede considerar como un período de oscuridad, ya que se le presta atención principalmente a uno mismo, en lugar de comprometerse en actividades o compromisos externos. Es bastante común que acá se establezca una meta a largo plazo, que más tarde puede transformarse en vocación.
Este tránsito representa un papel muy importante en la definición de nuestra orientación futura. Saturno en la segunda casa: Ya en esta casa, Saturno libera de la preocupación de la propia identidad, manifestándose una sensación de alivia a la vez que comienza el sentimiento arduo de ponerse a trabajar para poder producir. De ahí que la persona de esta casa tiene una fuerte tendencia a estructurar su situación financiera, activado algunos medios de ingresos, construyendo un nuevo negocio, dedicándose a algún aprendizaje, ya sea formal o informal, o alguna instrucción práctica que le permita ganar dinero. Es el período ideal para establecer la seguridad y la estabilidad en este mundo material.
Se debe considerar además que las cuestiones materiales se tornan más reales para esa persona. Según la armonización con la que se cuente para encarar el mundo material determinará el impacto sobre las determinadas cosas que se experimentarán durante esta etapa. Hay que considerar que Saturno a pesar de ser lento, es seguro, por lo que los resultados financieros resultarán del modo en que se enfoquen estos asuntos durante este período, teniendo en cuenta que todo lo que se construya durante este tiempo servirá durante muchos años. Todos los recursos tanto materiales como psicológicos contribuyen a la confianza en sí mismo, sabiendo qué recursos podemos utilizar a medida que caminamos por la vida. Este período se utiliza también para realizar un balance y así saber como se han utilizado las ideas y habilidades en el pasado, si nos sirven o nos son útiles.
A menudo cuando Saturno comienza a abandonar esta casa se experimenta una consolidación en el ámbito financiero. Saturno en la tercera casa: Durante el tránsito por esta casa se afianzan muchos asuntos prácticos que provocaron preocupación en el pasado y permite poner la energía en un nuevo aprendizaje que acreciente el valor de las ideas y los antecedentes profesionales. Este tránsito no se siente tan pesado, esta casa muestra a la persona orientada o comprometida con un trabajo que tenga que ver con la comunicación o con los viajes. Es una gran etapa para el desarrollo de la investigación y de todo pensamiento profundo, por lo que habrá que concentrarse en nuevas ideas, nuevas habilidades, nuevos hechos que permitirán expresar la inteligencia.
Hay un aumento del análisis serio, del pensamiento práctico y de la manera clara de expresar las ideas. Muchos individuos descubren un hábito por la lectura, descubren también que no solo ha variado la forma de comunicarse sino el tono de voz. Todos estos cambios se realizan en función de crear una base más sólida donde fundamentar las opiniones y las ideas. En este período es necesario investigar con mayor profundidad, con el fin de ahondar acerca de nuestra inteligencia. También debido a exigencias de la profesión, deberes familiares u otras responsabilidades hay una abundante actividad viajera. Además durante este período se suele definir los límites de las relaciones con amigos y familiares. Saturno en la cuarta casa: El tránsito de Saturno por esta casa determina un período en el cual se llega a los fundamentos profundos de la seguridad y de la sobrevivencia que armoniza las necesidades básicas de tranquilidad y de pertenencia. Hay una tendencia a mirar con mayor seriedad la posición en la comunidad y se trata también de establecer un orden y una solidez en el ámbito del hogar. Para cambiar la situación hogareña se suele recurrir a la construcción de una nueva habitación, ya sea, en la misma casa o en el patio, a veces puede ser recurriendo a la mudanza o bien adquiriendo una nueva propiedad.
Las obligaciones para con la familia se convierten en más reales y apremiantes. En esta casa se deben establecer las bases de las ambiciones a largo plazo, puede ser reubicando el negocio o profesión, reestructurando el ambiente donde se trabaja. Las personas en esta casa parecen experimentar durante esta época un karma directo, que está relacionado con sus amoríos y con sus esfuerzos creadores pasados. Saturno en la quinta casa: Es un período de mayor seriedad acerca de uno mismo, pero con reducida vitalidad y empuje.
Este tránsito afecta el sentido de la alegría, de la espontaneidad y del bienestar, ya que está asociada con Leo y el Sol. Existen acá personas que se quejan por no sentirse amadas, ni apreciadas y que no se han divertido durante este lapso.
El significado esencial de este tránsito esta puesto de manifiesto cuando nos damos cuenta de cómo estamos usando nuestra energía en el ámbito de la vida, la energía física y sexual, la energía emocional, cualquier forma del poder creador. Hay que comprender, durante este período, qué bloqueos y qué temores están interfiriendo con las fuerzas creadoras y la naturaleza amorosa. Es necesario afrontar cuánto temor o hábito, produce sentimientos de frustración, en cuanto a la creación, que a su vez han provocado la incapacidad de amar y de ser amados. Se debe profundizar el modo de expresarse, y se debe trabajar de manera responsable y disciplinaria, para impresionar a los demás y no de una forma dramática. La presión de Saturno hace que en lugar de ir a buscar la satisfacción de las necesidades en el mundo exterior, se debe armonizar el desarrollo de las fuentes interiores de amor y de la creatividad. Existe una sensación de estar solos o faltos de amor, por lo que habitualmente estas personas se vuelven demasiados exigentes y llegan a espantar a las personas a las que quieren tener cerca, provocando un sentimiento de rechazo. Si se utiliza la honradez responsable, el deber y el esfuerzo, este período se convertirá en satisfactorio, porque se podrá expresar el afecto y la lealtad más profunda. Todo amor real debe ser acompañado por el sentido de la responsabilidad. En esta etapa existe una expresión del amor paternal y protectora, en la que se entra en contacto con las reales necesidades de los hijos y con los deberes más profundos hacia ellos. En este período, a menudo, estas personas son atraídas por individuos de tipo saturnino, ya que éstas suelen ser atractivas por su desapego y sus aislamientos. Algunas veces cuando saturno esta transitando por esta casa, una persona suele tener tendencia a usar inconcientemente a los otros con el fin de aliviar su soledad y tapar su falta de capacidad de amar. La presión compulsiva interior para crear algo, exige disciplina en los hábitos del trabajo creador y esfuerzo para abrir un canal en el que circule la propia energía creativa. Se debe comprender que si el propio karma consiste en crear algo, se debe permitir que las fuerzas creadoras se expresen por intermedio de nosotros. Esto es muy difícil de lograr porque, comúnmente, se tiene poca fe y poca confianza, por lo que se tiende al encierro y al temor al fracaso. En esta época se debe considerar a la vida con mucha seriedad, porque este tiempo a menudo, es un tiempo de bloqueo creador, en el que se puede consolidar la confianza en sí mismo.
Saturno en esta casa tiene impacto sobre el juego, las aficiones y la recreación. Es común en esta época el trabajo excesivo, por lo que tomarse vacaciones seria inútil. En algunos casos, una afición se puede convertir en un negocio regular y estructurado y hasta productivo. En esta casa se manifiestan los resultados del propio trabajo anterior y de lo eficaz que se ha sido cumpliendo con el deber. Saturno en la sexta casa: En esta casa se presenta un gran cambio de pensamiento, de trabajo y de hábitos sanitarios, se puede considerar como un período de ajuste personal. El individuo es impulsado a ser más organizado y disciplinado en muchos ámbitos de la vida, pero especialmente, en el trabajo y la salud. Son comunes los problemas crónicos de salud, los cambios de trabajo o los cambios en la estructura del trabajo. Puede verse en este período a una persona desorganizada e ineficiente, volverse más disciplinada en los métodos del trabajo. Saturno presiona para que uno mismo determine que se trata de hacer y que se logre discriminar, entre lo importante y lo banal. Esta facultad discriminativa, suele estar tan activa, que provoca en el individuo depresión y malestares psicosomáticos. En este período existe una purificación personal en cualquier nivel. Se presentan problemas de salud relacionados principalmente con hábitos dietéticos y con un elevado nivel de toxinas. El cuerpo durante esta época trata de arrojar las impurezas y debemos colaborar para que no se manifiesten otros problemas físicos. Es el momento ideal para ajustar la dieta, los ejercicios cotidianos y otros hábitos de salud. Es factible realizar una dieta purificadora o un ayuno prolongado. Es necesario comprender que todos los problemas a nivel laboral o de salud, son lecciones específicas, que nos enseñan los cambios que se deben realizar en los hábitos de la vida cotidiana y a su vez, nos preparan para entrar en la séptima casa. Saturno en la séptima casa: En esta época se suelen establecer sociedades comerciales, ya que todas las relaciones se toman más seriamente. Generalmente las personas comienzan a asumir mayores responsabilidades para sostener relaciones específicas.
