La promulgación por el rey Felipe II en 1584 de la Pragmática sobre los diez
días del año inauguraba en los reinos de las Españas el uso del calendario grego-
riano que acababa de ser adoptado por la Iglesia para el conjunto de la cristian-
dad. En efecto, dos años antes, el 24 de febrero de 1582, el papa Gregorio XIII de-
cidía finalmente, a través de la bula Inter Gravissimas, un nuevo sistema de medición
del tiempo largamente perseguido que habría de sustituir al viejo calendario juliano.
A través del procedimiento de la supresión de diez días del año 1582, de modo que
el 4 de octubre debería ser seguido de forma inmediata por el 15 del mismo mes, se
alumbraba nada menos que el «calendario perfecto», que, a pesar de sus pequeños
desajustes astronómicos, habría de permanecer en vigor hasta el presente.
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