lunes, 24 de septiembre de 2018

La parábola de la rana hervida.










"LA PARÁBOLA DE LA RANA HERVIDA"

Quizá alguno de vosotros conozca la parábola de la rana hervida. Dice así:



"Si ponemos una rana en una olla de agua hirviente, inmediatamente intentará salir. Pero si ponemos la rana en agua a la temperatura ambiente, y no la asustamos, se queda tranquila. Cuando la temperatura se eleva de 21 a 26 grados, la rana no hace nada, e incluso parece pasarlo bien. A medida que la temperatura aumenta, la rana está cada vez más aturdida, y finalmente no está en condiciones de salir de la olla.
Aunque nada se lo impide, .................¡la rana se queda allí y se cocina.! ¿Por qué?

Pues parece ser que  su aparato interno para detectar amenazas a la supervivencia está preparado para cambios repentinos en el medio ambiente, no para cambios lentos y graduales, por lo que no llega a percibir los cambios de temperatura.


Quizá esto nos parezca increible, y cualquiera de nosotros dirá que a él esto no le puede pasar. Y ciertamente, lo más problable es que en un corto período de tiempo seamos capaces de notar estos cambios bruscos que nos llevan al dolor y que rápidamente reaccionemos para intentar librarnos de él y volver a la situación inicial. Pero..... ¿y si pensamos en lo que nos ocurre en nuestras vidas a lo largo de los años? ¿no os parece que nos pasa algo parecido en muchos ámbitos de nuestra vida? A bote pronto, se me ocurre que mucha gente, de repente, se ha hecho preguntas como las siguientes:

-¿qué ha sido del amor por mi pareja, como es que ahora no nos soportamos?
-¿qué ha sido de la ilusión y motivación que tenía cuando empecé en este trabajo?
-¿ cuándo se han hecho mis hijos mayores de repente? o ¿cuándo he perdido su confianza y  hemos empezado a distanciarnos?
-¿qué ha sido de mi salud? ¿Cómo he ganado tanto peso?, ¿cómo puedo tener el colesterol tan alto?, ¡qué mayor me veo de repente!.

Todas estas frases y preguntas ya no parecen tan extrañas y seguro que las hemos escuchado (o dicho) algunas veces o conocemos a personas que las podrían haber pronunciado. Y es que los cambios graduales, pequeños pero continuos, tienden a pasar desapercibidos, provocando graves consecuencias en nuestras vidas. Efectivamente, como le pasa a la rana de la Parábola,  no somos capaces de notar como cada día nos desviamos un poco más del camino que nos hubiera gustado llevar, y lo que es más trágico, al no notarlo, no hacemos nada para remediarlo!

 Además, las causas han pasado despercibidas y ya no somos capaces de recordar donde se ha empezado a torcer todo ni como se podía haber solucionado. Para los que habéis leido las anteriores entadas, os será fácil entender de lo que hablo recordando el "efecto mariposa", como con una pequeña desviación inicial se puede llegar a un punto final muy distinto del deseado (recordemos también el incrible efecto de la retroalimentación sobre un insignificante grano de arroz).

El problema de esto es que no hemos incorporado a nuestras vidas el hábito consciente de la "supervisión", es decir, rara vez nos preguntamos, ¿dónde estoy?, ¿es aquí donde quiero estar? ¿cómo he llegado hasta aquí? ¿debería estar haciendo otras cosas?, , preguntas que nos podemos hacer para cualquier ámbito de nuestra vida.  Simplemente, nos dejamos llevar, y al no practicar la supervisión, solamente notamos aquellos cambios más bruscos que nos hacen sentir incómodos. En cambio, los pequeños cambios que producen grandes consecuencias sólo son notados demasiado tarde, cuando ya es difícil reaccionar. Y es que además, con el paso del tiempo, tenderemos a responsabilizar de lo que pasa a un montón de circunstancias externas, pero nunca nos daremos cuenta de que tuvimos en nuestras manos el haber actuado para que "todo fuera diferente" y que con un pequeño cambio nuestra vida quizá fuera muy distinta.

Pero, ¿qué hace falta para practicar la supervisión?. Pues como mínimo, saber a donde queremos llegar, preguntarnos... dentro de unos años, ¿como quiero que sea mi vida en pareja?, ¿cómo quiero que sea mi salud a los cuarenta? o ¿cómo quiero que sea mi relación con mi hijo cuando éste tenga dieciocho años?. La supervisión significa comparar lo que ocurre con lo que nos gustaría que estuviese ocurriendo, así que será necesario clarificar cuál es nuestra visión de futuro sobre los ámbitos importantes de nuestra vida. 
Lo siguiente en preguntarse es ¿dónde estoy actualmente?. Esta pregunta será necesaria para marcar el camino posterior. No podemos trazar un rumbo en nuestras vidas sino sabemos de donde partimos y donde queremos llegar. Sólo cuando hayamos respondido a estas preguntas podremos pensar en si estamos haciendo lo correcto o necesitamos cambiar las cosas. ¡Y ojo!, no estoy hablando sólo de conseguir grandes éxitos y objetivos profesionales; esto es aplicable a las pequeñas cosas que de verdad importan (la salud, la relación de pareja, la educación de nuestros hijos, la relación con nuestros amigos y familiares, etc).

Un ejercicio útil para coseguir esto sería escoger aquellos ámbitos importantes en nuestras vidas y preguntarnos ¿dentro de diez años, como me gustaría que fuese mi vida en este ámbito?, y también ¿si sigo haciendo lo mismo que ahora, donde estaré dentro de diez años?. La primera pregunta nos dirá a donde nos gustaría llegar, y con la segunda, podremos comprobar la desviación que se producirá si no cambiamos de comportamientos.  Esta segunda pregunta es muy útil, ya que en el corto plazo no podemos observar las consecuencias negativas de nuestro comportamiento, pero si hacemos una extensión de éste a varios años vista, las desviaciones (y por tanto el posible dolor) serán más evidentes.
 Como podéis observar, es fundamental desplazar nuestra atención al largo plazo. Como los cambios son pequeños, pero granduales y continuos, es necesario utilizar una visión amplia y habituarse a pensar como las cosas han cambiado en el último año, en los últimos cinco años, o en los últimos diez años; pero a la vez, es fundamental aplicar la supevisión al corto plazo, para asegurarnos de que no se están produciendo las pequeñas desviaciones, que de pasar desapercibidas, producirán graves consecuencias en nuestra vida.
Si tenemos clara la necesidad de hacernos estas preguntas, ya hemos cumplido con la primera condición para tener una vida más satisfactoria. La segunda sería acertar con la pregunta....Y ahora ¿cómo hago para llegar hasta allí?

Pero esa, queridos amigos,.......... es ya otra historia.


http://todopuedeserdiferente.blogspot.com/2011/04/la-parabola-de-la-rana-hervida.html



No hay comentarios:

Publicar un comentario