La tensión esta centrada en la relación fundamental personal o en el matrimonio del individuo. Hay a menudo, cuando Saturno cruza el descendente y comienza su semiciclo sobre el horizonte, conocimientos sobre nuestras carencias, restricciones y deberes de relación. La persona entra en esta época en una más amplia participación social y pública. Se debe tratar de forma realista cualquier relación que no satisfaga nuestras necesidades. Se debe enfrentar todas las variables de las relaciones o del matrimonio con una actitud de objetividad y desapego. La pareja se puede resentir, ya que, en esta época se desarrolla cierta frialdad y reserva en las conductas y en las actitudes de las relaciones intimas. Este periodo puede servir de prueba a los matrimonios y a las relaciones íntimas de muchas personas. El estado de tensión de estas relaciones depende de la calidad y del nivel auténtico que se manejó durante la relación. Es la época en el que las relaciones van más allá, es una época de decisiones y compromisos nuevos, y nos da la aptitud para poder ver a la pareja de manera objetiva, como una persona individual distinta de nosotros. Una pareja puede ser viable siempre que la relación sea sana y dúctil, y permita experimentar nuestra propia personalidad y relacionarnos con la sociedad y con los demás. Sin embargo durante esta época es necesario prestar atención a la energía que se va a poner en la relación, para que esta pueda concretarse. Saturno en la octava casa: Esta casa esta asociada con Plutón y Escorpio, es un período en el que se terminan viejas pautas de vida, dejando pasar al deseo de experimentar un renacimiento, una vez concluida esta etapa. En este período también puede subrayarse las dimensiones financieras, sexual-emocional, psicológica, o espiritual, la presión nos obliga a disciplinar los apegos emocionales. Muchas personas manifiestan sufrimientos durante este período, parecen estar atravesando un infierno, donde los deseos y apegos se depuran y se despierta la conciencia de las energías más ondas de la vida. Se debe afrontar lo fundamental de la vida y las experiencias esenciales. Durante este período muchas personas suelen también preocuparse por las realidades esenciales del alma, de la muerte y del más allá. Es momento de afrontar de manera realista, el inexorable hecho de la muerte, esta inevitabilidad de la muerte, hace que muchas personas pongan su energía en organizar sus trabajos, sus testamentos o sus inversiones conjuntas, de esta manera el individuo busca protegerse y darle seguridad al alma. Es la etapa ideal para darle importancia a la vida sexual y de cómo se han estado encausando las energías sexuales. A veces es un período de frustración sexual, que obliga a la persona a ser más disciplinada y dueña de sí misma. En otros casos, el individuo cortará concientemente ciertas actividades o desbordes sexuales, entendiendo la importancia de mantener la fuerza sexual dentro de sí misma, salvo que se la use con una finalidad curativa y constructiva. Muchas personas se dedican al ocultismo, a las prácticas espirituales o a la investigación. Saturno en tránsito por esta casa lleva a la superficie los resultados de los consecutivos intentos de vivir los ideales y las creencias, lo que después se transforma en una propia experiencia, que define más los propios ideales. Saturno en la novena casa: Es un período de asimilación de muchos años de experiencia, y de sus relaciones con un ideal. Las personas procuran mayor amplitud de conocimiento a través de estudios, de viajes, de instrucción académica. Es época de investigar y definir creencias que servirán como ideales de aquí en adelante, que guíen e iluminen nuestra vida y nuestra dirección personal. Existe un gran impulso de automejoramiento. Es excelente período para la aplicación de las energías mentales y para las ambiciones relacionadas con el influir, a través de la enseñanza, sobre los otros. Esta etapa es también una preparación para ingresar a la décima casa, en la que la concreción de las ambiciones dependerá de cuanto estemos comprometidos, en la actualidad, con los ideales. Saturno en la décima casa: En esta casa, se pone en primer plano el interés por nuestras ambiciones, por la esperanza de lograr algo, por el papel en la sociedad y la cantidad de autoridad que tenemos. A menudo puede sentirse frustración en estos ámbitos de la vida, o bien como una época en la que se está agobiado por determinados deberes desagradables, lo que sucede cuando la vocación se ha construido demasiado opresiva y no se adapta a nuestra verdadera naturaleza. No es el tiempo de trabajar arduamente para definir el significado y el alcance de las propias ambiciones. Algunas personas culminan de manera positiva sus metas profesionales, recibiendo grandes satisfacciones y reconocimientos. Si la carrera o la vocación resultarán frustrantes en este período, esto se debe al hecho de que no se han incorporado realmente nuestras metas personales verdaderas y nuestros valiosos ideales sociales. Se podrá hacer cuando Saturno entre en la undécima casa. Saturno en la undécima casa: Esta casa representa el sentido de la finalidad individual. Es decir, como se ve la propia función en la sociedad y como se quiere desarrollar en un nivel personal, en el futuro. Es la casa que más orientada está hacia el futuro y las personas que están particularmente armonizadas con el futuro, son aquellas con el Sol u otros planetas en esta casa. El tránsito de saturno en esta casa nos permite comprender lo que se ha hecho, lo que no se ha hecho y lo que se debería hacer en relación con los otros y con la sociedad en conjunto. Una vez establecidos en una posición dentro de la sociedad, es momento de averiguar que se debe dar a los demás. Es importante pensar en los objetivos propios, sobre todo los personales. Es momento de asumir más responsabilidad para relacionarnos con los demás, no solo con las amistades individuales, sino también, con grupos de personas. Por momentos se necesitará cortar con distintas amistades o grupos pero, en otros casos, se asumirá más responsabilidad en la manera de tratarlos. Es momento de distribuir a los otros lo que se ha aprendido y adquirido durante el tránsito por estas diez casas anteriores. Saturno en la doceava casa: El tránsito de Saturno por esta casa, coincide con una fase de transición en la vida de todos, acá se encuentran todos los resultados de los pensamientos, acciones, actividades y deseos, a los que nos hemos dedicado durante el último ciclo de Saturno. A menudo se suele experimentar descontento, confusión, desorientación, cuando las viejas estructuras de la vida se derriban, es el término de un viejo ciclo. Cuando Saturno entra en esta casa, los valores, las ambiciones, las prioridades, las actividades y las creencias que dieron en otro momento significado y dirección a la vida, comienzan a disolverse. Durante el primer año existen sentimientos de estar separados o perdidos, esto es hasta consolidar nuevas actitudes y nuevos valores. Es época de definir los ideales y la propia orientación espiritual. Es una etapa de trabajo para clarificar las dimensiones de vida trascendentes y sutiles que constituyen la escondida fuente de fuerza, que nos permite luchar para poder crecer entre los obstáculos de la vida. Fue la llamada casa del aislamiento. La persona durante la primera mitad de este período, se siente aislada del mundo exterior, como si se encontrara en una prisión emocional. Es necesario mirarse hacia dentro para llegar a las fuentes de fuerza emocional y espiritual. Si no se toma esta decisión se produce un aislamiento personal. En la mayoría de los casos la persona desea el aislamiento para poder retirarse de las preocupaciones del mundo exterior. Es excelente momento para adentrarse en temas espirituales, místicos u ocultistas, Para la expresión musical y poética, ya que en esta época se siente la falta de expresión en términos lógicos y racionalistas. Otro medio de hallar valor en la propia vida es por medio de actividades humanitarias y labores de servicio. Aparecen las dolencias psicosomáticas, existe una energía física baja, producto de un agotamiento emocional. En esta etapa desaparece lo viejo para dar nacimiento a una nueva estructura de vida. Lo que más desorienta, es que se trata de un período de espera, de exploración interior en la cual el individuo se encuentra sin frontera y sin anclas a las cuales asirse. Esperamos y nos preparamos para el nacimiento de una nueva estructura. Lo que no empezará a construirse hasta que Saturno cruce el ascendente en la primera casa. Estaremos cada vez mas felices y alegres cuando nos demos cuenta que se está creando una personalidad nueva y liberada de muchos obstáculos vanos.





