A raíz de varios libros que estoy 
leyendo, me ha venido de nuevo a la mente lo difícil que se nos hace 
entender el progreso evolutivo que seguimos como conciencias cuando 
tratamos de buscar información más allá de nuestro propio plano de 
existencia y del inmediatamente superior, el plano astral. La realidad 
es que somos muy “poca cosa” y que existen múltiples densidades por 
debajo y por encima nuestro, que en algún momento, parece ser, 
recorreremos antes de volver a “fundirnos” con la energía del “todo” del
 cual, en algún otro momento, salimos.
Clasificación por octavas
Los niveles evolutivos y de “conciencia”
 funcionan por octavas, como las notas musicales. Cada octava 
“dimensional” son 8 densidades, a través de los cuales nuestro Yo 
Superior adquiere sus experiencias y lecciones. En estos momentos, 
estamos en la tercera densidad de una octava X (he intentado ponerle un 
número y no ha habido forma de saber como hacerlo). Es decir, el 
tiempo/espacio/nivel frecuencial en el que existimos como conciencias 
está delimitado en grupos de 8 niveles, en el cual nuestro Yo Superior 
(y el de todos aquellos que encarnan físicamente) se encuentra en lo que
 llamamos tercera densidad, en una sub-densidad que va desde la  3.5 a 
la 3.8, proyectándose a la 3.3 como parte física encarnada. Lo que 
conocemos como el plano astral, no es otra cosa que lo que podriamos 
llamar la cuarta sub-densidad de la tercera densidad en la que estamos 
(3.4).
Existen muchas octavas por debajo 
nuestro, y muchas por encima. No podemos acceder a las octavas 
superiores porque a nivel frecuencial (evolutivo) no hemos adquirido aún
 las propiedades para hacerlo, pero si que podemos acceder a octavas 
inferiores (al menos mi Yo Superior dice que si que podría). Eso 
significa que en realidad, cuando alguien nos dice que tal alma, 
conciencia o ser proviene de la novena o decima densidad, en realidad 
está hablando que se encuentra en otra octava, en la primera o segunda 
densidad de una octava superior a la nuestra.
Algunos ejemplos
Cuando leí esto mismo en uno de los 
libros de Robert Monroe no entendí nada, y es que resulta que en uno de 
sus cientos de viajes astrales se “encontró” y se “hizo amigo” de un 
ser, denominado Miramon, que recientemente se terminaba de graduar de la
 octava densidad y descubría, para su sorpresa (según el libro) un nuevo
 ciclo de otras 8 densidades en las cuales continuar su evolución), 
puesto que le estaba permitido descender de nuevo a aquellos planos por 
los que ya había pasado, tuvo la “oportunidad” de comentarlo con Monroe.
 También en La Flor de la Vida, de Drunvalo Melchizedek, hablaba de las 
diferentes octavas que existen y de como vamos avanzado por cada 
densidad hasta que salimos de una octava completa para iniciar un nuevo 
periplo en una octava de existencia superior. Por último, Ra, el grupo 
de conciencia de Yo Superiores que se auto-proclaman de sexta densidad, 
hablan de no conocer mas que los conceptos de esta octava, pues aun no 
han alcanzado el final de este nivel en particular y no pueden “hablar” 
de lo que les espera tras su paso por nuestra octava densidad y traspaso
 a la siguiente octava. Básicamente ahora todo me cuadra mas y lo he 
podido “comprobar” con el “conocimiento” limitado de mi propio Yo 
Superior y los registros, algo que aún sigue siendo muy limitado desde 
nuestro propio nivel.
En todo caso, sabed que estamos dentro 
de una “escala musical” evolutiva, en la cual hay siete “notas”, 
actualmente viviendo en el “MI”, y que cuando lleguemos de nuevo al 
siguiente “DO” iniciaremos otro camino en otra escala. Otra forma de ver
 y entender el universo y lo que somos, en nuestra propia limitación, 
claro está.
 
 
 
 
 
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