El 20 de octubre de 1633, los miembros del Santo Oficio de Murcia votaron que
se presentara ante ellos el médico don Ginés Botía, natural y vecino de Muía, pues
dos calificadores del tribunal habían estudiado las deposiciones de seis testigos y varias
pruebas y habían concluido que el doctor era posible reo de la Inquisición "por adivinación supersticiosa que argüia pacto con el Demonio y escandalosa por la publicidad..." .
El cielo se debió de derrumbar sobre la cabeza del denunciado, quien pertenecía a
una de las más importantes familias de la villa. Efectivamente, era el suyo un linaje
que se enorgullecía de hundir sus raíces en las tierras de Muía desde los tiempos de
la conquista de la plaza fuerte por las tropas de Femando III, comandadas por su hijo
Alfonso, futuro Rey Sabio, allá por el año 1244.
El encausado tenía en ese momento 61 años de edad, ya que había nacido en
1572, siendo acreedor de diversos achaques. Su nombre completo era Ginés Botía-
Peñalver y García de la Ballesta y estaba casado desde 1597 con doña Elena Pintor,
con la que había tenido tres hijos que, a esas alturas de la vida, le habían dado nietos.
Fallecería en 1637, dejando en su testamento numerosas mandas y la ejecución de
400 misas por él, 30 por las ánimas del Purgatorio y 20 por las de sus padres.


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