http://www.astrologia24.com/saturno.html







La Astrología de Marsilio Ficino : ¿ Adivinación o Ciencia ?. Por Angela Voss.









La Astrología de Marsilio Ficino: ¿adivinación o ciencia?

por Angela Voss
(Traducción de Enrique Eskenazi)

En 1477 el filósofo florentino Marsilio Ficino escribió, pero no publicó, un ataque vehemente a las prácticas de los astrólogos: su “Disputatio contra iudicium astrologorum” (1). Quien leyera este texto supondría que el autor hallaba que se podrían demoler los fundamentos mismos de la astrología tradicional mediante el poder de la Razón y la autoridad de la Providencia de Dios. “Todo esto es metáfora poética” exclama Ficino, señalando lo absurdo de la terminología astrológica, “no razón o conocimiento” (totum hoc petica metaphora est, non ratio vel scientia) (2). Los astrólogos, afirma, usan “analogías pueriles” (pueriles similitudines), producen reglas con frecuencia de modo inconsistente -atribuyen poderes imaginarios a las estrellas y pretenden predecir acontecimientos concretos (3). Pero ¿cómo -pregunta Ficino- pueden saber lo que ocurrirá dentro de diez años cuando no saben ni lo que ellos mismos harán hoy? (4)

Empero al año siguiente el mismo Ficino escribía al Papa Sexto IV, como alguien “igualmente devoto tanto de la profecía como de la astrología”, prediciendo varias desgracias para los próximos dos años según configuraciones astrológicas precisas (5). En verdad, apenas hay una sola carta en su vasta correspondencia en la que no se refiera a la influencia de los planetas sobre acontecimientos pasados, presentes y futuros en su propio tema natal o los de sus amigos. (6) Su profunda familiaridad con el lenguaje tradicional de la astrología aflora en cada página, y más tarde en su vida desarrollaría este conocimiento en un sistema acabado de magia astrológica, en la tercera parte de su “Liber De Vita”. De modo que ¿por qué hallamos a Ficino, en 1494, escribiendo a su amigo Poliziano en firme apoyo del ataque de Pico a la astrología, destacando que “en ninguna ocasión” afirma portentos astrológicas y que, como Pico, desprecia la “supersticiosa vanidad” de los astrólogos? (7)

¿Cómo entender esta aparente anomalía? Estudiosos recientes, para explicarla, se han referido a las “oscilaciones” de Ficino, “puntos de vista inconsistentes”, “auto contradicción”, “actitud algo dual”, “vacilación en el tema de la astrología judiciaria”, “adaptaciones peculiares de la astrología” e incluso a su “recaída en la superstición” (8). Tales opiniones no hacen justicia a la estatura filosófica de un hombre que buscó penetrar en la unidad esencial de la existencia humana. En este artículo espero demostrar que el entendimiento y el uso de la astrología por parte de Ficino derivaba de una captación directa del fundamento del conocimiento humano, yendo mucho más allá de las oposiciones internas supuestas en las observaciones de arriba; que se movía hacia un entendimiento de la función de los símbolos como medios por los cuales los seres humanos podrían ampliar sus poderes de percepción, no sólo exteriormente hacia el universo visible, sino y a la vez interiormente -hacia la psique humana como espejo del cosmos. De este modo, afirmó Ficino, los seres humanos podrían “ver” con el ojo de Dios (9).

No podemos pretender captar la posición de Ficino a menos que intentemos entrar en ella y preguntar cuestiones fundamentales sobre la naturaleza de la astrología. ¿La definimos como arte mágica o como ciencia natural? ¿Qué queremos decir exactamente por magia y ciencia? Pareciera que hay dos modos muy diversos de percibir la realidad, modos que podrían definirse generalmente como “místico” y “racional”. Uno parece depender de la experiencia subjetiva, el otro de la observación objetiva. La astrología contemporánea es requerida por ambos campos, pero lucha por encontrar su autoridad natural en ambos. Pero si miramos las diversas tradiciones que conformaban la pretensión del Renacimiento de que la magia fuera la forma más elevada de ciencia natural, comenzaremos a ver que esa distinción es superficial. La cuestión de la relación del hombre con las estrellas siempre estuvo en corazón de su búsqueda de sabiduría, ya fuera adivino o filósofo, y para enfocar esto con integridad debemos hacer serias preguntas acerca del “tipo” de conocimiento al que servían los sistemas mágicos y astrológicos.

En el siglo XV, la tradición de la astrología clásica como sistema racional de captación del funcionamiento del cosmos estaba plenamente establecida en Occidente, basada en el modelo aristotélico de causalidad celestial. Los libros de astrología griegos y árabes se transmitían mediante traducciones latinas, acompañados de ilustraciones en el “Tetrabiblos” de Claudio Ptolomeo, un obra helenística tardía que nos ofrece una exposición de la estructura conceptual de la astrología. Este modelo supone la correlación de efectos del cielo en un “tiempo objetivo” con aquellos sobre la tierra, desarrollándose de un modo predeterminado como los engranajes en una gran maquinaria del destino. La astrología ptolomaica defiende firmemente un proceso natural de causalidad, e introduce el concepto de éter, una sustancia que todo lo permea difundida por toda la creación, cuya cualidad depende de los cuerpos celestes. Ptolomeo prometía al hombre la capacidad de entender el temperamento humano y predecir acontecimientos mediante el examen del éter, y establecía la prioridad del momento “seminal” o momento de origen, tal como el mismo nacimiento, en cuyo tiempo los cielos estampaban una impresión que marcaba indeleblemente al individuo (10). Tal concepción de una influencia astral directa, cuantificable, presupone un astrólogo omnisciente que observa objetivamente un modelo fijo; efectivamente, parece permitirle dar un juicio irrevocable sobre el “destino” sellado en el momento natal. También implica un desarrollo linear del tiempo y abre el camino para la moderna investigación astrológica “científica”, basada en análisis estadísticos, medición cuantitativa y observación empírica de los fenómenos.

En el periodo medieval la cristiandad ortodoxa no tenía problemas con una astrología natural que entendiera las correspondencias entre los cielos y el mundo material y usara este conocimiento en campos tales como la agricultura y la medicina. Pero condenaba decididamente la astrología judiciaria por negar la libre voluntad humana y atribuir al astrólogo la omnisciencia de Dios. Tomás de Aquino consideró pecaminoso todo intento humano de predecir los acontecimientos, sea mediante sueños, la astrología o prácticas ocultistas como la adivinación; pues los únicos medios legítimos de presciencia deben ser a través de la Revelación Divina (11). La adivinación, insiste, es iniciada por el hombre y siempre errará o atraerá demonios malignos, mientras que la Revelación Divina es recibida por el hombre de acuerdo a la voluntad de Dios. Aún si fuera posible predecir efectos astrales sobre los sentidos corporales, puesto que estos están sujetos a su Razón, el hombre podría contradecirlos apelando a su facultad superior de libre voluntad. El hecho de que los astrólogos a veces acertaran se atribuían a que estaban influidos por “espíritus inmundos y mentirosos”, como dijo San Agustín (12)

Desde esta posición, nunca puede darse la posibilidad de que un conocimiento divino surja mediante el esfuerzo o la actividad humana. Las estrellas no pueden ser signos de otro modo distinto de como son efectos de causas; toda intuición verdadera sobre el funcionamiento de la Providencia ha de depender de un acto de gracia, en la sumisión orante de la voluntad individual a la de Dios. Ya en su “Disputatio” Ficino claramente se dispone a apoyar por completo este enfoque, condenando el tipo de astrología que depende sólo de la ingenuidad humana y su limitado juicio. “Estoy escribiendo un libro sobre la providencia de Dios y la libertad de la voluntad humana”, escribió a Bernardo Bembo, “en el que refuto lo mejor que puedo aquellas declaraciones de los astrólogos que descartan la providencia y la libertad” (13). Envió el prefacio a Francesco Ippoliti, enfadado por las “declaraciones vacías” (vana iudicia) de los “ruines ogros” (nefarios gigantulos) que niegan la soberanía de Dios, la justicia de los ángeles y la libre voluntad de los hombres. Incitaba a los filósofos a unir fuerzas contra aquellos a fin de que, concluía, “podamos triunfar sobre los adivinos, no divinos sino poderosamente profanos, que durante tanto tiempo nos han encadenado a sus ilusiones” (14)

Esto pareciera ser una afirmación definitiva de obediencia a la posición ortodoxa. La “Disputatio”, apelando a la autoridad de fuentes aristotélicas, platónicas y cristianas para refutar la sumisión de la razón humana a las estrellas, repite las objeciones de Tomás de Aquino respecto a los peligros de la intervención demoníaca y la impiedad de los astrólogos. Sin embargo, en una lectura más atenta, encontramos algo nuevo. Se hace evidente que aunque Ficino rechaza ciertas pretensiones de los astrólogos, no niega la posibilidad de que las técnicas adivinatorias en sí mismas puedan funcionar. De hecho, sugiere que hay tres tipos de predicción: por la infusión de conocimiento divino, que puede recibirse por medios mágicos y la “adivinación de las esferas”; por medios naturales, como el temperamento melancólico que permite más fácilmente que el alma contacte con su propia naturaleza divina; y mediante lo que llama “la observación de modelos celestiales” (15). En todos estos, dice, el juicio es muy difícil. Pero no es ilícito. Así como el médico puede formar un pronóstico por la observación de una enfermedad, así los augures, dice Ficino, “penetran todas las apariencias de las cosas a ser aprehendidas aquí y allí en momentos aislados”. Acaso, especula, estas cosas se captan “más completamente a partir de cierta cualidad del alma (dos animae) que mediante el juicio (iudicia)” (16) Algo importante emerge, algo que nos lleva a preguntarnos si el problema no es la astrología sino el abuso de los astrólogos de sus iudicia. Ficino claramente habla de una intuición más semejante a la Revelación que a la razón humana, pero no es una Revelación de Dios directamente a un recipiente pasivo -exige la participación activa del individuo a través del modo particular en que percibe modelos y signos en la naturaleza (17). Este modo de percepción está disponible para todos en cualquier lugar; implica cancelar la división entre lo humano y lo divino.

Retrocedamos ahora en la historia, hasta los antiguos astrólogos de la Mesopotamia, mucho antes de que la astrología fuera “racionalizada” por los griegos (18). Estos astrólogos eran lectores de señales, que miraban al cielo buscando indicaciones de la voluntad de los dioses, con la misma actitud con que miraban a las entrañas y hacían sacrificios. Las técnicas adivinatorias en estas sociedades antiguas no aspiraban primordialmente a predecir el futuro, sino a invocar la guía de poderes invisibles en las acciones humanas. La iniciativa humana, vinculada a la observación ritual, era definida por los griegos como la “katarche” (que pasó al latín como “auspicio” y “augurio”), y su éxito dependía de la adecuada relación entre hombre y dios. En su continua interacción, había opciones disponibles; el destino era negociable. No podía haber un firme decreto desde lo alto; la señal aparecía, propuesta o no, y su significado dependía de la capacidad de interpretar del individuo, junto con la importancia de sus preocupaciones en el momento. En otras palabras, sólo era significativa si se reconocía como tal, no mediante una teoría o una técnica, sino a través de la percepción intuitiva de un signo (19)

A medida de que el hombre se fue alejando de los dioses, la adivinación perdió su dimensión sagrada y devino el dominio de la predicción terrenal de acontecimientos. En astrología sobrevivió hasta los primeros siglos después de Cristo, particularmente en las técnicas horarias e inaugurales, pero fue perdiendo fuerza ante la influencia de la filosofía estoica y aristotélica, que exigían una reformulación en una estructura teórica de lo que había sido una experiencia de participación. La gran ciencia de la astrología había nacido. Pero ¿sobrevivió lo que podríamos llamar la “actitud adivinatoria”, y en caso afirmativo, cómo? Por supuesto, puede encontrarse en todo el dominio de la magia y las llamadas prácticas “ocultas” que proliferaban en la era helenística, pero con la condena de la Iglesia de cualquier experiencia de lo sagrado fuera de sus propios portales, apenas si podía florecer abiertamente. Tenemos que buscar en otra parte una tradición que conservara y protegiera a la vez su núcleo vulnerable bajo un manto de investigación filosófica. Aquí no sólo se preservaba, sino que se reflejaba y se articulaba en el lenguaje del mito, la poesía, la revelación y la metafísica, para aquellos que pudieran oírla, y esta era la tradición venerada por Ficino como la Antigua Teología.

Desde muy joven, nos cuenta Ficino, sintió una gran afinidad con la filosofía platónica, más que con los que seguían y enseñaban Aristóteles, a los que consideraba “plenamente destructivos para la religión” (20). En contra de la oposición de su padre, perseveró en sus estudios platónicos, puesto que en Platón encontraba una unidad de filosofía y poesía cuyo mismo lenguaje despertaba en él una captación de lo numinoso. “Considero que el estilo de Platón es más semejante al de un divino oráculo que cualquier elocuencia humana”, exclama, “abarcador de los secretos del cielo... ora sus palabras son como un relámpago semejantes a los de un visionario, ora fluyen con gentileza, y nunca obedecen a poder humano sino a otro que es profético y divino” (21) Platón habla como un oráculo, habla desde un nivel de conocimiento que ha penetrado la misma naturaleza de la divinidad- de acuerdo con Ficino, todo el diálogo Parménides fue recibido por revelación divina (22). Pareciera que, subyacente a la rigurosa dialéctica, Ficino detectaba un contacto con una realidad espiritual que era a la vez dinámica y creativa, y que podía llevar al individuo a un proceso de purificación el cual eventualmente conduciría al conocimiento de sí mismo y de Dios.

Pero Platón no era el único que hablaba como un “oráculo sagrado”; de hecho, Ficino lo consideraba la culminación y perfección de un antiguo linaje de sabios cuyo poder de elocuencia derivaba de su vocación de filósofos-sacerdotes. En 1463, cuando Ficino se acababa de embarcar en su Opus platónico, Cosimo de Medici le presentó otro manuscrito y le pidió su inmediata traducción al latín. Era el Corpus Hermeticum de Hermes Trismegisto, que Ficino creía que era el primerísimo de los Antiguos Teólogos, que vivió en Egipto pocas generaciones después de Moisés (23). Aunque hoy sabemos que estos textos fueron compuestos en el periodo helenístico, los estudios recientes confirman su auténtico contenido egipcio, y ciertamente para Ficino y sus contemporáneos la sabiduría egipcia se consideraba la fuente de la filosofía griega (24). El Corpus Hermético trata de la iniciación espiritual mediante la toma de conciencia del individuo de su propia inmortalidad, y Ficino estaba convencido de que esta doctrina “secreta” había sido transmitida en una línea a través de Orfeo, Pitágoras y Filolao hasta el “divino Platón”, continuando luego a través de sus posteriores intérpretes Plotino, Porfirio, Jámblico y Proclo. Pero ¿qué fue lo que Ficino encontró tan importante en el modo de escribir de estos sabios? Nada menos que una combinación de “aprendizaje y agudeza de mente” y “santidad de vida y reverencia por lo divino” (25); en otras palabras, una combinación de penetración intelectual y devoción religiosa.

En la revelación de Hermes su maestro Poimandres narra un mito de creación de la Caída del Hombre en tanto se une con los poderes de la Naturaleza. Empleando la metáfora de un cosmos simbólico, aprendemos cómo el Hombre es creado por la Mente suprema o “nous”, y recibe las cualidades de los siete planetas, que gobiernan su destino en la tierra. Pero el Hombre, que comparte la esencia de la Mente, también participa de su absoluta libertad, y desea “liberarse de la circunferencia de las esferas” y llegar a conocer a su Hacedor (26). En otras palabras, tan pronto como desea vencer el destino, puedo hacerlo dándose cuenta y actuando desde la parte inmortal de su alma. Todos los hombres están gobernados por el Destino, dice Poimandres, pero aquellos conducidos por Nous (la Mente divina), no sufren como los demás (27). El hombre es un dios, sólo tiene que reconocerlo, y este mismo reconocimiento puede cambiar su relación con el destino. Este mensaje peligroso pero gozoso sería la clave para la transformación de la astrología por parte de Ficino.

De modo que cuando Ficino habla del conocimiento adivinatorio como “un don del alma” podemos ver la semejanza con la sugerencia de Hermes de que la adivinación misma es un modo de participación en el nous, de conocer como Dios conoce. Mediante “sueños y señales” tales como “aves, entrañas, inspiración y el roble sagrado” las prácticas adivinatorias parecían proporcionar un modo de saber que es a la vez temporal, en tanto el hombre observa un acontecimiento en el tiempo, y eterno, en tanto su “facultad de percepción” trasciende el tiempo y el espacio (28). En el momento adivinatorio estos dos órdenes parecen alinearse en tanto el acontecimiento físico coincide con una visión que es profundamente significativa para esa persona, en ese momento, permitiéndole “ver” en un nivel que trasciende y por ello une las categorías subjetivas y objetivas de la experiencia. Para Ficino el cultivo de esta aprehensión unificadora es la suprema tarea de la humanidad, que está ubicada de manera única como intermediaria entre las cosas temporales y eternas, y por ello “está tan cerca de dios que insinuándose en los secretos de la mente divina conoce esta obra de Dios, es decir el orden del universo” (29)

Quisiera explorar más la importancia de este modo de percepción, que Ficino expresaba en términos de una unión de Mente y Alma, puesto que es un modo que me parece totalmente ausente de los procesos conceptuales de ideas que rigen al racionalismo post Ilustración. La capacidad de ver pasado, presente y futuro como “uno” puede comprenderse ahora como el resultado de una convergencia de dos realidades diferentes, cada una con sus propias leyes. La experiencia es de suspensión del tiempo linear, cuyo movimiento se describe ahora más fielmente como circular. Como Hermes le cuenta a Asclepius, “Esta es la eternidad, entonces, que no puede comenzar a ser ni cesar de ser, que gira y gira en movimiento sempiterno bajo las leyes fijas e inmodificables de su ciclo, con sus partes que ascienden y descienden una y otra vez de modo que a medida que cambia el tiempo las mismas partes que se habían puesto vuelven a ascender” (30). Ahora, refiriéndonos específicamente a la astrología, este modo de percepción no considerará a las estrellas y planetas como agentes causales, sino más bien como símbolos que reflejan de vuelta en el alma humana su inextricable correspondencia con el cosmos, en tanto que el significado de la intuición astrológica no puede determinarse por la configuración física sino que dependerá de la capacidad, y deseo, del individuo de “sintonizar”. Ficino lo describe como incorpóreo, añadiendo “si uno presta atención a este significado, lo que uno comprende es el pensamiento de Dios que habla”. Observa que al hablar, el significado es un producto del alma, que es directo, inmediato, y no puede relacionarse a las cosas sensibles (31).

En 1484, bajo una conjunción de Saturno y Júpiter, los grandes significadores de la razón y la fe, Ficino eligió publicar sus traducciones de Platón. El mismo día de la publicación, cuenta Ficino, vino a Florencia Pico della Mirandola y le persuadió para que tradujera a Plotino. Es típico de Ficino atribuir gran importancia al simbolismo astrológico en juego entre él y Pico; “pareciera provocado divinamente”, dice “el que mientras Platón renacía, por así decirlo, Pico había nacido bajo Saturno en Acuario. De hecho, yo mismo había nacido treinta años antes bajo el mismo signo. Y así, al llegar a Florencia el día en que se ofrecía nuestro Platón, aquél viejo deseo del héroe Cosimo (de que tradujera a Plotino), que anteriormente me había sido oculto, fue inspirado divinamente en Pico y, a través de Pico, en mí” (32). Y sería en los escritos de los neoplatónicos donde Ficino encontró la justificación filosófica más elocuente para la astrología simbólica y la magia práctica, llevada a fruición en la tercera parte de su “Liber de vita” de 1489, que se titula, “De vita coelis comparanda” o “sobre la adecuación de la vida a los cielos” (33)

Ficino incluyó gran parte de su Disputatio en sus Comentarios a las Enéadas de Plotino, y es fácil ver por qué, ya que el análisis de Plotino del efecto astrológico es una clara refutación del pensamiento causal. Aquí halló Ficino confirmación de la astrología como adivinación. Al adivinar por el cielo, dice Plotino, se puede conocer la naturaleza del Todo, porque las estrellas son signos: “Podemos pensar en las estrellas como letras que perpetuamente se inscriben en el cielo”, dice, y “aquellos que saben cómo leer este tipo de escritura... pueden leer el futuro a partir de sus modelos, descubriendo su sentido mediante el uso sistemático de la analogía” (34). Y “Todo se equipara con símbolos: el hombre sabio es aquél que en cualquier cosa puede leer otra” (35). Lo que vemos comunica lo invisible; y éste es el misterio en el corazón del platonismo. Para Plotino sabio es el que hombre que se dirige a sí mismo quien, alineado con la parte superior de su alma, ha desarrollado “otro modo de ver, que todos tienen pero pocos emplean” (36). El cosmos plotiniano es un ballet, con todas sus partes interdependientes, las jerarquías del ser correspondiéndose y reflejándose unas a otras en un cósmico campo energético de “anima mundi”. Es el Alma, mediadora entre intelecto y cuerpo, la que conecta todas las cosas, mostrándose como “anzuelo” en formas materiales que naturalmente atraerán, por afinidad, al alma de los seres humanos. Como emana del supremo Uno, el alma dispone las configuraciones de las estrellas, de modo que las experiencias de la vida se anuncian, no se causan, por sus modelos -pero en tanto que la Providencia rige todo el proceso para el Bien, aquellos que se identifican con su alma material más baja no experimentarán su ley como una liberación. En vez de ello, permanecerán atrapados la fatalidad.

Esto lo reitera otro portavoz, usualmente olvidado, de la práctica de la adivinación: el neoplatónico Jámblico. Ficino parafraseó su “De mysteriis” poco después de completar el “De vita”, y fue claramente influido por los argumentos filosóficos de Jámblico sobre las prácticas rituales de la teurgia. El tratado de Jámblico sobre la naturaleza de la religión egipcia, caldea y asiria, busca penetrar en la esencia de la adivinación, en el contexto de una respuesta a la crítica del siguidor de Plotino, Porfirio. “Hay una definición correcta y un principio para todas las formas de adivinación”, dice Jámblico, “y no tiene nada que ver con adivinar irresponsablemente el futuro con cosas que carecen de previsión. Es más bien mirar desde la perspectiva de los dioses -que contienen en sí mismos los límites de todo el conocimiento de la realidad...” (37). Para este fin pueden usarse ritual y simbólicamente todos los aspectos del cosmos material e inmaterial, a fin de permitir que el alma humana se “eleve” de nuevo a la divina condición omnisiciente, de la cual una vez disfrutó, antes de su descenso al mundo material. A diferencia de Plotino, para quien el alma ya era una con los dioses, Jámblico reconocía la necesidad de que el alma encarnada empleara su misma situación de encarnación para iniciar un re-ascenso. Para esto necesitaba la ayuda de los dioses, y esta sólo estaría disponible una vez que el teúrgo se comprometiera activamente en el proceso de desprenderse de sus modos habituales y enquistados de pensamiento conceptual para ponerse en contacto con “un conocimiento innato de los dioses coexistente con nuestra misma esencia” (38). A este conocimiento innato Ficino lo traduce como “notio”, y se demora largamente en sus implicaciones (39). Lo ve como un contacto pre-eminente, intuitivo, experimentado en el nivel más profundo del ser, muy diferente de cualquier actividad mental conceptual -”razón y demostración”, como dice Jámblico (40). La conjetura, la opinión y el razonamiento lógico jamás conducirán a darse cuenta de la propia divinidad, sino más bien, es “la perfecta eficacia de obras inefables, divinamente realizadas de un modo que sobrepasa a toda inteligencia, y el poder de símbolos inexplicables, conocidos sólo por los dioses, lo que imparte la unión teúrgica” (41). Así las imágenes, las oraciones, invocaciones, talismanes -en cualquier uso ritual apropiado para la condición particular del individuo, pueden todos ellos contribuir al proceso de re alinear su alma. Es importante entender que la adivinación no se origina en las energías usadas en la vida diaria, o en construcciones humanas o en la ingenuidad. Más bien la devoción, intención y deseo del operador permite que un poder superior “perfeccione” el ritual y le imparta su autoridad. En otras palabras, los seres humanas pueden participar de la Revelación Divina a través de sus propios esfuerzos. No tiene sentido, dice Jámblico a su crítico Porfirio, intentar entender estas cosas desde una perspectiva humana - porque aún sostener que “ha de garantizarse que hay Dioses” inmediatamente lo aleja a uno de ellos (42). La teurgia se aleja de la “energetización intelectual” de la discusión dialéctica y del supuesto de que la adivinación puede analizarse teóricamente, hacia un acto creativo de participación. La astrología, para Jámblico, deviene tal acto, un acto de volverse consciente de las fuerzas cósmicas operando en los niveles inferiores del ser, “sometidos a la fatalidad”. Pues sólo entonces puede la libre voluntad, alineada con la divina providencia, comprender la esencial bondad e integridad de todos los poderes celestiales y liberarse de la identificación con el límite, la pasión y el miedo. Cuando hayamos logrado esta condición, sugiere Jámblico que la “enumeración de cánones” y el “arte de la adivinación” ya no se requerirán -los rituales, las técnicas, las imágenes pueden dejarse atrás (43)

Pero la mayoría de la gente no ha alcanzado este estadio, y pareciera que con esto en mente Ficino nos presenta en “de vita coelitus comparanda” los primeros pasos en el cultivo de la “notio” -implícita en un sistema plenamente elaborado de magia “natural” (44). Usando el cosmos animado de Plotino como una estructura filosófica, y remitiéndose a fuentes herméticas, pitagóricas, platónicas, árabes y cristianas, Ficino afirma que hay una manera de lograr el equilibrio físico y psicológico usando habilidades técnicas (sean médicas, astrológicas o musicales) para reconocer y contactar con los poderes ocultos pero naturales del universo, desde minerales a las estrellas, hasta los movimiento inmateriales de la Mente. En la magia de Ficino, esto puede hacerse confiando en la imaginación como órgano de percepción del alma. Ficino en tanto que cristiano, anda con cuidado -la adivinación de Jámblico ha devenido ahora magia natural, los dioses son espíritus planetarios; pero sus dones son “capturados” por los mismos procesos teúrgicos de resonancia simpática con el espíritu humano refinado (podemos advertir que Ficino sugiere, pero no se atreve a afirmar, que “dones más elevados” pueden también descender de la Mente Divina misma) (45).
El mago, dice Ficino, es aquél que usa su conocimiento de las correspondencias astrológicas para confeccionar un remedio, una imagen o cantar una invocación en un momento particular en que el cosmos se alinea con la actividad; de hecho, dice, “una acción material, un movimiento o un acontecimiento no obtienen plena o perfecta eficacia a menos que la armonía celestial la conduzca desde todos los lados” (46). Mediante el ritual apropiado, el espíritu humano se alinea con el espíritu planetario y entonces natural y automáticamente recibe los dones de ese planeta en tanto vibran en simpatía, como dos cuerdas de un laúd. Esto no es el resultado de invocar o adorar demonios, sino de la purificación espiritual. “Cuando en la hora astrológica adecuada” dice Ficino “ declamas en voz alta cantando y jugando de las maneras que hemos especificado para los cuatro dioses, parecen estar a punto de responderte como un eco o una cuerda de laúd que tiembla ante la vibración de otra que ha sido sintonizada semejantemente” (47). El mago sabe preparar un vehículo material como “anzuelo” para “sintonizar” con los poderes ocultos del cosmos, ya sea cincelando una imagen, mezclando una poción o afinando el sonido; y como el adivino, hace ésto con el expreso propósito de conocer la parte que ha de desempeñar en la creación. También como el adivino, el contenedor ritual debe perfeccionarse antes de que acaezca el alineamiento. Así, la estructura astrológica de Ficino es específica y sus instrucciones técnicas -no sólo se debe estudiar la naturaleza de los planetas, sino poder calcular sus movimientos y observar sus configuraciones. Pero apropiarse activamente del significado de un planeta o estrella como imagen simbólica -esto es, percibirlo como una presencia dinámica- requiere algo más, y al igual que Jámblico, Ficino continuamente remite al lector a los medios por los cuales puede experimentar una profundización de su percepción: de hecho, mediante un acto deliberado de elección, seguido por la enfoque del deseo:
“Mediante una aplicación de nuestro espíritu al espíritu del cosmos, logrado tanto por conocimiento físico (artem physicam) como por nuestra emoción (affectum), los dioses celestiales pasan a nuestra alma y cuerpo. Esto ocurre desde aquí abajo a través de nuestro espíritu en nosotros, el cual es un mediador, fortalecido así por el espíritu del cosmos, y desde arriba mediante los rayos de las estrellas actuando favorablemente en nuestro espíritu, que no sólo es similar por naturaleza a los rayos sino que también se vuelve más como las cosas celestes” (48)

No hay área de la vida que no pueda enriquecerse no sólo reconociendo sino también actuando en congruencia con los movimientos continuos de los cielos, si se desea, y la misma palabra deseo, del latín “de-sidere” (“de la estrella”) evoca una conexión inextricable entre el anhelo humano y el cosmos (49)

Es desde esta base que Ficino fue capaz de mirar su propio horóscopo y transformar efectivamente su interpretación tradicional. El planeta maléfico Saturno, colocado sobre su Ascendente, indicaría normalmente, nos dice, una vida “brutal, agobiada con el extremo de la miseria” (50). Pero el dios Saturno, aspirando al reino inteligible del conocimiento divino, prometería algo muy diferente. Ha “asumido el control de las cosas que trascienden lo físico” y es propicio a aquellos que han dejado de lado una vida ordinaria, mundana, prefiriendo un recogimiento contemplativo de asuntos divinos (51). En otras palabras, la experiencia de Saturno dependería del correspondiente nivel de identificación del individuo con la materia. Mientras más se libere de lo literal, menos estará el alma limitada por definiciones. Paradójicamente, Ficino descubrió que entrando en las profundidades de su melancolía, comenzaba a transformarse en algo más. Debía ser así, porque la libertad humana de voluntad e iniciativa, para los platónicos, significaba seguir el propio destino voluntariamente -permitiendo que los dioses anuncien su verdadera naturaleza. Como escribió Ficino a Giovanni Cavalcanti “¿qué he de hacer? Buscaré un cambio; o bien diré que una naturaleza de este tipo no proviene de Saturno, o, si fuera necesario que provenga de Saturno, diré que esta naturaleza misma es un don único y divino” (52).

Creo que podemos comenzar a darnos cuenta de que lo que entendemos por un enfoque “científico” tiene muy poco que ver con la visión unificadora de la imaginación creativa de Ficino. “Scientia”, para la mente pre-moderna, no puede divorciarse del estudio de las últimas verdades metafísicas, y así sólo puede ser una preparación para la unión mística. En este sentido, el “magus” es un científico, en tanto investiga las leyes ocultas del cosmos, aprehende las correspondencias entre todas las cosas, y busca entender el mundo desde la perspectiva del Creador mismo. Pero también es un adivino, en tanto hace esto a través de la acción, perfeccionando las técnicas y rituales que puedan conducirle al nivel más profundo de intuición requerido para cosechar dones divinos. Muy temprano en su carrera Ficino asoció juguetonamente el canto de un Himno Órfico al Cosmos con el don o beneficio de su patrono Cosimo, y esto es sólo un ejemplo entre varios de su capacidad natural para “leer los signos” y encontrar un sentido significativo en la coincidencia de los acontecimientos (53).

La astrología para Ficino sólo podía justificarse si se usaba de esta manera, si su trama de técnicas y la realidad física de sus símbolos proporcionaban el “contenedor” ritual para que el alma humana se libere de las limitaciones de una conciencia material, y comience a conocerse como una imagen de Dios. Entonces la astrología está al servicio de la filosofía, y deviene en verdad para Ficino la actividad primaria de su Academia Platónica. En el santuario más íntimo de la Academia, dice, “los filósofos llegarán a conocer su Saturno, contemplando los secretos de los cielos” (54). La astrología, para Ficino, es en verdad una metáfora poética -pero se ha transformado de endeble superstición de los “mezquinos ogros” condenada en la Disputatio en vehículo para la profundización de la conciencia humana. En ninguna parte se ilustra mejor que en una de sus últimas obras, el Liber de sole (55), donde los niveles de realidad literal y simbólica son puestos juntos en una conjunción triunfal de astronomía y astrología, filosofía y poesía, lo divino y lo humano, a fin de producir una captación verdaderamente angélica de la unidad. El científico y el adivino son uno.


Referencias

[1]  Supplementum Ficinianum, ed. P.O. Kristeller, 2 vols. (Florence, 1949), vol. 2, pp.11-76 [de ahora en adelante, Supp. Fic.]; Ver también The Letters of Marsilio Ficino, trad. School of Economic Science, vol.3 (London, 1981), pp.63-64, 75-77 [a partir de ahora, Letters].

[2]  Supp. Fic. p.43; también p. 68 donde Ficino repite 'astrología non est scientia'.

[3]  Ibid., p.37.

[4]  Ibid., p.34.

[5]  Ver Letters, vol. 5 (London, 1994), pp.15-19: 'aplicándonos a la astrología, consideramos cuidadosamente la última conjunción de Saturno y Marte en Virgo, y la próxima. También consideramos la próxima entrada del Sol en Aries y los comienzos de los cuartos de todo el año. Además consideramos los eclipses de la Luna en Acuario, así como los futuros eclipses del Sol en Leo y otros eclipses del año siguiente. Finalmente, consideramos las combinaciones discordantes de Marte y Júpiter, junto con mucho más”.' (p.15).

[6]  Ver por ejemplo Letters, vol.1 (London, 1975), pp.196-8; vol.2 (London, 1978), pp.15-16,30, 31-2, 33-4; vol.3 pp.32-48, 50-51; vol.4 (London, 1988), pp.60-3.

[7]  M. Ficino, Opera omnia (Basle, 1576), p.958 [a partir de ahora, Op.om.].

[8]  Ver D.P. Walker, 'Marsilio Ficino and Astrology', Marsilio Ficino e il Ritorno di Platone, 2 vols. ed. G. Garfagnini (Florence, 1986), pp.341-2; C.Kaske, 'Ficino's shifting attitude towards astrology in the De vita coelitus comparanda, la Carta a Poliziano, y la Apologia a los Cardinales', Marsilio Ficino e il Ritorni de Platone, pp.372, ref.2; 376; L.Thorndike, 'Ficino the Philosophaster', History of Magic and Experimental Science, 8 vols. (New York, 1923-58), vol.IV, p.572; J.Hankins, Plato in the Italian Renaissance (Leiden & New York, 1991), p.282. Para una consideración más equilibrada de las ideas astrológicas de Ficino, ver M. Bullard, 'The Inward Zodiac: A Development in Ficino's Thought on Astrology', Renaissance Quarterly, no. 42, 1990, pp.687-708.

[9]  Ver la carta de Ficino “Comparación Órfica del Sol con Dios”, Letters, vol.5, pp.44-7; M.Allen, 'Marsilio Ficino on Plato's Pythagorean Eye', Plato's Third Eye (Aldershot , 1995), VII, pp.171-82.

[10]  Claudius Ptolemeo, Tetrabiblos, ed. G.P.Goold (Cambridge, Mass.1980) I.2 Ver también G. Cornelius, The Moment of Astrology: Origins in Divination (Harmondsworth, 1994), ch.5, pp.86-105.

[11]  Ver Santo Tomás de Aquino, Summa theologiae, II.2, 'Si la Adivinación es un Pecado', cuestión 95, artículos 1,3,5.

[12]  San Agustín de Hipona, De Genesi ad litteram, ii.17, citado en Sto. Tomás de Aquino, S.T., II.2, cuestión 95, art.5.

[13]  Letters, vol.3, pp.48-9

[14]  Ibid., pp.75-6.

[15]  Supp.Fic., II, p.49.

[16]  M. Ficino, Op.om., p.1626.

[17]  Sobre las estrellas como signos en lugar de causas, ver la carta de Ficino al Duque de Urbino, 'La Ley Divina no puede ser hecha por el cielo, pero acaso puede estar indicada por él”, Letters, vol.6 (London, 1999), pp.23-31.

[18] Por supuesto, es una gran simplificación hacer una distinción histórica entre modos de la práctica astrológica en el mundo antiguo, pero en términos generales es justo decir que la astrología oficial comienzó a moverse en una dirección diferente bajo la influencia de la Academia Griega.

[19]  Ver G.Cornelius, The Moment of Astrology, ch.7, pp.135-152, sobre la naturaleza del augurio y la katarche.

[20]  Op.om., p.1537; sobre Ficino como platónico desde su juventud, ver A. Poliziano, Letters, vol.1, p.55.; sobre las objeciones de Ficino a la escolástica en general, ver J. Hankins, Plato in the Italian Renaissance (Leiden & New York,1991), pp.271-8.

[21]  Op.om., p.1129.

[22]  Sobre la interpretación de Ficino del Parmenides como un texto sagrado, ver M. Allen, 'The Second Ficino-Pico Controversy' in Plato's Third Eye (Aldershot, 1995), X, pp.444-8; J. Hankins, p.356.

[23]  La traducción latina de Ficino del Corpus Hermeticum in Op.om., pp.1836-57 [de aquí en adelante C.H.]. En el Prefacio Ficino da la genealogía de la Teología Antigua como Hermes Trismegisto, Orfeo, Aglaofemo, Pitágoras, Filolao, Platón . Más tarde quitaría a Filolao y añadiría a Zoroastro antes de Hermes en el Coentario sobre el Filebo de 1469, 1,17 y 26). Acerca de los orígenes y el significado de la genealogía, ver M. Allen, Synoptic Art (Florence, 1998), pp.24-32.

[24]  Michael Allen señala que Ficino 'acreditó plenamente la antigua tradición biográfica de que Platón deliberadamente había viajado a Egipto a fin de sentarse a los pies de los sacerdotes cuya sabiduría provenía de Hermes' (M. Allen, 'Marsilio Ficino, Hermes Trismegistus and the Corpus Hermeticum' in Plato's Third Eye, XII, pp.38-9). Sobre los elementos egipcios en el C.H. ver P. Kingsley, 'Poimandres: The Etymology of the name and the origins of the Hermetica', Journal of the Warburg and Courtauld Institutes, no.56, 1-24.

[25]  Ficino, Prefacio al C.H., traducido por B. Copenhaver, Hermetica (Cambridge, 1992), p.xlviii.

[26]  C.H., I.13, traducido por C. Salaman, D. van Oyen, W. Wharton, The Way of Hermes (London, 1999).

[27]  Ibid., I.22-23.

[28]  Ibid., XII.19.

[29]  Ficino, Theologica Platonica, ed. R. Marcel (Paris, 1964), vol.II, p.276. Traducido en C. Trinkaus, In our Image and Likeness (London, 1970), vol.II, p.496.

[30]  Asclepius, 40 (translated B. Copenhaver, Hermetica).

[31]  Op.om., pp.234-5. Ver P. Moffit Watts, 'Pseudo-Dionysius the Areopagite and three Renaissance Neoplatonists Cusanus, Ficino,and Pico on Mind and Cosmos', Supplementum Festivum: Studies in Honour of P.O. Kristeller, ed.J. Hankins, (Binghamton, New York, 1987), pp.279-98.

[32]  Ficino, Prefacio al Comentario sobre Plotino, Op.om., p.1537 (traducción no publicada anteriormente, por la School of Economic Science).

[33]  Traducido C. Kaske and J. Clark, Ficino, Three Books on Life (Binghamton, 1989).

[34]  Plotino, Enéadas, II.3.7, trad. S. MacKenna (London, 1962).

[35]  Ibid., II.3.7.

[36]  Ibid., I.6.8. trad-. A.H. Armstrong, Plotinus (Cambridge, Mass. 1981) vol.1.

[37]  Jámblico, On the Mysteries, 101,15-21 [de aquí en adelante D.M.]; esta cita traducida por G. Shaw, Theurgy and the Soul: The Neoplatonism of Iamblichus (Pennsylvania Univ. Press, 1995), p.233.

[38]  Jámblico, D.M., 7,13-14, traducido por Thomas Taylor, Iamblichus on the Mysteries of the Egyptians, Assyrians, Chaldaeans (1818, reimpresión Frome, Somerset 1999)

[39]  Ver A. Voss 'On the Knowledge of Divine Things: Ficino's Concept of Notio: Divinatory versus 'Scientific' Astrology', Sphinx: A Journal for Archetypal Psychology and the Arts, vol.6, 1994, pp.149-72. La versión de Ficino de D. M. se encuentra en Op.om., pp.1873-1908.

[40]  D.M., 7,13-15.

[41]  Ibid., 96,15-18. Ver también G. Shaw, ch. 7, 'The Constraints of Embodiment', pp.81-7, and ch.14, 'Ritual as Cosmogony', pp.153-61.

[42]  Ibid., 7,12-13. El tratado de Jámblico fue escrito en respuesta a la carta de Porfirio cuestionando la legitimidad y eficacia de las prácticas teúrgicas.

[43]  Ibid., 97,4; 276,14-17.

[44]  Traducido como 'On Obtaining Life from the Heavens' in C.Kaske and J. Clark, pp.242-393.

[45]  'A veces puede ocurrir que cuando traes las razones seminales para que generen en formas, pueden también descender dones más elevadas, puesto que las razones en el Anima Mundi están unidas a las formas intelectuales en ella y mediante éstas a las Ideas de la Mente Divina', ibid., 3.XXVI, p.391.

[46]  Ibid., 3.XII, p.305.

[47]  Ibid., 3.XXI, p.361.

[48]  Ibid., 3.II, p.255.

[49]  Por ejemplo Ficino dice: 'Si se usa una medicina adecuadamente preparada, y se desea vehemente ser ayudado por ella y se cree contodo el corazón y se espera con toda la fortaleza, seguramente obtendrá mucha más ayuda de ella.', ibid., 3.XX, p.353.

[50]  Ibid., 3.II, p.251.

[51]  Ibid., 3.XXII, p.365.

[52]  Letters, vol. 2, p.34.

[53]  Sup.Fic., II, pp.87-8.

[54]  Ficino, Proemium to Commentaries on Plato, Op.om., p.1130 (traducción no publicada de School of Economic Science).

[55]  Op.om., pp.965-75, traducida por G. Cornelius, D. Costello, G. Tobyn, A. Voss & V. Wells, in Sphinx, 6, pp.124-148.